SOCIEDAD › ROXANA PERAZZA, SECRETARIA DE EDUCACION PORTEÑA

“Los chicos tienen que estar muchos días en clase”

Segunda de Filmus en el gabinete de la Ciudad, acaba de ser confirmada al frente de la Secretaría. Dice que en Buenos Aires seguirá habiendo primaria y secundaria y que está “sorprendida” por la reacción ante el anuncio de que las clases empiezan el primero de marzo.

 Por Nora Veiras

Acaba de ser confirmada como secretaria de Educación del gobierno porteño. Prefiere recorrer escuelas o sentarse a pensar estrategias, pero eso de hablar ante la prensa no está entre sus placeres. Roxana Perazza es egresada de Ciencias de la Educación de la UBA y acompañó a Daniel Filmus hasta que éste saltó a la cartera nacional. Llegó al gabinete de Aníbal Ibarra desde su militancia en el Frente Grande y reivindica esa pertenencia. “Es mi esposo el que es del ARI”, aclara en referencia a Fernando Melillo, quien asumirá como legislador porteño después del 10 de diciembre, cuando termine su mandato en la Cámara de Diputados. Perazza asegura que quiere que se sancione la ley de Educación de la Ciudad, pero que se mantendrá la primaria y la secundaria. Se sorprende por la reacción ante el anuncio de que las clases empezarán el 1° de marzo. “Es una decisión coherente si queremos priorizar la educación”, dice.
–¿Qué objetivos se plantea para la nueva gestión de Ibarra?
–En educación media, vamos a profundizar las políticas de retención de los chicos. A nuestra consigna de campaña de Deserción Cero le sumamos Calidad Educativa Diez. Nosotros queremos que todos los chicos estén dentro de las escuelas, pero aprendiendo y estudiando. Para eso vamos a incrementar las becas estudiantiles, vamos a generar instancias de orientación vocacional para los estudiantes de educación media. La idea es que haya centros en los Centros de Gestión y Participación donde puedan acudir y pedir orientación sobre el tipo de modalidad a la que pueden ingresar (artística, técnica, bachiller o comercial) y que allí sea un lugar donde los jóvenes que quieran reinsertarse en el sistema encuentren alternativas para hacerlo. Seguimos con la reforma curricular de los programas de estudio. Vamos a incorporar cambios en la formación docente para los profesorados. Y también generar los concursos para acceder a los cargos docentes. Es un mérito de Aníbal Ibarra haber puesto a la educación en la agenda política de la Ciudad.
–¿Cuál es la cantidad de chicos que están fuera del sistema?
–Alrededor de 15 mil adolescentes. La escolaridad primaria está cubierta, los niveles de deserción son ínfimos. El año próximo vamos a descentralizar la inscripción en primaria hacia los barrios. Con una fuerte inscripción en los barrios más desfavorecidos para que en los centros comunitarios, iglesias, comedores también se anote a los chicos y sobre todo a aquellos que a lo mejor han dejado la escuela primaria.
–En las últimas dos semanas, la educación aparece vinculada a dos problemas: el consumo de drogas y alcohol y el intento o abuso sexual en colegios privados. ¿Cómo reacciona la escuela frente a eso?
–Son casos distintos. El tema del alcoholismo tiene un nivel de masividad en los adolescentes importante. Lo primero que aparece en los docentes con ese tema es un alto grado de preocupación y creo que enfrenta a la escuela con los límites que una institución escolar tiene. Hay jóvenes tomando alcohol en cualquier parte de la ciudad, hay que verlos nada más. En los docentes genera angustia porque los enfrenta con los límites del desempeño laboral y lo que aparece es que en esos temas la escuela sola no puede y que tiene que articular, llamar, confiar y establecer acuerdos de trabajo con otras instituciones. Hay que fomentar eso, que el Estado sea el articulador entre las instituciones, pero ponerle también a la escuela la función no sólo de prevenir sino también de resolver casos tan graves me parece que es sobreexigirla con algunas funciones que la exceden. Por otro lado estamos impulsando un fuerte compromiso en restituir el lugar de la enseñanza en la escuela. La droga, el alcohol, exceden a la escuela y acá se necesita un compromiso responsable, frontal, en serio.
–¿En qué otras instituciones piensa?
–Pienso en las familias, en ONG, en instituciones que tienen mucho recorrido en algunos procesos. Y no necesariamente tienen que estar en la escuela, la escuela puede acompañar, pero no resolver.
–En los casos de denuncias por abusos sexuales en escuelas privadas, ¿cuál es el rol del Estado...?
–Las escuelas informan tarde al Estado. Tienen que hacerlo porque el Estado tiene que regular, acompañar a la institución –hay escuelas que lo han podido resolver, se han hecho cargo del problema no lo han negado y hay otras que no lo han sabido resolver–. En todas las situaciones estamos abriendo sumarios para ver realmente qué pasó. Hay que aclarar que son algunos casos y sí habría que ver, desde lo sociológico, qué es lo que se calla, lo que se oculta.
