ESPECTáCULOS › UNA RECORRIDA POR LOS STANDS Y LAS OFERTAS, CON LA OPINION DE EXPOSITORES Y PUBLICO

La feria de la devaluación y los combos

La vigésima octava edición de la Feria del Libro, un espacio cultural clásico de Buenos Aires, siente el peso de la crisis: pocos ejemplares mantienen sus precios de la era de la convertibilidad y otros aumentaron demasiado. Sin embargo, siempre aparecen las sorpresas entre las ofertas.

 Por Silvina Friera

La sensación de que la Feria es “casi un palacio entre ruinas”, según una definición del presidente de la fundación El libro, Hugo Levín, es compartida por la mayoría de los 1300 expositores. La presencia de Joan Manuel Serrat y Roberto Fontanarrosa durante la inauguración arrimó un poco más de público que, después de escucharlos, se lanzó a recorrer los stands en busca de alguna oferta. Claro que algunos precios espantan y otros son los esperados, pero siempre aparecen gratas sorpresas. Esdenka Sandoval, encargada de la Crujía, especializada en libros de comunicación, asegura que el aumento promedio respecto de diciembre es del 30 por ciento. “Tengo esperanza de que la actividad repunte la próxima semana. Pero veo menos gente que el año pasado. La entrada de 2 pesos, que para una persona no es mucho, para una familia tipo resulta inaccesible”, le dijo Sandoval a Página/12. El primer día (el jueves) en la Crujía se vendieron 14 libros, con una recaudación cercana a los 200 pesos. “La Feria es un lugar de intercambio, hay que estar para darse a conocer y difundir el material que editamos. Ojalá quedemos en cero, sin pérdidas, porque el esfuerzo y la movida que estamos haciendo es descomunal”, se queja la encargada.
Wanda Tischler, de 70 años, sostiene que el año pasado había más libros y los precios eran más accesibles. Aunque ya es abuela, tiene una hija que está embarazada a la que le compró un libro: Juego para dar a luz y acunar. “Seguramente voy a volver para recorrerla mejor y comprarme un libro para mí”, cuenta Wanda, confesa lectora de las novelas de Isabel Allende. Marcelo Martínez, de Alfaguara, pronostica una feria triste: “El que compre un libro lo hará porque le gusta mucho y puede”. Las ediciones de bolsillo “Punto de lectura”, que cuestan entre 8 y 12 pesos, ofrecen más de 150 títulos, entre los que se destacan: Rayuela, de Julio Cortázar (12 pesos), La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa (11 pesos), Todos los nombres, de José Saramago (10 pesos), El albergue de las mujeres tristes, de Marcela Serrano (10 pesos), entre otros. En el stand de Fondo de Cultura Económica (F.C.E), Horacio Zabaljáuregui, jefe de ventas, coincide en que se nota la ausencia de público. “Por experiencia, uno sabe que recién en el segundo fin de semana se puede tener una idea aproximada del pulso que tomará la Feria”, señala. Con cautela, Zabaljáuregui aclara que el grueso de las expectativas de ventas del F.C.E están concentradas en las ofertas. “El libro importado aumentó tres veces, ajustando el costo a la cotización del dólar”, precisa.
De Kafka a Kafka, de Maurice Blanchot (3 pesos), La religión en los Estados Unidos, de Harold Bloom (7 pesos), La forma sonora de la lengua, de Roman Jakobson (5 pesos), El toro de Minos, de Leonard Cottrell (5 pesos), son algunos de los caballitos de batalla del grupo. Para Adela Castronovo, de Ediciones Colihue, las expectativas son buenas. “A diferencia de otras editoriales, nosotros decidimos mantener los mismos precios del año pasado. No aumentamos, ni remarcamos ningún libro”. La clásica colección infantil de Colihue, “Pajarito remendado” (2,50 cada libro), tiene una amplia gama de autores que van del poeta y titiritero Javier Villafañe (El juego del gallo ciego), a Graciela Montes (El cero de los perfectos y La familia de la soga). En otra de las colecciones para chicos, “Libro del malabarista” (a 4,50 cada ejemplar), se destaca La torre de cubos, de Laura Devetach, libro de cuentos que fue prohibido por la dictadura. Aunque seguramente, uno de los aciertos más notables de las novedades de Colihue es En lo más implacable de la noche, de la entrañable poetisa uruguaya Idea Vilariño.
María Celia Barberón no puede ocultar la fascinación que siente cuando se sumerge en los laberintos de pabellones, stands y libros. “Me quiero llevar todo, lástima que no tengo plata y que algunos libros están muy caros”, se lamenta. Y agrega: “Aunque veo poca gente, a pesar de la crisisy el ajuste, la organización me parece muy buena”. Entre los libros accesibles, la distribuidora Basilisco presenta la posibilidad de comprar uno por 3 pesos (o dos por 5). Retrato de un libertino, de Antonio Escohotado (quizás el libro más literario de este filósofo español que sembró polémica por sus apariciones en el programa de Chiche Gelblung), Imperio, de Gore Vidal; Un soplo en el río, del mexicano Héctor Aguilar Camín; Juntacadáveres, de Juan Carlos Onetti, son algunas de las opciones para armar el combo de la promoción. Además, como parte de la oferta está La calle de Valverde, de Max Aub, escritor parisino que publicó por primera vez este libro en México en 1961, y al que la crítica definió como un “amable pastiche galdosiano”, reflejando la vida cotidiana en Madrid durante la época de Primo de Rivera. También figura Animales domésticos, de Guillermo Saccomano, que adquiere una relevancia inusitada para el momento argentino: recorre las pequeñas agonías de las clases medias.
En el mismo stand, aunque algo más cara, resulta atractiva otra propuesta: un libro 5 pesos (3 por 12). Hay varios de Borges (Historia Universal de la Infamia, El informe de Brodie, El libro de arena) y dos de los mejores de Hermann Hesse: Demian y El lobo estepario. La fundación Borges es uno de los sitios preferidos por docentes y alumnos que visitan la feria. Armanda Ortega, encargada del stand, está orgullosa de la edición facsímil de El Aleph, que se expone en una de las vitrinas. La letra manuscrita de Borges parece ilegible por lo diminuta. “Es de 1949 y Borges lo escribió cuando se estaba quedando ciego”, aclara. Más acá en el tiempo y realidad, quienes quieran comprender la situación venezolana pueden comprar La revolución bolivariana, Conversaciones con Hugo Chávez, de Luis Bilbao, analista y periodista del mensuario Le Monde Diplomatique, a 5 pesos (en el stand de Capital Intelectual). Quizás, acostumbrados a la feroz remarcación en los precios de otros productos, como los alimentos de la canasta familiar, Gustavo Centurión y su novia María Lidia Campo se sorprendieron. “Pensé encontrar precios mucho más caros”, desliza María Lidia.
Aunque resulte extraño, todavía se puede comprar libros por un peso. En la sección “Todo por un peso” del Grupo Editor Altamira (GEA) hay textos de H.P Lovecraft, Pedro Salinas, Jack London, Herman Melville, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Carlos Onetti, Marguerite Duras, Soeren Kierkegaard (ver recuadro), por citar algunos. Precios y crisis al margen, entre augurios optimistas y pesimistas, los ánimos oscilan al compás de la cotización del dólar. Y ahora, las esperanzas están puestas en la convocatoria que generará Paul Auster. El palacio en ruinas de la Feria intenta resistir aunque sabe que quedará en la memoria como la exposición del libro más ajustada de la historia.

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Varias editoriales ofrecen promociones “lleve dos al precio de uno”.
 
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