SOCIEDAD › SE INAUGURA UN LABORATORIO DE
GENERICOS EN UN HOSPITAL DE HURLINGHAM

Cómo curarse con los recursos propios

El laboratorio de Hurlingham, que se inaugura el viernes, permitirá entregar gratuitamente remedios a los pacientes del hospital local. Podrán producir 70 medicamentos, a un costo hasta 20 veces menor que los de mercado. En el futuro proveerán a otros municipios.

 Por Pedro Lipcovich

El próximo viernes se concretará una discreta revolución en la posibilidad de acceso a los medicamentos en la Argentina: será inaugurado el Laboratorio de Especialidades Medicinales de la Municipalidad de Hurlingham, gracias al cual esa comuna proveerá gratuitamente de remedios a los pacientes que se atiendan en sus centros de salud. El Laboratorio reúne los requisitos operativos y de seguridad de los mejores centros privados y estará en condiciones de producir unos 70 medicamentos, que conforman la mayoría de los necesarios para la atención primaria. Por lo pronto, largarán con siete remedios, entre ellos la amoxicilina, el ibuprofeno y los antihipertensivos de uso más frecuente. Los precios son hasta 20 veces menores a los del mercado. El capital requerido para instalar el laboratorio provino íntegramente de los fondos operativos de la Municipalidad, así como el personal que trabajará en él. Los municipios que se propusieran producir medicamentos para su población pueden examinar en esta nota cuáles son los costos y los trabajos requeridos, y quizá sorprenderse de que no son inaccesibles.
“Un medicamento que en la farmacia cuesta 40 pesos, a nosotros nos va a costar dos pesos”, graficó Luis Emilio Acuña, intendente de Hurlingham, y cuenta cómo el municipio llegó –adecuadamente conducido por los acontecimientos políticos del último año– a la decisión de fabricar sus propios medicamentos: “El sistema de salud de Hurlingham venía ya con una tradición de ser gratuito, incluyendo consultas, estudios diagnósticos y en muchos casos los medicamentos. Pero con el mismo presupuesto cada vez podíamos comprar menos medicamentos y ya estábamos dando menor cobertura”. el resultado es que “la gente llega al servicio con un problema de salud y sale con el problema adicional de que no puede comprar los remedios -observó Acuña–. Una consecuencia posible es que vayan a la Municipalidad a pedir subsidios para poder comprarlos, de modo que el Estado termina dándole la cobertura, a un costo mayor; pero también está la gente que no sabe cómo canalizar su demanda y simplemente se queda en la casa a enfermarse o morir”.
Pedro Holman, el farmacéutico que dirige el flamante laboratorio, dirigía la farmacia del Hospital San Bernardino de Hurlingham: “Nos abastecíamos de dos maneras: mediante el laboratorio central de la provincia de Buenos Aires y por compras a laboratorios privados. Pero, a partir del diciembre trágico de 2001, el laboratorio provincial dejó de enviar medicamentos mientras que los privados no nos querían vender o pedían precios distorsionados, a resguardo de un dólar futuro, que no podíamos aceptar. Pensamos entonces que lo mejor iba a ser depender de nosotros mismos, hacer punta en esto de producir medicamentos”.
Para quienes deseen saber qué requerimientos hacen falta para que un municipio produzca medicamentos, éstas son las precisiones: “El costo fue de aproximadamente 300 mil pesos, que se cubrieron con fondos propios de la Municipalidad –señala el intendente Acuña–. La mano de obra también estuvo íntegramente provista por personal municipal. El personal con el que funcionará el laboratorio incluye siete trabajadores en producción, un administrativo y dos técnicos”. Todos ellos (menos la asesora técnica) trabajaban ya en el municipio; los que están en la línea de producción recibieron un curso de capacitación especial.
Para ubicar el laboratorio se aprovechó un ala ociosa del Hospital San Bernardino, que fue especialmente acondicionada. La tarea más delicada fue acondicionar el área destinada a la producción: cada uno de los sectores tiene especificaciones distintas y áreas de aislamiento; hay un total de 56 puertas con adecuada hermeticidad. Lo más delicado fue la instalación del sistema de aire acondicionado y filtración de aire: “La planta está dividida en dos, con sistemas de circulación diferenciados: el sector de producción de antibióticos y el de las demás especialidades –puntualizó Holman–. Ambas áreas tienen sistemas de filtración de aire similares alos que se emplean en los quirófanos, para evitar todo tipo de contaminación”.
La inversión se completa con “70 mil pesos gastados en droga base, que es importada y se compra en las mismas droguerías que proveen a los laboratorios comerciales; esa inversión debe permitirnos una cobertura del total de la demanda durante seis meses”, en el hospital y las ocho salas de atención primaria de Hurlingham.
Inicialmente, el laboratorio producirá amoxicilina y cefalexina -antibióticos–, enalapril y atenolol –para enfermedades cardiovasculares- y el analgésico ibuprofeno. Y “a partir de los próximos seis meses vamos a incorporar otras especialidades hasta cubrir, en el curso del año, un vademécum amplio”, anticipó Holman. Todos los medicamentos contarán con un control de calidad a cargo del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de San Luis.
Llegado ese punto, observó el intendente Acuña, “vamos a estar en condiciones de hacer convenios con otros municipios para proveerlos de medicamentos”. De todos modos, puntualizó Holman, “no vamos a salir al mercado a competir con la industria privada, sino que nos dirigimos a un nicho de mercado que está desamparado, el de la población que no puede acceder al medicamento.”
–Uno tenía la idea o el prejuicio de que montar un laboratorio de especialidades medicinales requería más inversión, trabajo y personal -observó Página/12.
–La verdad, yo pensaba lo mismo –contestó Pedro Holman, director del Laboratorio de la Municipalidad de Hurlingham –, y me sorprendió que hayamos podido llegar a esto. Estamos comprometidos en este proyecto, y no sólo por solucionar nuestro problema de medicamentos sino por demostrar que el Estado también puede ser eficaz; que el hecho de que el Estado produzca no quiere decir que los resultados sean malos o caros, que desde el Estado las cosas también se pueden hacer bien.

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Para instalar el laboratorio se aprovechó un área desocupada del Hospital San Bernardino.
 
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