SOCIEDAD › POLEMICA EN CHILE POR LA PILDORA DEL DIA DESPUES

Lagos defiende la pastilla

La píldora del día después desató un fuerte enfrentamiento entre el gobierno chileno y la jerarquía católica de ese país. Ayer, el presidente Ricardo Lagos defendió la entrega gratuita de ese método de anticoncepción de emergencia en los centros de salud de todo el país, en respuesta al arzobispo de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz, que dos días antes había llamado a los alcaldes católicos a desobedecer una normativa del Ministerio de Salud por la cual se proveerá de esa píldora en el marco de un protocolo de atención a las mujeres violadas. Para hoy está prevista una marcha de organizaciones feministas de apoyo al gobierno frente a la Catedral de Santiago.
“A nadie se lo obliga. Por favor... nos costó mucho recuperar la democracia para que no se nos obligue a nada. Queremos que cada chileno sea libre de resolver de acuerdo con sus creencias, su religión, sus valores. Eso es lo que tenemos que respetar. Y si se produce algo tan trágico como una violación, y la persona que sufrió esta tremenda desgracia necesita una píldora y ella, de acuerdo con sus creencias la quiere, no es justo negársela”, afirmó Lagos, en medio de los aplausos de quienes concurrían a un acto en una sede de la Asociación Cristiana de Jóvenes. Y más adelante señaló: “No quiero un país en el que algunos puedan elegir según tengan o no tengan plata”.
La distribución gratuita de la anticoncepción de emergencia comenzará el 15 de mayo, entre las mujeres que acudan a los consultorios o salas de guardia y digan que han sido violada. La normativa no exige que deban hacer previamente la denuncia judicial del hecho. La Iglesia condenó la decisión del gobierno. Se opone a su entrega con el argumento de que el fármaco tiene efectos abortivos. Sin embargo, no hay pruebas científicas que avalen tal afirmación. Tanto la Organización Mundial de la Salud como otros organismos calificados de todo el mundo así lo sostienen. El principal compuesto hormonal de la pastilla, el levonorgestrel, interfiere con dos procesos que son previos a la fecundación: el ovulatorio y la migración de los espermatozoides, pero no hay evidencia científica de que actúe sobre procesos posteriores. Se recomienda usarla sólo ocasionalmente.
En Chile, la píldora del día después se vende desde septiembre de 2001, bajo receta médica, con un precio que oscila entre 8 y 10 dólares por dosis, pero su distribución en los consultorios, según la disposición del Ministerio de Salud, permitirá ponerla al alcance de las mujeres que no pueden comprarla. “Es una cuestión de equidad”, destacó en diálogo con Página/12 Sandra Castañeda, de la Red de Salud de las Mujeres, que nuclea a más de dos mil ONG. La semana pasada jóvenes católicos marcharon por la capital chilena en contra de la pastilla.
El tema divide al país. Los alcaldes católicos ya anunciaron que acatarán el pedido de la jerarquía eclesiástica y se negarán a distribuir el anticonceptivo. El ministro de Salud, Pedro García, advirtió que se realizarán sumarios a los que no cumplan con la resolución. Mientras tanto, los alcaldes más progresistas doblaron la apuesta y se comprometieron a entregar la píldora no sólo a las mujeres violadas sino también a todas aquellas que la soliciten.
En la ciudad de Buenos Aires también existe un protocolo especial para mujeres violadas por el cual la píldora se entrega gratuitamente para evitar un embarazo no deseado. En algunas provincias se distribuye como parte de Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable.

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