SOCIEDAD › PERPETUA PARA UNA FAMILIA POR SECUESTRO Y MUERTE

Justicia para Santiago

Los cuatro imputados por el secuestro extorsivo y asesinato del niño Santiago Miralles, de 6 años, ocurrido en 2005 en la localidad bonaerense de Canning, fueron condenados a prisión perpetua por la Justicia federal de La Plata. “Se hizo Justicia. Este es un mensaje para que la gente confíe en la Justicia. No cabía otra pena que ésta, aunque es la máxima que establece el Código Penal, a estos cuatro asesinos les queda chica”, expresó Walter Miralles, el padre del chico, tras conocerse el fallo.

Las penas las impuso el Tribunal Oral Federal Uno al matrimonio Enrique Eloy Coito Piriz y Ana Isabel Machado Vargas, al hijo de éstos, Henry Alexander Coito Machado, y a su padrino, Abel Domínguez Farias, quienes pidieron no presenciar la lectura de la sentencia.

Los jueces Carlos Rozanski, Norberto Lorenzo y Horacio Insaurralde los consideraron coautores de “secuestro extorsivo triplemente agravado por tratarse la víctima de un menor de 18 años, haber participado en el hecho tres o más personas y haberse ocasionado intencionalmente la muerte de la persona ofendida”.

Durante el debate, del que participaron más de 110 testigos, se acreditó que Santiago fue visto por última vez a las 16 del miércoles 13 de julio del 2005, mientras jugaba en la vereda de su casa de la localidad de Canning, partido de Esteban Echeverría.

“Terminamos una etapa y ahora vamos a tratar de disfrutar más de la familia”, dijo el padre, quien agradeció a los investigadores. Junto a Walter estaba su esposa, Silvia, quien entre lágrimas alcanzó a decir: “Nos vamos más tranquilos, aunque es muy difícil seguir. Hay que convivir con el dolor, pero Santiaguito nos da fuerzas”.

De acuerdo con la investigación, casi 24 horas después, la abuela del nene recibió una llamada en la que un hombre les exigió 20.000 pesos para liberarlo sano y salvo y que se sacaran de encima a la policía y a la prensa. Los padres del pequeño desaparecido lograron juntar para el día siguiente unos 5000 pesos, pero los delincuentes nunca más se comunicaron.

El cadáver del niño fue hallado tres días después de su desaparición en un pozo ciego ubicado en el predio de la quinta lindera a la casa de los Miralles en la que vivían los imputados. La autopsia reveló que el nene murió como consecuencia de un traumatismo de cráneo y asfixia por inmersión, ya que recibió al menos dos golpes en la cabeza provocados por una maza u otro objeto similar. Una vez inconsciente pero aún con vida, lo introdujeron en la cámara séptica que tenía la quinta con un soga atada en la cintura a la que anudaron una caja con cerámicos, a modo de lastre.

Los imputados, que eran conocidos de la familia Miralles ya que uno de los hijos del matrimonio jugaba con Santiago, no declararon en el juicio y sólo se limitaron a decir que la causa “estaba armada”. Es que en un primer momento hasta acompañaron a la familia Miralles mientras el niño no aparecía y una vez encontrado el cuerpo del pequeño en la quinta en la que oficiaban de caseros acusaron a personas extrañas de haberlo puesto allí. Ayer, los cuatro imputados ratificaron su inocencia y coincidieron en que serían incapaces de asesinar a una persona. “Entiendo el dolor de los Miralles, pero matar a Santiaguito sería como matar a Nicolás porque crecieron juntos”, dijo ante el Tribunal Henry Coito Machado, hermano del pequeño que jugaba junto a Santiago. Sin embargo, la teoría de la participación de personas extrañas que “plantaron” el cadáver en la quinta en la que vivían los Coito Machado fue considerada como “absurda” por el fiscal Carlos Dulau Dumm y de una “película de extraterrestres” por la abogada de la familia Miralles, Adriana Ayuso.

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Los padres de Santiago se mostraron conformes con el fallo.
Imagen: Télam
 
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