ESPECTáCULOS › “MONK”, UNA SERIE CON DESTINO DE CULTO

El policía paranoico

El protagonista es capaz de resolver los casos más complejos a la manera de Columbo. Pero apenas puede lidiar con sus numerosas fobias. La serie de Adrian Monk se verá desde hoy por USA Network.

 Por Patricia Chaina

Desde su aparición como género de alto impacto, la narrativa policial enmarcada en la resolución de enigmas a partir de métodos deductivos -nacida en la literatura a mediados del siglo XIX– le dio a la televisión un buen número de detectives que, apelando a singulares características de personalidad, lograron una impronta propia dentro de un formato clásico. De los literarios Sherlock Holmes y Hércules Poirot, a los netamente televisivos Baretta, Kojak o Columbo, el detective creció abrevando en la configuración del personaje más allá de la estructura del género: un misterio, una trama capaz de sostenerlo y un final feliz.
Así, el personaje que devela el enigma aparentemente infranqueable es central. El detective absorbe el peso de la historia y por su capacidad de análisis, por su agudeza en la percepción de lo cotidiano o la osadía al elaborar hipótesis para resolver un conflicto, se presenta como el único capaz de hallar solución al misterio del día. Y aunque la solución sea por demás simple, es la construcción de esa figura lo que permite recrear eficazmente a los sucesivos detectives de televisión, permitiéndoles posicionarse en el relato seriado como imbatibles.
Es en los rasgos de personalidad que lindan con el absurdo donde los investigadores de TV encuentran el talento desde donde develan sus enigmas. La inocencia de Columbo al medir al sospechoso de un crimen es el arma que le permite dar la estocada final y ganar la partida cuando ya todo parece perdido. A esa fórmula, precisamente, recurre “Monk”, la serie que estrena USA Network a dos meses de su llegada a las pantallas de Estados Unidos, donde fue adquirida por ABC a USA Network Domestic, convirtiéndose en la primera serie que allí logra pasar del cable a la TV de aire.
“Monk” es el apellido del detective Adrian Monk –interpretado por Tony Shalhoub– cuyo accionar en la ciudad de San Francisco se destaca por la fragilidad de su conducta lógica. Monk padece un síndrome que los psicoanalistas denominan TOC: Trastorno Obsesivo Compulsivo. Le da vértigo la altura, la oscuridad, se obsesiona por la limpieza, por la ubicación simétrica de los objetos, sufre fobia a los gérmenes, a los lugares cerrados, a las multitudes, entre una lista de situaciones diarias y por consecuencia inevitables. La fobia a los gérmenes es uno de los obstáculos a los que se enfrenta en el capítulo doble, presentado como piloto de la serie, que se emitirá hoy a las 21. El vértigo y la obsesión por la limpieza completarán ese primer cuadro.
Es que en Adrian Monk confluyen el genio deductivo de Columbo con la fobia del irritable vecino interpretado por Jack Nicholson en Mejor imposible. Este ex policía de San Francisco sueña con volver a la fuerza que abandonó al desatarse su trastorno fóbico cuatro años atrás, cuando en un atentado con un coche bomba murió su mujer. “Es el único crimen que todavía no puedo resolver”, dirá el obsesivo investigador, cuyas manías lo convierten en un compañero de trabajo insufrible. Por eso es que lo llaman cuando ya no queda otra posibilidad para resolver un crimen.
Pero esa personalidad impredecible que hace de Monk un personaje atractivo –con altas dosis de humor e ironía– no existiría sin la convicción que le confiere la versatilidad actoral de Shalhoub (Hombres de negro, Luna de miel en Las vegas). El actor, de ascendencia libanesa y americana, logra que en su personaje brillen toques de ternura, inusuales para un hombre que trata de comportarse normalmente en extrañas situaciones, como la persecución de un asesino en las alcantarillas de la ciudad. Para paliar estas circunstancias Monk es custodiado por Sharona, una enfermera que oficia de asistente –con camisa de fuerza en su cartera incluida– interpretada por Bitty Shcram (“Felicity”, “Roswell”). Ella opera como elemento conciliador cuando la realidad desborda la capacidad de registro cotidiano en la sensibilidad alterada de Monk. Pero es esa hipersensibilidad lo que convierte a este sujeto, aparentemente inadecuadopara semejante labor, en un personaje que encuentra en sus puntos vulnerables la composición de una figura original.

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Adrian Monk, un policía que vive atormentado por sus obsesiones.
 
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