EL PAíS › COMO VEN LA TENSION CON EL GOBIERNO LOS PIQUETEROS NESTOR PITROLA Y LUIS D’ELIA

La política, desde el otro lado del piquete

El del Polo Obrero dice que no hay un “recrudecimiento”, porque la protesta social piquetera nunca abatió. El de la FTV detecta una “intencionalidad política” por oposición al Gobierno. Pitrola y D’Elía delimitan un mapa del movimiento piquetero entre el endurecimiento de posiciones y las formas de apoyo al Gobierno, en momentos en que despunta la represión.

 Por Luis Bruschtein

El movimiento piquetero, que creció a la sombra de la exclusión y la desocupación que se acumuló durante el modelo neoliberal y la crisis, afronta de diversas maneras la situación que se creó entre el 19 y 20 de diciembre de 2001 y las elecciones presidenciales. Tras un breve período de reacomodo, los cortes y las marchas por el centro de la ciudad volvieron a repetirse todas las semanas y, en algunas provincias, como Neuquén y Salta, fueron duramente reprimidos. Entre el endurecimiento de sus posiciones o formas de apoyo al Gobierno, el movimiento piquetero busca delinear el lugar que ocupará en el escenario social de los próximos años.
Para Luis D’Elía, titular de la Federación Tierra y Vivienda (FTV), enrolada en la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), el recrudecimiento de los cortes y las acciones piqueteras en las últimas semanas obedece a una cuestión de concepción política de las agrupaciones que la protagonizan y a la preparación del acto que se realizará el 20 de diciembre al cumplirse dos años de la rebelión popular que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa.
Pero Néstor Pitrola, dirigente del Polo Obrero, una de las agrupaciones que participa en el Bloque Piquetero Nacional, señala que no hay un recrudecimiento porque no hubo tregua. “Nosotros salimos a la calle el 11 de junio, dos días después de que nos recibiera el presidente Néstor Kirchner y a partir de allí hicimos varias movilizaciones importantes.” En esa oportunidad, las agrupaciones del Bloque Piquetero entregaron a Kirchner un programa de nueve puntos. “Esos puntos planteaban un programa de hecho que incluía, por ejemplo, el no pago de la deuda externa, y en general puede decirse que tenía una orientación muy opuesta a la que tomó el Gobierno”, afirma Pitrola. “Nosotros seguimos los tiempos políticos, los tiempos de la gente y lo seguimos haciendo –aclara–, pero de ninguna forma hicimos una tregua con el Gobierno.”
D’Elía hace una lectura política de esta actitud opositora. “Nosotros creemos que no tiene origen en la problemática social –afirma–, sino en cuestiones políticas. En un ala del movimiento piquetero hay una visión insurrecionalista de la política que se relaciona con las afirmaciones de Raúl Castells (dirigente del MIJD) de tomar por asalto la Casa Rosada. Hay otra visión más relacionada con los partidos de izquierda que se basa en la lucha de clases entre burguesía y proletariado, en un país que tras el modelo se quedó casi sin burguesía propia ni trabajadores. Y una tercera que estaría expresada por los MTD, relacionada con Holloway y sus posiciones de mantenerse por fuera del sistema. Nosotros expresamos otra posición.”
En relación con si hubo cambio o continuismo con la asunción de Néstor Kirchner, Pitrola señala que “ningún gobierno es igual a otro, pero en general la política económica es la misma que la de Eduardo Duhalde. Hay puntos centrales en este gobierno que expresan el continuismo, como la permanencia del ministro de Economía, Roberto Lavagna. En la Asamblea Nacional de Trabajadores que realizamos el 2 y 3 de agosto, caracterizamos a este gobierno como continuista y denunciamos que se aprestaba a cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que iba a hipotecar el futuro de la Argentina. Creemos que no nos equivocamos.”
D’Elía, en cambio, sostiene que “los pueblos latinoamericanos han logrado construir espacios de poder en una situación aún más favorable que en los años ‘70. Este bloque regional de poder hace que aparezca un Chávez en Venezuela y un Lula en Brasil o Kirchner en Argentina, lo cual favorece la situación de la Revolución Cubana en el continente. El año próximo habrá elecciones municipales en Bolivia que iniciarán un proceso del cual esperamos que culmine con el dirigente cocalero Evo Morales en la presidencia. Y en las elecciones uruguayas que habrá también el año próximo es muy probable que triunfe el candidato del Frente Amplio, TabaréVázquez. Nosotros pensamos que esa estrategia, que en el Mercosur encabezan Lula y Kirchner, debe ser analizada seriamente y con mucha responsabilidad por parte de los movimientos sociales”.
