SOCIEDAD › EL PAPA LO PUSO EN LA ANTESALA DE LA BEATIFICACION

Brochero, aquel cura heroico

El sacerdote argentino José Gabriel del Rosario Brochero, fallecido en 1914, está un paso más cerca de convertirse en santo. Ayer, el papa Juan Pablo II reconoció las virtudes heroicas del cura gaucho, quien podría ser declarado beato en el corto plazo si se reconoce un milagro obrado por su intercesión: el caso de sanación de un bebé que nació al quinto mes de gestación con muy pocas chances de sobrevivir y que hoy tiene 14 años y vive en la localidad de Villa Cura Brochero, sin que trascienda su identidad.
La condición de venerable siervo de Dios, que recibió Brochero, es el título que se da a una persona fallecida a la que se reconoce haber vivido las virtudes de manera heroica. Ese es el primer paso para ser considerado santo. Luego debe ser considerado beato, previa comprobación de un milagro producido. Finalmente, la santidad se otorga si se comprueba un segundo milagro ocurrido después de la beatificación.
Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en el paraje Carreta Quemada, cerca de Santa Rosa del Río Primero, en el norte de Córdoba y se ordenó como sacerdote en 1866. Desempeñó su ministerio sacerdotal en la catedral de Córdoba y fue prefecto de estudios del colegio seminario Nuestra Señora de Loreto. En 1869, fue designado cura y vicario del departamento San Alberto, con unos 10 mil habitantes en el Valle de Traslasierra. Se instaló entonces en Villa del Tránsito, donde cumplió un papel activo durante la epidemia de cólera que se desató en Córdoba en 1867. Sin embargo, murió pobre, ciego y enfermo de lepra en 1914.
“Se lo veía correr de enfermo en enfermo, ofreciendo al moribundo el religioso consuelo, recogiendo su última palabra y cubriendo las miserias de sus deudos. Este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos, más fatigantes y heroicos de su vida”, escribió su amigo de juventud, Ramón J. Cárcano.
La Argentina ya tiene a un santo autóctono: se trata de Héctor Valdivieso Sáenz, cuyo martirio se produjo en España. El Episcopado auspicia las causas de Brochero, Ceferino Namuncurá y Fray Mamerto Esquiú, que nacieron, hicieron su tarea pastoral y murieron en el país. Además, tiene como beatos al religioso salesiano Artémides Zatti, la niña Laura Vicuña y las religiosas María del Tránsito Cabanillas y María Ignacia March Mesa. En la promulgación de ayer, el Papa reconoció además las virtudes heroicas de las españolas Teresa Guasch y María del Pilar Cimadevilla y de la venezolana Susana Castillo, entre otros.

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