–Justamente, qué pasa con la educación sexual en las escuelas...
–Creo que la educación sexual es una tarea compartida entre la escuela y la familia. Tiene que haber algunos acuerdos básicos y las escuelas tienen que poder sostener un encuadre de educación sexual, docentes que sean capaces de responder y si no saben hacerlo, saber a quién acudir para que lo haga. Y también cuando uno incorpora estos temas se generan determinadas situaciones y tiene que haber una actitud adulta y responsable para llevarlo a cabo. Nosotros hicimos la experiencia con el Consejo de Niños/as y Adolescentes que genera talleres de educación sexual y les propone a las escuelas generar cinco talleres con los chicos y las escuelas que están de acuerdo los piden. Me parece que el tema de la educación sexual es absolutamente controvertido, pero no se puede obligar por decreto a ninguna institución a impartirla; sí se tiene que promover que las instituciones generen los espacios educativos para que estos temas se dicten.
–Por otro lado está el tema de prevención de enfermedades de transmisión sexual...
–Ese es otro tema. Ahí me parece que sí, la escuela y el Estado en general tienen que tener una actitud responsable y un compromiso público de generar y fomentar todos los espacios de prevención posibles y la escuela no es un lugar más, sobre todo, porque atiende a los jóvenes de los sectores más desfavorecidos. Este año hicimos un cuadernillo para todos los docentes de las escuelas medias en relación a los procesos de prevención y del HIV y llevamos a cabo talleres con los chicos.
–¿Qué pasa con las escuelas privadas que representan casi la mitad del sistema?
–La escuela privada también tiene la capacidad de elegir si quiere generar estas condiciones en el interior de la institución o no. Algunas lo hacen, otras no, otras creen que lo mejor que les puede pasar a los chicos es que las familias se hagan cargo de estos temas y nosotros respetamos esto. No nos parece que tengamos que obligar a nadie a sostener determinados compromisos.
–Es decir que la Iglesia hace lo que quiere en ese sentido.
–¿Así me lo vas a preguntar?
–Sí.
–La Iglesia tiene sus valores y sus objetivos.
–En la Ciudad hay doce gremios docentes, ¿va a haber algún aumento salarial?
–No todos los gremios tienen la misma cantidad de afiliados, son doce, pero no son equiparables. Para el año próximo está previsto empezar un proceso para pasar a remunerativos los ítem no remunerativos. El proceso va a llevar tres o cuatro años.
–No habrá incremento salarial sino blanqueo.
–Sí, vamos a tratar de que sea todo remunerativo y que los futuros incrementos entren en el básico directamente.
–¿Se va a debatir la ley de Educación de la Ciudad?
–Nosotros tenemos el firme interés que se debata. Es más, presentar en el primer año un proyecto de ley que dé cuenta del sistema educativo de la Ciudad y que también genere algunos mecanismos indispensables para estar articulado con el resto de las provincias.
–¿Va a seguir la primaria y la secundaria en la Ciudad?
–Sí, va a seguir la primaria y la secundaria. No es necesario un cambio de estructura (a EGB y Polimodal) para generar mejores condiciones de trabajo ni para los docentes ni para los chicos. Ha quedado comprobado con lo que pasó en el resto del sistema educativo nacional. Sí, es verdad que tenemos interés en articular con el resto del sistema educativo del país. El sistema estaba desarticulado antes de la Ley Federal de Educación y me parece que la ley profundizó la fragmentación del sistema educativo. Hay que entender que no debería haber diferencias en la calidad educativa y en las posibilidades de desarrollo personal que cada uno pueda tener. Este tiene que ser un país que a través de la educación promueva la justicia social.
–¿A qué atribuye que genere tanta polémica que se quiera tener más días de clase?
–Me parece que son esas polémicas que hacen pensar qué está pasando. Todo el mundo dice que la educación es estratégica, es una herramienta de igualación social y cuando un Estado pone el inicio de clases quince días antes se genera este debate. Me parece que habla bien de nosotros como sociedad que podamos sostener que los chicos tienen que estar muchos días en la escuela, pero no por la cantidad sino porque el mayor desafío es generar las condiciones para que la calidad educativa sea algo tangible, verdadero, sistemático. Como escenario futuro hacia el 2007 si nosotros pudimos interpelar un poco la práctica docente, generar mejores condiciones para el trabajo de los chicos, que la escuela media sea realmente un lugar de investigación y formación, la discusión sobre la cantidad de días es irrisoria. No tuve ninguna queja ni llamado de los gremios docentes. Se trata de dar un poco más de coherencia.

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