SOCIEDAD › APARECEN RESTOS ARQUEOLóGICOS DE 2700 AñOS

Bajante con sorpresa

La sequía de un río en Polonia dejó al descubierto un tesoro arqueológico del año 700 a.C. Son fragmentos de piezas que los suecos intentaron robar en el siglo XVII, pero no pudieron.

Afectado por una sequía excepcional, el nivel del río Vístula, el mayor de Polonia, bajó tanto que puso al descubierto un tesoro arqueológico del 700 a. de C. “Hay fragmentos de revestimiento en mármol y en gres, elementos de fuentes, alféizares, columnas, losas, bolas de cañón, y mucho más”, declaró Hubert Kowalski, investigador del Instituto Arqueológico de la Universidad de Varsovia.

En el corazón de la capital polaca, los arqueólogos, que llevan botas impermeables naranjas o verdes, se mueven en las aguas del mayor río del país, cuya profundidad no supera los 40 centímetros. Con todo tipo de detectores, sonares y perfiladores de sedimentos, intentan identificar objetos interesantes.

Los bancos de arena dibujan hoy un paisaje desértico y desolador en medio del río, pero los arqueólogos están encantados. Las bulldozers los acompañan a lugares inaccesibles en tiempos normales.

Con la ayuda de bombas de agua prestadas por los bomberos, quitan capas de arena y piedras para sacar sus hallazgos del agua. Utilizan incluso grúas si los objetos pesan demasiado. “Se trata, sobre todo, de fragmentos de piedras esculpidas que los suecos intentaron robar en el siglo XVII, durante su invasión en 1656. Por culpa del bajo nivel del Vístula no lograron” exportarlos a su país, explica Kowalski.

Pero el fondo del río también desveló elementos de antiguos puentes históricos de la capital, de barcos o de objetos en cerámica que se remontan al período comprendido entre el 700 y el 400 a.C.

Obeliscos, bases de columnas y tímpanos proceden probablemente del palacio de Casimiro, situado en el campus actual de la universidad de Varsovia.

El Vístula cruza Polonia de norte a sur sobre más de 1000 kilómetros antes de desembocar en el Báltico. Es uno de los “ríos más caprichosos de Europa”, asegura la ministra de Cultura, Malgorzata Omilanowska, que visitó a los arqueólogos el jueves. “Su fondo está compuesto por una capa de arena profunda de entre ocho y nueve metros y juega con ella como quiere. Puede amontonarla para convertirla en una verdadera montaña o cavar un gran agujero en el mismo lugar, el año siguiente”, explica.

Sus orillas verdes y salvajes son un placer para los pájaros y los varsovianos aficionados a pasear a pie o en bicicleta o a encender fuegos de campamento que se cuentan por decenas en verano.

El nivel del Vístula se mide sistemáticamente desde 1789. Su altura media en la capital es de 2,37 metros. Su mayor crecida se remonta a 1960, cuando sus aguas subieron a 7,87 metros. La bajada del nivel del Vístula y de sus afluentes, que afecta mucho a la producción agrícola, no provocó, sin embargo, perturbaciones en el abastecimiento de la capital en agua potable, ya que ésta procede de fuentes subterráneas.

En otros lugares de Polonia, la sequía hizo aparecer “tesoros” más recientes. El río Bzura reveló, por ejemplo, los restos de un avión militar soviético derribado al final de la Segunda Guerra Mundial. Y la caída del nivel del río San, en el sureste de Polonia, permitido descubrir un pequeño patrullero, probablemente austriaco, de la Primera Guerra Mundial, y tres fusiles de más de un siglo junto con sus municiones.

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El trabajo de los arqueólogos en el río Vístula, que recorre Polonia de una punta a otra.
Imagen: AFP
 
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