SOCIEDAD › MATAN A UN HOMBRE EN LOMAS DEL MIRADOR PARA ROBARLE LA CAMIONETA

Un crimen a sangre fría

El hecho ocurrió el martes a la noche, cuando la víctima iba a guardar su camioneta. Dos hombres le pidieron la llave del vehículo y cuando se la entregaba le dispararon en la cara. Los vecinos reclamaron seguridad en el lugar del crimen.

Hernán Landolina dejó la camioneta Ford Eco Sport frente a su casa a las 22 y como de costumbre entró para saludar a su esposa y a sus hijos. Siempre llevaba al más chico, de 2 años, a estacionar la camioneta. Pero esa noche, cuando su mujer salió al porche con el niño en brazos, advirtió dos presencias extrañas. Entonces, por precaución, retomó sus pasos y se quedó adentro. Su marido, mientras, abría el baúl para sacar unos bolsos que había olvidado. Fue entonces cuando los dos extraños le exigieron las llaves del vehículo. El se las dio, pero le dispararon un tiro a la cara, con una pistola 3.80. Los delincuentes se subieron a la camioneta, dieron marcha atrás y pasaron por encima de su cuerpo agonizante antes de huir.

El relato fue brindado ayer por Ana María, la suegra de la víctima, cuyo único consuelo fue que el niño “se salvó” de lo que ella consideró como “un fusilamiento”. El hecho ocurrió el martes en la calle Irala 2460, en la localidad de Lomas del Mirador, partido de La Matanza.

Para los investigadores existe la posibilidad de que Landolina se haya resistido al asalto o haya hecho algún movimiento que asustó a los ladrones. Sin embargo, Silvina, cuñada de Landolina, insistió en este punto: “Hernán no se resistió. Mi hermana estaba muy cerca de donde estaba él, no escuchó ningún grito, escuchó la camioneta en marcha. Esto fue un robo, que quede bien claro. No sé por qué actuaron con tanta saña”.

Landolina era profesor de deportes. Ayer, los vecinos de la víctima se reunieron en el lugar del crimen bajo una lluvia copiosa y reclamaron por más seguridad. Entre las voces aparecieron testigos como Carlos, que después del disparo fue hasta su balcón y vio subir a uno de los delincuentes del lado del acompañante. El hombre cargó en su auto al moribundo Landolina y se dirigió al Hospital Santojanni, en el barrio porteño de Mataderos. Lo acompañaba un familiar de la víctima.

“Se lo veía muy mal, había perdido mucha sangre. Cuando llegamos al hospital no sé si estaba con vida. No dijo nada, ni siquiera se movía. A la ambulancia todavía la estamos esperando”, relató el vecino. Luego se quejó porque “Lomas del Mirador es una zona liberada, la policía no se preocupa. Los patrulleros pasan cada tanto, pero cuando los llamás tardan en aparecer. Ya no hay manera de salir a la calle”.

Otro vecino contó que esa noche había un Fiat 128 en la esquina, haciendo de “campana”. El vehículo, muy buscado por los investigadores, es, por el momento, una de las pistas más firmes que tiene la policía. La otra pista apareció ayer, a las 4, en el barrio porteño de Villa Lugano: la camioneta de Landolina, que tenía un localizador satelital. La habían dejado estacionada en la colectora Dellepiane al 3700, a la altura de la avenida Escalada. Allí se dirigieron los efectivos de la comisaría 48 de la Policía Federal, que preservaron el vehículo para la tarea de los peritos. “Podrían haber encontrado a los asesinos y a la camioneta desde las diez de la noche”, se quejó la suegra de Landolina, ya que, según dijo, la policía tenía ese dato apenas sucedió el crimen. Por su parte, el fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción 5, Marcelo Diomede, pasó toda la noche del martes en el lugar del crimen, tomando declaración a los testigos e impartiendo directivas a los agentes de la comisaría de Lomas del Mirador, la Jefatura Departamental y la Delegación de Investigaciones (DDI) de La Matanza.

Landolina trabajaba como coordinador de Actividades Físicas de Swiss Medical Group (SMG) Sports y era, ente otras actividades, preparador físico personal del empresario Guillermo Coppola, el ex manager de Diego Maradona. Estaba casado y tenía otro hijo más, de 11 años. Y según su cuñada, “era un padre maravilloso, dedicado a su trabajo, un hombre que era muy querido”. Uno de los tantos vecinos que se reunieron ayer ante la puerta de la casa de la víctima lo definió como “un tipo muy bueno y laburante que amaba a sus hijos, se lo veía jugar como un chico con ellos”.

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La suegra de la víctima, Ana María, tiene como único consuelo que no lastimaron a su nieto.
Imagen: DYN
 
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