SOCIEDAD › LOS MUERTOS POR EL SISMO YA SON MáS DE CINCO MIL. UNA NUEVA AVALANCHA DEJó 250 DESAPARECIDOS

Nepal, una tragedia que crece día a día

La ONU calculó en ocho millones los damnificados por el terremoto del sábado. Las réplicas agravan las condiciones dramáticas en que vive la población. Los heridos son unos diez mil. Los habitantes de Katmandú huyen de la ciudad. Los que no pueden, viven a la intemperie.

El sismo en Nepal ya causó al menos 5057 muertos, diez mil heridos y ocho millones de damnificados. Los equipos de rescate empezaron a llevar ayuda a las víctimas de las zonas más alejadas del país. Ayer, una nueva avalancha dejó al menos 250 desaparecidos en la región de Ghodatabela, cerca del epicentro del terremoto ocurrido el sábado, por donde pasa una concurrida vía de senderismo.

En Gurkha, uno de los distritos más castigados por el sismo, se pudo ver desde los helicópteros del ejército a los habitantes alzando los brazos al cielo pidiendo agua y comida, y muchas casas destruidas en medio de pilas de madera y techos de metal.

“La tierra sigue temblando, incluso esta mañana. Cada vez parece como si fuera a tragarnos, como si fuéramos a morir, quiero irme de acá”, explicó Sita Gurung, de 24 años, señalando a lo lejos su casa, que quedó destruida, en el pueblo de Lapu, situado en este distrito, antes de que un militar indio la evacuara de la zona en una camilla.

El balance oficial de víctimas es por ahora de 5057 muertos y 10.000 heridos, según el Ministerio del Interior. La ONU declaró que ocho millones de personas se vieron afectadas y que se trata de la mayor catástrofe en Nepal de los últimos 80 años. El terremoto también afectó a la India, donde murieron 73 personas, y a la región china de Tíbet, donde hubo otros 25 muertos.

“Nos llegan peticiones de ayuda de todas partes (...) Pero no fuimos capaces todavía de empezar el rescate en muchas zonas remotas porque nos falta equipamiento y socorristas expertos para trabajar en el área”, reconoció el primer ministro nepalí Koirala.

El terremoto había provocado también una avalancha en la región del Monte Everest, que sepultó una parte del campo base en plena temporada de ascenso, dejando al menos 18 muertos.

En Katmandú, miles de personas empezaron a salir de la ciudad en colectivos abarrotados con gente sentada en el techo que quería volver a sus pueblos de origen. También se vieron largas colas en las estaciones de servicio y los supermercados, abarrotados de gente que busca abastecerse de productos básicos como arroz o aceite para cocinar.

Las personas que decidieron quedarse en Katmandú durmieron a la intemperie en carpas improvisadas, porque perdieron sus casas o por el miedo a las réplicas y posibles derrumbes si vuelven a sus hogares. “Llevamos aquí tres días viviendo debajo de lonas. Contamos cada bocado, cada gota de agua”, dijo Rama Shrestha, un ama de casa de 28 años instalada a la intemperie con su hijo de cinco años. “Y encima ahora se pone a llover. ¿Qué podemos hacer, dónde podemos ir? Estamos demasiado asustados para volver a casa”, afirmó.

Los hospitales y las morgues de la ciudad están llenos y los médicos trabajan sin descanso para atender a las víctimas, muchas de ellas con traumatismos o con fracturas múltiples.

El terremoto también supuso un duro golpe para la economía de Nepal, uno de los países más pobres del mundo, que apenas se estaba recuperando de diez años de una guerra civil que terminó en el año 2006. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) decidió invertir 116,5 millones de dólares para dar comida a 1,4 millones de personas en los próximos tres meses. Una portavoz del programa, Elisabeth Byrs, explicó que los cooperantes todavía no habían podido llegar a pequeñas localidades de Nepal de difícil acceso muy afectadas por el temblor.

Por otro lado, el Fondo Central de la ONU para la Acción en Casos de Emergencia (CERF) puso a disposición 15 millones de dólares (13,7 millones de euros) para financiar la ayuda humanitaria. “Es una carrera contrarreloj”, dijo el portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Jens Laerke, en una conferencia de prensa en Ginebra. Noruega ya prometió 15,5 millones de dólares; Estados Unidos, 10; Japón, 8, y Australia otros 4,7 millones.

En declaraciones televisadas, el primer ministro nepalí decretó ayer tres días de luto oficial por las víctimas. “En memoria de los nepalíes, de los hermanos y hermanas extranjeros, de los ancianos y los niños que perdieron la vida en ese terrible sismo, hemos decidido decretar tres días de luto nacional a partir de hoy”, declaró en una conferencia.

Nepal y la cordillera del Himalaya están situados en el punto de contacto entre las placas tectónicas euroasiática e india, una zona muy vulnerable a los temblores, por lo que no se descarta que se presenten más réplicas en estos días.

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La ONU declaró que se trata de la mayor catástrofe en Nepal de los últimos ochenta años.
 
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