SOCIEDAD

No habrá cuadro de honor, pero los mejores del grado tienen premio

El gobierno porteño entregó becas de 700 pesos anuales a los 19 chicos que el año pasado terminaron 7º grado con los mejores promedios. Los testimonios.

“Muchos creen que la escuela secundaria no sirve para nada. Tal vez no sea muy buena, pero nos da una preparación para poder defendernos cuando algún dirigente nos quiera hacer caer en una trampa.” A los 14 años, Diego Kingston tiene una mirada crítica hacia la sociedad en que le ha tocado vivir y hacia el sistema educativo, visión que no le impide valorar la cultura del estudio. Diego es uno de los 19 chicos que hace un año, cuando cursaban el 7º grado, obtuvieron los mejores promedios en el certamen para las becas del “Premio Ciudad”, que involucró a todos los chicos de ese nivel de las escuelas públicas porteñas. Ayer, los ganadores comenzaron a recibir los 700 pesos anuales que percibirán durante la totalidad de sus estudios secundarios.
Con 95,50 de promedio, Diego obtuvo el mejor puntaje en el concurso que se realizó el año pasado. Terminó la primaria en el Instituto Lenguas Vivas y ahora cursa primer año en el Nacional Buenos Aires. “El gran problema de este país es la división entre peronistas y antiperonistas, que nunca termina, y la falta de unidad de la gente en un partido que termine con la vieja política”, comenta Diego, que no esquiva ningún tema de la realidad actual. Hijo de un productor agropecuario, Diego prefiere la vida en la ciudad a las actividades rurales y el ajedrez a los partidos de fútbol. Y ya imagina su futuro estudiando en la Facultad de Derecho y trabajando como abogado.
El fervor estudiantil no admite diferencias geográficas ni sociales. Marcos Rusas, que vive en Villa Soldati, fue el mejor promedio del Distrito Escolar 19, en una de las zonas más humildes de la ciudad. No duda a la hora de mencionar sus materias preferidas: informática y matemáticas. Coherente con esa predilección, eligió la carrera industrial y aprobó el examen para entrar en el Otto Krause, de San Telmo. “Pero teníamos miedo de que, con la devaluación, si aumentaban los costos del pasaje, tuviera que dejar a mitad de año”, dice. Por eso, la familia optó por la escuela técnica del barrio, la Nº 33, de Soldati, que no tiene la carrera de técnico electrónico, la de su vocación.
Marcos se entusiasma con la posibilidad de comprar una computadora, el sueño de su vida, pero los números por ahora no cierran: la beca anual es de 700 pesos y es más probable que se vaya en gastos de libros y otros elementos. “Mi papá fue el que más me apoyó para que estudiara y sacara buen promedio. Y ahora es el que me estimula para que termine el secundario.” Es que nadie valora más las cosas que aquel que no las tiene, y Jorge, el papá de Marcos, tuvo que abandonar la secundaria cuando le faltaba un año para terminar, porque la necesidad familiar lo obligó a trabajar.
María Sol Siri, también de 14, es la única de los 19 premiados que sigue una carrera artística: estudia diseño de interiores en la escuela Fernando Fader, de Flores. “Es una carrera que tiene que ver con las artes plásticas, que era mi materia preferida en la primaria, y tiene salida laboral”, explica. A María Sol le gusta más escuchar música clásica y pop que salir a bailar, y como muchos chicos de su edad, extrema precauciones en materia de seguridad a la hora de ir y volver de la escuela.
Alberto Cotrena vive en Caballito y cursó la primaria en el Florentino Ameghino de avenida La Plata y Alberdi. Fue allí donde obtuvo el mejor promedio y fue a competir con los ganadores del distrito, por la beca, antes de ingresar al Carlos Pellegrini, donde ahora es compañero de estudios del hijo mayor del jefe de gobierno. Alberto piensa invertir parte de la beca en libros y material de estudio, y ahorrar el resto para su viaje de egresados.
Los cuatro –lo mismo que los otros quince– apostaron a la escuela y recibieron su premio. Las becas –que se otorgan desde 1984– se entregan anualmente hasta quinto año –o sexto, en el caso de los alumnos de escuelas técnicas– siempre que continúen sus estudios en establecimientos públicos de la ciudad, que mantengan su alto promedio y no repitan ningún año. Los otros becados son Mauro Montesano, Flavia Buceta, BrunoD’Ambrosio, Carolina Hadad, Ana Laura Cowes, María Belén Quirós, Victoria Piedecasas Duró, Fernanda Dávila, Guillermo Willis, Florencia Ibaldi, Antonella Gaudio, Tomás Fistsen, Natalia Elli, Stefanía Méndez y Gabriel Stella.
Las becas fueron entregadas por el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, y por el secretario de Educación, Daniel Filmus, en un acto realizado en el Palacio Municipal, con la presencia de padres y familiares de los alumnos. “Lo importante es que los chicos sepan que el esfuerzo sigue siendo la base principal para triunfar, en una sociedad donde prevalece la idea de que el éxito puede conseguirse por otro medios”, destacó Filmus, antes de hacer entrega de los premios.

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Una condición para cobrar los subsidios es que los chicos sigan estudiando en colegios públicos.
 
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