SOCIEDAD › ASALTO EN EL EXCLUSIVO SAN DIEGO, DE MORENO

Sospechas dentro del country

 Por Raúl Kollmann

El llamativo robo en el suntuoso country San Diego levanta polvareda y es una usina de hipótesis, porque no parece fácil realizar un golpe comando dentro de un lugar donde hay una poderosa custodia. En algún momento se barajó la idea de que el robo no existió y que todo fue una puesta en escena de una esposa a punto de separarse del marido. Ayer, el fiscal desmintió rotundamente esa hipótesis: aseguró que tres hombres, con capuchas y armas cortas, robaron en casa de la familia Recio. El botín no fue grande: un puñado de joyas y cinco mil pesos. Los principales sospechosos son empleados del country e integrantes de la guardia, pero hay más de un enigma que por ahora no tiene respuesta.
“La denuncia es absolutamente creíble –sostuvo el fiscal Eduardo Lenard, desde Mercedes–. Se constató en todos los detalles y las dos mujeres que estaban en la casa, Silvia López, esposa de Marcelo Recio, y la empleada doméstica, dan la misma versión de lo ocurrido. No hay contradicciones. Las dos terminaron en un baño, amarradas con cinta de embalar y después de que se fueron los delincuentes se liberaron.”
En el country, más de un vecino hace el siguiente análisis: “¿Cómo puede ser que un lunes por la mañana, cuando casi todas las casas están vacías, vayan a robar justo a una en la que hay gente? Si son empleados o miembros de la guardia, podían haber elegido una vivienda vacía. Sin embargo, hacen un despliegue de capuchas y armas. ¿Cuánto hace que no hay un asalto con gente encapuchada? Parece mucho más un mensaje que un robo, que, además, no muestra trabajo de inteligencia alguno: en esa casa había poca plata. ¿No será ésta una provocación?”. No faltan quienes creen que detrás de esta movida hay un mensaje de la cuestionadísima policía de Moreno, donde el propio intendente reconoce que su partido es una zona liberada. Otros creen que el mensaje proviene de integrantes actuales de la guardia, de alguna de las empresas de seguridad anteriores del country o de alguna empresa de seguridad competidora.
El fiscal tiene la mira puesta en los dos mil empleados que hay en San Diego, entre custodios, jardineros, electricistas, hombres de mantenimiento, asistentes de los distintos deportes, caseros, empleados de los comercios y una larguísima nómina de los que entran y salen del country todos los días. El San Diego es tan vasto –más de 400 hectáreas—que perfectamente tres personas pudieron juntarse, perpetrar el robo, dejar a las dos mujeres maniatadas, salir de la casa y volver a sus labores. Eso, además, explicaría lo de las capuchas, ya que se trata de gente que trabaja allí y a cara descubierta hubieran sido identificados.
La pregunta central es por qué robaron en una vivienda ocupada Tal vez porque tenían el dato equivocado de que había más dinero. Es más, inicialmente se dijo que el empresario había hecho una importante operación y tenía más de cien mil dólares encima. O bien todo fue un show en que lo importante fue el mensaje: podemos hacer esto y mucho más. Lo que no está claro en ese caso es quién mandó el mensaje y a quién está dirigido.

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