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Los detuvieron por estar involucrados en robos. Tenían 16 y 17 años. En forma indebida los alojaron en la comisaría 1ª de Quilmes. Y allí encontraron la muerte. Los dos adolescentes fallecieron como consecuencia de las heridas sufridas en un incendio desatado en el calabozo, en el que no deberían haber estado. Otros tres menores que compartían la misma celda se encontraban anoche en grave estado, según informó a Página/12 la subsecretaria bonaerense de Minoridad, Cristina Tabolaro. El problema de los menores detenidos indebidamente en comisarías no es nuevo. Hace más de un año, la Suprema Corte provincial reclamó al gobernador Felipe Solá que los traslade a institutos adecuados, pero la medida nunca se concretó: actualmente persisten en esa situación alrededor de trescientos adolescentes, un 50 por ciento más que en 2003, según confiaron anoche a Página/12 fuentes del Ministerio de Seguridad.
De acuerdo con el informe policial, el fuego lo inició uno de los diez menores alojados en una celda de la comisaría 1ª de Quilmes. El muchacho, con antecedentes de delitos graves, habría prendido un colchón, que luego colocó frente a la puerta del calabozo. Al parecer, no se trató de un motín: el hecho habría sido provocado en el marco de una pelea entre internos o para generar alguna posibilidad de fuga, según confiaron fuentes de la investigación. En el caso tomó intervención el juez de menores de Quilmes, Pedro Entío.
Las graves heridas que sufrieron los adolescentes despertaron dudas sobre cómo enfrentó el siniestro el personal de la seccional. Uno de los menores, de 16 años, murió a las pocas horas, el jueves a la madrugada, en el Hospital de Quilmes, como consecuencia de quemaduras y afecciones respiratorias por la inhalación de monóxido de carbono. Ayer, falleció otro de los jóvenes, de 17 años, en la Clínica del Niño de Quilmes. Ambos estaban detenidos por causas de robo, según informó a Página/12 el segundo jefe de la Departamental de Quilmes, comisario inspector Sergio Introna, quien estuvo a cargo de la pesquisa del hecho. Otros tres menores permanecían anoche internados en centros de salud de las localidades de Gonnet, Lomas del Mirador y Lanús, con cuadros graves.
Los Bomberos de Quilmes llegaron a la comisaría, ubicada en Alem y Sarmiento, en pleno centro de Quilmes, cuatro minutos después de recibir un llamado de alarma de la policía, según precisó a este diario el oficial del destacamento Ricardo Di Piero. Pero al arribar a la seccional, se encontraron con que el fuego había sido extinguido por el personal de la comisaría, con baldes de agua y trapos. De lo que se deduciría que el aviso a los Bomberos se habría hecho en forma tardía –poniendo en riesgo la vida de los menores– y no cuando comenzaron las llamas, ya que resulta difícil que las hubieran apagado en menos de cinco minutos. Sobre esta misma seccional pesan graves antecedentes de malos tratos y torturas a menores. En 2001, el fiscal Luis Armella, de Quilmes, realizó una profunda investigación y determinó que en la comisaría se producían abusos sexuales, tormentos y vejaciones en perjuicio de los menores.
En total, en la noche del miércoles había en la seccional 18 menores. Los menores no deben estar detenidos en comisarías. Desde hace varios años, la Suprema Corte de la provincia viene intimando al gobierno bonaerense para que los traslade a institutos especializados y adecuados. La última vez que pidió que sean reubicados fue en agosto de 2003. En aquel momento había unos doscientos jóvenes, de 16 a 18 años, en distintas seccionales. Una fuente del Ministerio de Seguridad reveló a este diario que esa cifra creció en un año un 50 por ciento: actualmente hay alrededor de trescientos, debido a que no hay lugar disponible en institutos dependientes de la Subsecretaría de Minoridad. Esa dependencia está bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Juan Pablo Cafiero. En julio de 2003, el mismo Cafiero, siendo ministro de Seguridad, se había comprometido a derivar a los menores a institutos. También fueron recurrentes los reclamos del máximo tribunal bonaerense durante la gestión de Carlos Ruckauf. Pero los menores nunca fueron sacados de los calabozos.