SOCIEDAD › DEVELAN UNA INCóGNITA DE LOS HERMANOS AMEGHINO

Una duda de 120 años

Los Ameghino descubrieron en 1891 un mamífero fósil que nunca supieron qué era. Ahora se determinó que pertenece a un grupo que sobrevivió a la extinción de los dinosaurios.

Un equipo de investigadores argentinos y estadounidenses descubrió que Necrolestes patagonensis, un raro mamífero fósil descubierto por los científicos Carlos y Florentino Ameghino en 1891 en la provincia de Santa Cruz y que se había convertido en un enigma paleontológico, vivió en la Patagonia en el período Mioceno –a mediados de la Era Terciaria– hace unos 20 millones de años. “Con esta investigación se comprobó que el Necrolestes perduró en el mundo unos 45 millones de años más de lo que se había creído hasta el momento. Esta especie pertenece a los Meridiolestida, un grupo poco conocido que sobrevivió a la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años”, explicó a Página/12 Sebastián Apesteguía, investigador del Conicet en la Fundación Félix Azara (Universidad de Maimónides).

Florentino Ameghino publicó hace 121 años un estudio en el que consideró al Necrolestes como una rareza: el único placentario fósil del grupo de los Insectivora conocido para Sudamérica (grupo al que pertenecen los topos). Con el paso de las décadas y las expediciones, más material fue descubierto y la clasificación de Necrolestes, conocido como “ladrón de tumbas”, fue cambiando. Aunque los primeros estudios lo caracterizaban como un placentario –aquellos en los que el embrión se desarrolla dentro del útero materno durante largo tiempo y no existe en ellos bolsa marsupial–, ante la comprensión de que Sudamérica durante el Terciario había sido una gran isla donde abundaban marsupiales, estudios posteriores comenzaron a considerarlo un extraño marsupial, aquellos mamíferos que transportan a sus crías en una bolsa situada en el abdomen.

“Necrolestes presenta una anatomía difícil de comparar con otros mamíferos: un cráneo recurvado hacia arriba, cuerpo robusto y corto y grandes garras para excavar, porque vivía enterrado”, explicó Apesteguía. Los investigadores sostienen que la gran capacidad de los Necrolestes para crear madrigueras fue lo que les permitió sobrevivir 45 millones de años más que sus parientes. “No existe ningún otro mamífero en el Terciario de América del Sur que se acerque a su capacidad para excavar túneles y vivir en el suelo”, afirmó John Wible, investigador del Carnegie Museum, Pittsburh. “Necrolestes es uno de esos animales que en los libros de texto aparecen con una imagen y una nota que dice ‘no sabemos lo que es’”.

En 2001, Guillermo Rougier, paleontólogo argentino que trabaja en la Universidad de Louisville, Estados Unidos, observó que el oído de Necrolestes no se parecía en nada a ninguno de los mamíferos modernos (terios), ni marsupiales ni placentarios. Entonces, consideró la posibilidad de que se tratara de un sobreviviente de uno de los linajes de mamíferos antiguos, aquellos que habitaron este continente durante la época de los dinosaurios y antes de la llegada de los terios. Para los investigadores, había que estudiar todo el material disponible. Por este motivo, Rougier pidió en préstamo todo el material de Necrolestes que se había obtenido y estudió en detalle las estructuras anatómicas del oído y la caja cerebral. Esto tomó años de trabajo, pero finalmente el material quedó en condiciones de ser comparado con otros mamíferos antiguos publicados recientemente, especialmente aquellos de Argentina, como el mismo Cronopio, del grupo de los driolestoideos, descubierto el año pasado por Rougier y Apesteguía. Al grupo de trabajo se sumaron Wible, y al australiano Robin Beck, de la Universidad de New South Wales, Sydney.

“A raíz del primer cráneo completo que pertenecía a una familia de mamíferos de 90 millones de años y que lleva el nombre de Cronopio realizamos una comparación con Necrolestes. El resultado del análisis de sus relaciones de parentesco fue sorprendente, ya que Necrolestes no sólo demostró ser un driolestoideo, sino el más cercano a Cronopio. De un modo que Ameghino no podía sospechar, Necrolestes resultó no ser ni un marsupial ni un placentario, sino un driolestoideo, una reliquia de un linaje que se había extinguido más de 40 millones antes”, expresó Apesteguía.

Informe: Sabrina Améndola.

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El Necrolestes patagonensis era un enigma paleontológico.
 
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