ESPECTáCULOS › FABIAN VENA Y PABLO RAGO, DESDE ESTA NOCHE MOSCA Y SMITH EN EL ONCE

El Once ya tiene sus detectives raros

Con guiones de Agulla y Baccetti, y caracterizados con look afro y botas texanas, Rago y Vena investigarán cada semana sus casos en el Once.

 Por Emanuel Respighi

“¿Yo no te dije a vos, en una entrevista anterior, qué era lo que quería hacer este año?”, increpa Pablo Rago a este cronista, poniéndolo en aprietos por una memoria que suele fallar cada vez más seguido. Tengo la impresión –continúa– de haberte dicho que quería hacer un policial con Fabián Vena.” Y a propósito, Rago y Vena están embarcados hace tres meses en Mosca y Smith en el Once, un unitario policial-humorístico que se las trae. El ciclo, producido por Telefé Contenidos, se estrena hoy a las 22, por Telefé. “Yo también –acota Vena, para no ser menos– tenía unas ganas tremendas de trabajar con Pablo. Tengo pruebas: apenas me preguntaron con quién quería compartir el protagónico, no dudé un instante en convocarlo.” El archivo del diario luego demostrará que la memoria de Rago no fallaba.
Ideado por los publicistas Ramiro Agulla y Carlos Baccetti (ver aparte), Mosca y Smith... inaugurará el género policial-humorístico en la TV local. Suerte de parodia de las series policiales estadounidenses de la década del ‘70, el ciclo mostrará con humor (“grotesco, burlón, delirante”, señalan a dúo) y una estética inusualmente cuidada para una comedia semanal las peripecias cotidianas de dos detectives muy particulares y opuestos: Mosca (Vena) y Smith (Rago). Mosca (sacón de cuero verde, panza prominente para su escuálido cuerpo, pantalón gris y botas texanas) intenta esconder la crisis de los 40 años tras su cabellera lacia, bigotes “mostachones” y una personalidad parca. Por su parte, Smith (equipo de gimnasia blanco con vivos rojos y zapatillas deportivas al tono) combina su energía juvenil con un llamativo peinado afro y un fino hilo de bigotes que descansa sobre su labio superior. Ambos patrullan, tras enormes lentes de sol, el barrio de Once sobre un viejo Chevy serie 2, modelo ‘65 (propiedad de Agulla, fanático de los fierros).
–¿Cómo fue filmar en el Once?
Pablo Rago: –Es increíblemente duro y divertido. El Once tiene un movimiento de gente como ningún otro barrio: pasan 10 mil personas todo el tiempo, muchísimos autos, colectivos, camiones... Es el lugar ideal para volverse loco.
Fabián Vena: –Fue toda una aventura. Grabar una escena de vereda a vereda fue casi imposible por el tránsito. En Sarmiento y Pueyrredón estuvimos 45 minutos hasta lograrlo.
P. R.: –Que recién se grabó cuando superamos la hora pico y ya no había más movimiento.
F. V.: –Ya sabemos todos los horarios de tránsito pesado y liviano del Once (risas). Podríamos dar el servicio de tránsito en la radio.
–¿Sortearon muchas complicaciones, entonces, para hacer un policial?
P. R.: –Grabar persecuciones en auto en el Once fue todo un tema. Es imposible. Es la no persecución. Grabamos persecuciones a una velocidad que si nos bajábamos y caminábamos lo hacíamos más rápido.
F. V.: –Por suerte está Diego Kaplan (director), que hace que la persecución parezca hecha a una velocidad suprema. Ahí es cuando te das cuenta de que es el director ideal para el ciclo. No por su locura incorporada sino porque maximiza el tiempo.
–¿El programa será una parodia de las series policiales de los ‘70?
P. R.: –No es una parodia sino que será como una de esas series. Va a ser una serie policial que te cuenta un caso por capítulo. Pero a diferencia de las series policiales, acá se van a conocer la intimidad de los protagonistas, no sólo en su trabajo. Se cuenta qué es lo que hacen y por qué Mosca y Smith son como son...
