SOCIEDAD › POR UNA CAUSA DESPRENDIDA DE SECUESTROS EXPRESS

Allanamientos en desarmaderos

Además de por su crueldad, la banda de los “secuestradores vip”, imputada por el crimen de Juan Manuel Canillas y al menos otros 30 secuestros express más, se destacaba por su capacidad para hacer desaparecer los automóviles robados a los secuestrados y usados en sus maniobras delictivas. ¿Era magia? No, eran negocios: para hacer unos pesos más, los vendían a desarmaderos para su desgüace. En el marco de esta investigación, ayer el secretario de Seguridad, Norberto Quantín, supervisó 14 allanamientos en la zona de la calle Warnes y otros puntos de la Capital y el Conurbano en busca de pruebas. Se investiga una posible conexión policial.
La fiscalía de Saavedra entregó al juez porteño Julio Corvalán de la Colina un listado con diez nombres, entre ellos los de dos policías bonaerenses, de personas que estarían involucradas en el negocio, pero el magistrado todavía no resolvió si ordena su detención.
A fines del 2001 y principios de 2002, los barrios de Saavedra y Belgrano se convirtieron en el centro de una ola de secuestros express, adjudicados luego a un grupo de jóvenes de la localidad de Virreyes, que utilizaron el dinero de los rescates para mudarse a lujosos countries y comprarse yates y autos deportivos. Cuando comenzaron a investigar a esta banda, conocida como la de los “secuestradores vip”, los investigadores de la fiscalía de Saavedra notaron un extraño fenómeno. Los autos que los secuestradores robaban a sus víctimas simplemente desaparecían, por lo que comenzaron a sospechar que los delincuentes tenían otra forma de conseguir ingresos. Se inició así una pesquisa paralela acerca del destino de esos rodados que ayer culminó en 14 allanamientos realizados en la zona de Warnes y otros puntos de la provincia. “En estos lugares, los secuestradores entregaban los autos para que fueran cortados y vendidos como autopartes, o convertidos en ‘mellizos’, borrando el número del chasis y el motor y cambiándolo por el de algún auto siniestrado del cual tenían sus papeles”, explicaron fuentes ligadas a la causa, quienes no descartaron la posibilidad de que estos comercios contaran con protección policial para su funcionamiento.
Por ello, fueron efectivos de Asuntos Internos de la Federal los que realizaron los operativos y no los que habitualmente se ocupan de este tema. De todas formas, hubo filtraciones y en uno de los desarmaderos de Warnes lograron construir, antes de que llegaran los uniformados, una pared de material para separar la parte legal del negocio de un gigantesco depósito de autopartes robadas. “Detrás de esa pared había una ciudad de repuestos”, dijeron desde la fiscalía. Tan rápida fue la construcción que ni siquiera llegaron a esconder una bolsa de cemento, comentaron.

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