Las diferencias en relación con el Gobierno son más profundas aún: “Nosotros entendemos que este gobierno hace lo único que puede hacer –afirma Pitrola–, hace un discurso antimenemista antes de negociar con los restos del menemismo, tiene que posar de crítico del FMI antes de hacer un acuerdo entreguista que nos condena al 3 por ciento de superávit fiscal para pagarles; que critica al modelo y está renegociando todas las privatizaciones y de manera desfavorable para el Estado. Es un gobierno con profundas contradicciones entre el discurso y la realidad, ha ido al default, compensando a los bancos y estafando a los ahorristas y a los afiliados a las AFJP. Como siempre, no se confisca a los que vaciaron al país, sino a los de abajo”.
De todas maneras, D’Elía y Pitrola coinciden, aunque con marcados matices, en que la represión del martes pasado en Neuquén no fue responsabilidad del gobierno nacional. Para el dirigente de la FTV “fue un garrotazo del gobernador Jorge Sobisch que al mismo tiempo es un mensaje del menemismo para tratar de demostrar que la crisis se puede manejar con autoritarismo y represión. Nosotros podemos analizar la idea de una tarjeta, pero la que les propuso Sobisch a los desocupados neuquinos se parece más a los bonos con que les pagaba La Forestal a los peones chaqueños a principios del siglo pasado”.
En este punto, el dirigente del Polo Obrero asigna la responsabilidad central por la represión a Sobisch, “que quiso dar un golpe ejemplificador a los desocupados para disciplinar la provincia, pero con las declaraciones previas del ministro del Interior, Aníbal Fernández, cuando dijo que perseguiría a los piqueteros con el Código Penal en la mano así como una especie de campaña sobre la clase media, de alguna manera fueron creando el clima para que después hubiera represión en tres provincias, Salta, Jujuy y Neuquén. El Gobierno tiene que terminar con el doble discurso, porque en realidad los aparatos represivos no han sido desmontados”.
También hay algunas coincidencias en cuanto a los síntomas de la reactivación económica, aunque disienten en la forma en que este fenómeno repercutirá en sus propuestas de aquí en adelante. “Nosotros vemos una reactivación a media máquina –explica Pitrola–, por lo que han comenzado a plantearse distintas luchas por el salario los maestros, los trabajadores de la industria pesquera, luchas que se dan en forma aislada porque las tres centrales obreras están comprometidas con el proyecto del Gobierno. Creemos que la solución a la crisis está en la unión del movimiento piquetero con estas luchas de los trabajadores ocupados. No creemos que lo pueda lograr el movimiento piquetero solo. Tenemos que encontrar formas de unión, congresos de base, se lo hemos planteado a todos, hemos hablado con Moyano, incluso. Según lo evaluamos nosotros, el proceso de cooptación del movimiento piquetero por parte del Gobierno fracasó, porque sólo logró hacerlo con la FTV.” Pitrola expresa también su confianza de que el acto que realizará el Bloque Piquetero y la Asamblea de Trabajadores el 20 de diciembre consolidará el proceso de unidad entre los distintos agrupamientos.
D’Elía, cuya agrupación realizará otro acto para esa fecha, dice que “en los barrios se puede ver que hay un poco más de trabajo. Uno ve mucha gente en los colectivos a la mañana, hay más trabajo en la construcción y en algunos otros sectores, pero este proceso de reactivación, si bien empieza a dar algunos réditos, no tendrá efectos instantáneos, de la noche a la mañana, eso lo sabemos, sino que serán escalonados. De todos modos, esta perspectiva nos obliga a pararnos desde otro lugar. Nosotros no queremos eternizarnos con los planes Jefas y Jefes de Hogar y otros. No pedimos más planes, lo que queremos es que la gente dé un salto cualitativo. Este es el momento de cooperativizarnos, de entrar en la obrapública, de encarar a las cámaras empresarias para que abran puestos de trabajo, queremos participar en forma activa en este proceso de cambios. Esta semana fundamos 50 cooperativas que van a empezar a construir viviendas. En esta cuestión hay que ser serios, porque todos reciben cosas del Gobierno, todos hablan con el Gobierno para pedirle. Algunos reciben cosas y después son poco eficaces a la hora de gestionar y se quedan en el reclamo”.

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Los cortes fueron reprimidos con violencia en Salta y en Neuquén, y son cotidianos en Buenos Aires.
 
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