F. V.: –Todas las comedias policiales, desde las de Eddie Murphy hasta Martillo Hammer, tienen un código muy claro. La diferencia es que ésta es una comedia policial autóctona, muy nuestra. Mosca y Smith no buscan ser reales ni ser verosímiles, porque están puestos en un contexto casi de historieta como es el Once.
P. R.: –Todo el mundo cree conocer el Once, pero nadie sabe lo que pasa ahí. Yo, y no me avergüenzo de decirlo, en la filmación de Mosca y Smith... fue la primera vez que pisé plaza Miserere. Y me volví loco, no podía creer lo que era ese lugar, la cantidad de gente que hay ahí. Es increíble cómo conviven personas de muy diferentes países, etnias, culturas y niveles educativos. Es todo un mundo que permite tener libertad para jugar con el guión.
–La comedia policial no es un género que haya transitado la TV argentina. ¿Cómo creen que lo recibirá el público?
F. V.: –Tanto los actores como los televidentes estamos acostumbrados a que los unitarios traigan una potencia mayor a la de entretener. El ciclo va a descontracturar. Dentro de esa idea, es imposible que no aparezca el humor satírico, la denuncia cruel, los juegos de roles de poder propios del país. Es imposible que no aparezca dentro del unitario argentino algún tipo de referencia con nuestra realidad. En el Once conviven judíos, coreanos, turcos, peruanos, jamaiquinos, hasta incluso argentinos.
P. R.: –Los guiones van a tener el sello de Agulla y Baccetti, con un corte burlón de la realidad. Entendemos que sea difícil para la gente lo que estamos haciendo. Es una comedia, pero a la vez un policial; tiene elementos paródicos, pero no se trata de una parodia... El otro día me preguntaron si la voz mía se banca. Si el telespectador entra en el juego, se banca. Si no compra la convención, no. Mosca y Smith están inventando una nueva. Tiene influencia de Starsky & Hutch, Martillo Hammer, Los tres chiflados...
F. V.: –Hay homenajes, citas, chistes iguales, fórmulas, efectos clásicos, pero en un contexto argentino. El humor es muy de argentinos, que en algún punto somos unos payasos histriónicos terribles. Queremos hacer reír a carcajadas. Los personajes son tan particulares, tan caricaturescos, que saltan la asociación con lo policial.
P. R.: –De hecho, tienen dos cargos que no existen en el país: son detectives, que patrullan el Once. No tenemos que remar contra la imagen que la gente tiene de la policía. Hay un fiscal que maneja una comisaría, un delincuente que espera una sentencia, vive en la comisaría y sale a comprar los fasos. Es un delirio. ¿O no tanto?
–Este tipo de papeles, ¿les permite divertirse más que cuando hacen papeles más dramáticos, como están haciendo en el teatro?
P. R.: –Estamos jugando como chicos. Es el sueño del pibe hecho realidad. Desde que empezamos, en mi celular está escrito “Mosca” y tengo musiquita setentosa en mi ring tone.
F. V.: –Tenemos ganas de divertirnos y de hacer reír, después de hacer personajes tan intensos. Nos fuimos metiendo en la composición de estos personajes buscando un estilo nuevo.
–¿Hay en Mosca y Smith... una búsqueda estética que no tiene tradición en la comedia televisiva del país?
F. V.: –Estamos acostumbrados a una estructura de capocómico. El programa de humor, por lo general, era “alrededor de...”. Es muy complicado hacer un ciclo como Mosca y Smith... Es como estar jugando al fútbol en el barro, sin tapones y en una cancha que no conocemos.
P. R.: –Y eso está bueno. Me divierte el riesgo del ciclo.
F. V.: –Ir a todo lo que da con el Chevy por el Once, clavando frenadas impresionantes y sacando medio cuerpo por la ventana tirando tiros, es el sueño del pibe. Estamos jugando como locos.

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“Grabar las persecuciones en el Once fue infernal. Caminando hubieran sido más rápidas.”
 
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