SOCIEDAD

La declaración de los testigos apunta contra Cirilo y Siracusa

El encargado y la empleada del maxiquiosco aseguran que hubo efectivamente un robo. Y defienden la actuación del policía que mató a los dos supuestos ladrones. Las dudas sobre Cirilo.

 Por Raúl Kollmann

El encargado del maxiquiosco de la avenida Córdoba y una empleada del negocio declararon ante la Justicia que efectivamente Julio Silva, que en Señorita Maestra hacía el papel de Siracusa, ingresó al lugar con un arma, acompañado de otro cómplice, el ex policía Marcelo Sosa. De esa manera, los únicos dos testigos independientes reafirmaron la historia de que Siracusa y Sosa intentaron robar el maxiquiosco, algo de lo que descreen los familiares de los dos supuestos ladrones que murieron el lunes a la noche. Respecto de Fabián Rodríguez, el Cirilo de la trama televisiva, los dos testigos dijeron que no lo vieron, aunque hay una señora que pasaba por la puerta del kiosco y que afirma que un hombre que salía corriendo del comercio la atropelló en su huida.
E. F., de 25 años, es el encargado del kiosco Black and White. En el asalto fue herido por un balazo que no dispararon los ladrones, sino el policía que –según la historia que convalidó el juez– fue quien repelió el intento de robo. M. C., de 26 años, es la joven empleada del maxiquiosco que en la noche del lunes también estaba atendiendo a los clientes. Ambos son los protagonistas y a la vez testigos clave –por eso piden que no se revelen sus identidades– de lo ocurrido en el maxiquiosco en el asalto del lunes.
Hasta ahora, en la versión oficial existen varios elementos que contribuyen al manto de dudas sobre lo ocurrido:
- Las familias de Siracusa-Silva, Cirilo-Rodríguez y del ex policía Sosa sostienen que ninguno de los tres eran ladrones y que la única actividad que hacían en conjunto era conformar un grupo musical.
- Como prueba, los familiares sostienen que ninguno tiene antecedentes penales.
- El policía que repelió el supuesto robo, Ricardo Maldonado, fue el único que disparó esa noche. Los cuatro proyectiles que se encontraron salieron todos de su arma. Incluso el balazo que pegó en el brazo del encargado.
- De acuerdo con la versión oficial, Cirilo-Rodríguez –hoy detenido– actuó como campana y tras la muerte de sus dos compañeros entró al local y se llevó una de las armas que había en el piso. Los familiares sostienen que esa versión tiene poco asidero, porque resulta extraño que el policía Maldonado, que mostró tanta severidad disparando contra los ladrones, después haya permitido que alguien entrara al lugar y se llevara una pistola. La lógica es que lo hubiera perseguido.
Con estos elementos, familiares y abogados sostienen que no hubo robo y que lo ocurrido en el maxiquiosco fue un caso de gatillo fácil: un policía disparando sin razón alguna.
Sin embargo, E. F. y M. C., el encargado y la empleada, ratificaron ante la Justicia que el intento de robo existió y que los dos ladrones entraron, ambos armados, aunque en ningún momento dispararon. Uno de ellos controló a la empleada y al ocasional cliente, que no era otro que el policía Maldonado que había entrado a comprar cigarrillos. El otro ladrón –según la versión de los dos protagonistas-testigos– controló al encargado y se dirigió a sacar el dinero de la caja. Sin embargo, hubo un momento de distracción en el primero de los ladrones, lo que le permitió a Maldonado sacar su arma y gritarles a Silva y Sosa que levantaran las manos. Según encargado y empleada, ello produjo una violenta reacción de empujones y forcejeos y Maldonado disparó cuatro veces: dos proyectiles dieron en un ladrón, uno en el otro –ambos murieron– y el cuarto disparo hirió en el brazo al encargado. Los protagonistas-testigos sostienen que Maldonado actuó bien, porque las cosas se habían tornado muy violentas. Sobre la base de esos testimonios, el juez Eduardo Moumdjan ordenó la libertad de Maldonado, que fue detenido en un primer momento.
Respecto de Cirilo-Rodríguez los dos testigos dicen que no lo vieron porque toda la atención estaba puesta en la herida del encargado. Según los testigos, el policía Maldonado sí vio a una persona que entró a llevarse una pistola 9 milímetros que quedó en el piso. La hipótesis es que Rodríguez, que es policía, se metió al maxiquiosco a sacar el arma porque se trataba de la suya, la reglamentaria, y dejarla allí lo comprometería gravemente.
Cirilo-Rodríguez concurrió a la comisaría a averiguar lo ocurrido con Siracusa-Silva y a raíz de ello fue reconocido por Maldonado. El único testigo independiente que existe de esa parte de los hechos es una vecina que caminaba frente al maxiquiosco cuando supuestamente Cirilo-Rodríguez salió corriendo y en su carrera la atropelló. Por ahora la testigo no fue citada para la rueda de reconocimiento.
La defensa de Cirilo-Rodríguez sostiene que el policía estaba cumpliendo con un adicional, de seis a diez de la noche, en Paraguay y Anchorena. Las autoridades de la Secretaría de Seguridad sostienen que no hay verificación oficial de esa custodia adicional, lo que en todo caso demostraría que hay servicios truchos de los que se benefician los jefes. Pero, además, el robo ocurrió a las diez y cuarto, por lo cual el acusado tuvo tiempo de transitar en quince minutos las quince cuadras que van del lugar del adicional al lugar del robo. En los próximos días, el letrado de Cirilo, Walter Gangi, tendrá que aportar las pruebas que sostengan la versión de su defendido. Y seguramente las evidencias que junten la policía, el juez y los defensores terminarían poniendo más luz en el caso.

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El maxiquiosco de la avenida Córdoba, donde ocurrió el supuesto robo que derivó en dos muertes.
Los familiares del detenido Cirilo y el fallecido Siracusa niegan que fueran ladrones.
 
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