SOCIEDAD › LOS CALCATERRA, PRIMOS DE MACRI, DENUNCIADOS POR CONSTRUCCIONES ILEGALES

Mejor no tener un vecino influyente

Angelo y Paolo, primos del jefe de Gobierno, viven en un edificio de alto valor arquitectónico, cuyo diseño no dudaron en alterar con obras que no tendrían permiso.

 Por Eduardo Videla

Algunos vecinos se comportan como si fueran los dueños de la ciudad, sin respetar las leyes cuyo cumplimiento reclaman a otros. Es el caso de propietarios que viven en el bonito edificio de Mariscal Ramón Castilla entre Libertador y Figueroa Alcorta, una exclusiva zona del barrio de Palermo, que decidieron realizar una construcción en la azotea, hace cuatro años, que los vecinos denuncian como ilegal. Como las autoridades porteñas no intervinieron, a pesar de las denuncias y advertencias de la Defensoría del Pueblo, otro dueño emplazó este año una construcción similar, sin permiso. Los infractores son los empresarios Fabio y Angelo Calcaterra, primos del jefe de Gobierno, Mauricio Macri, quien debería hacer respetar las normas en ese edificio, donde él también vivió entre 2010 y 2012. Los Calcaterra están al frente de Iecsa, la constructora familiar que también integró Macri.

La construcción fue diseñada en la década del ‘80 por el arquitecto Carlos Libedinsky, quien también es habitante de ese edificio. Está emplazado en un Area de Protección Histórica (APH) y en vías de ser catalogado como edificio protegido, por su valor arquitectónico.

El conflicto se desarrolla de manera sorda en el consorcio, ya que a nadie le gusta pelearse con vecinos poderosos con los que debe seguir conviviendo. Todo empezó en abril de 2009, con una denuncia del entonces coordinador de la Fundación Ciudad, Javier García Elorrio, quien envió una carta a Macri, en la cual solicitaba que se frenaran las obras que por entonces se estaban desarrollando allí.

“Unos particulares de apellido Calcaterra están realizando obras por sí o por terceros que afectan al edificio sin autorización visible”, escribió García Elorrio. Copias de esa misiva les fueron entregadas a los ministros de Desarrollo Urbano, Daniel Chain, de Seguridad, Guillermo Montenegro –de quien dependen las áreas de aprobación de obras y control–, y al entonces fiscal general Germán Garavano, según publicó hace cuatro años Página/12.

Fabio Calcaterra es el dueño del dúplex en los pisos 11 y 12 B y quien construyó sobre la terraza del 12º una sala o quincho de mampostería, con techo de paneles metálicos, de unos 60 metros cuadrados, que alteraba el diseño original del edificio. Fabio era, además, el dueño del piso 10º, que vendió a su primo Mauricio, cuanto éste se casó con la empresaria Juliana Awada. El jefe de Gobierno vivió allí hasta que nació su hija, Antonia.

En el mismo edificio vive Angelo Calcaterra, hermano de Fabio. Angelo es propietario del dúplex A de los pisos 11 y 12, donde ahora, alentado por la impunidad que beneficia a su hermano, edificó una nueva construcción ilegal en la azotea, sobre la fachada, que afecta aún más el diseño del edificio. Los vecinos no creen que la intención de Angelo sea buscar la simetría perdida.

Angelo y Fabio son hijos de Pía Macri –la hermana de Franco y de Antonio– y de Antonio Calcaterra. Angelo es el presidente de Iecsa, la constructora de la que Macri se desprendió antes de la campaña para ser electo jefe de Gobierno. Y Fabio, su hermano, es el vicepresidente de la compañía. La empresa es contratista del Estado porteño en importantes construcciones.

La denuncia de García Elorrio fue tomada por la Legislatura, mediante un pedido de informes de la entonces diputada Teresa de Anchorena, y luego por su par, Eduardo Epszteyn. La Defensoría del Pueblo porteño, mediante una resolución que lleva la firma de la arquitecta Laura Weber, recomendó al director de Fiscalización y Control de Obras, José Angel Báez, que “lleve adelante el procedimiento tendiente a la demolición de las obras antirreglamentarias ejecutadas en el edificio sito en la calle Mariscal Ramón Castilla 2869/71, aplicando las multas previstas en el Código de la Edificación”. La resolución nunca se cumplió. Desde el gobierno porteño explicaron que en su momento se hizo una inspección, en la que no se detectó obra nueva sino una ampliación. En cuanto al supuesto permiso de construcción, habría resultado misteriosamente “destruido” en un sector inundado del ex Mercado del Plata donde estaba guardado.

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Arriba: El edificio, tal como lo construyó el arquitecto Libedinsky.
Abajo: Las modificaciones ilegales de los Calcaterra, en ambas terrazas.
 
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