SOCIEDAD › OPINION

¿Y la política de medicamentos?

Por Pedro Luis Cazes Camarero*

Para quienes carecen de ingresos, cualquier precio que se exija por los medicamentos resulta demasiado alto y la única medida realista es la entrega gratuita. Sin embargo, el plan Remediar con el que el Ministerio de Salud intenta paliar la situación no abarca más que una variedad muy escasa de principios activos y está, por definición, restringido a los centros de salud periféricos. La mayor parte de los medicamentos destinados a los pacientes ambulatorios de los hospitales procede de la producción pública, que es mucho más barata que los precios ofrecidos al Estado por la industria privada.
Un estudio realizado por nuestra Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la UBA muestra que a fines de 2001 un siete por ciento de la oferta generada por la industria argentina del medicamento procedía de la producción pública. Sin embargo, no existe casi coordinación entre los aproximadamente cuarenta centros de producción pública de remedios existentes en el país. Algunos son excelentes, mientras que en otros la calidad de los remedios elaborados resulta bastante dudosa. Ello genera el riesgo de que se despliegue una medicina de excelencia para los que pueden pagarla y otra, menos eficaz y segura, para las personas de escasos recursos. Resulta imperioso corregir esta situación.
Desde fines de 2002, la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Ministerio de Educación (SECTIP) puso en marcha un equipo de trabajo orientado al tema de los medicamentos, el cual elaboró un convenio entre el Ministerio de Salud y la mencionada secretaría que, entre otros aspectos, contemplaba el estímulo de la producción pública de medicamentos a través del asesoramiento y el apoyo económico de la SECTIP. Se orientaba a realizar un inventario oficial exhaustivo de los productores públicos, un relevamiento de la producción, la creación de redes de coordinación, instancias de control de calidad y de relación con los organismos oficiales de contralor. Esto llenó de entusiasmo a todos los partidarios de un papel activo del Estado en la solución de los problemas sociales.
El presidente Kirchner tomó de inmediato, al asumir, una serie de medidas progresistas. Sin embargo, en salud ha ocurrido todo lo contrario. En la SECTIP, el equipo que preparó el convenio con el Ministerio de Salud ha sido desmantelado. El convenio mismo está siendo desconocido tanto por la secretaría como por el ministerio. Nada se ha hecho para inventariar y menos para coordinar las actividades de los distintos centros de producción. Ningún recurso de la secretaría le ha sido destinado. La producción pública de medicamentos ha retornado a la situación anterior al 19 y 20 de diciembre del 2001: desorganizada, descoordinada, sin dispositivos de control.
En Brasil, la producción pública de medicamentos es utilizada para poner un techo a la renta oligopólica que reciben los grandes laboratorios privados, locales o multinacionales. Una oferta estatal diversificada, a precios razonables, impide que los privados obtengan las superganancias que acostumbran generar en la Argentina. La ley de “Prescripción por Nombre Genérico”, un verdadero éxito del ministro Ginés González García, ha logrado reducir el precio promedio de los medicamentos entre un diez y un veinte por ciento. Sin embargo, reducciones muy superiores podrían obtenerse si siguiéramos el ejemplo del país vecino. La intervención en el PAMI, que es un gran comprador que podría actuar como formador de precios, debería empezar por exigir a sus médicos que cumplan la ley y receten por nombre genérico, pero incluso podría estudiar la posibilidad de proveerse de los medicamentos más corrientes en la industria pública. El retroceso representado por el desmantelamiento del equipo de trabajo sobre medicamentos de la SECTIP, así como el desconocimiento del convenio SECTIP-Ministerio de Salud, debería resolverse retomando el impulsoperdido. Nuevas medidas a favor de la producción pública de medicamentos serán sin duda bien recibidas por un pueblo crecientemente entusiasmado ante un gobierno sensible a los deseos, necesidades y esperanzas de las grandes mayorías.
* Farmacéutico. Magister Scientiae en Metodología de la Investigación. Jefe de la Sección Laboratorio del Servicio de Farmacia del Hospital Posadas. Miembro de la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la UBA.

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