SOCIEDAD › CAREO ENTRE LOS TRES ULTIMOS DETENIDOS POR CROMAÑON

Triple cruce de imputados

En la causa por la tragedia de Cromañón, la de ayer fue una jornada de careos. Hubo dos, con tres protagonistas: el supuesto jefe de Seguridad del boliche, Raúl Villarreal, volvió a negar que ésa haya sido su función luego de ser careado con Lorenzo “Lolo” Bussi y con el manager de Callejeros, Diego Argañaraz. Villarreal se mantuvo en sus dichos y sostuvo que la seguridad estuvo a cargo de la banda, bajo presunta responsabilidad de Bussi y Argañaraz, quienes, por supuesto, volvieron a decir que ellos tampoco tuvieron nada que ver. Alegaron que sólo hicieron tareas de “control” sobre el corte de entradas, el trato al público en la cola y los bienes del grupo de rock que estaban en el local. Se puede decir que fue un examen sin vencedores ni vencidos, aunque hay otra versión: “Todos se mantuvieron en sus dichos, pero hay tela para cortar que podría servir para determinar que los tres tuvieron algún grado de responsabilidad, algo que surge evidente”, estimó una fuente con acceso al expediente.
El juez Julio Lucini, quien seguirá al frente de la causa porque la jueza titular, María Angélica Crotto, continuará de licencia por enfermedad, tiene que resolver dos puntos fundamentales. Por un lado, determinar si hubo o no responsabilidad compartida, y por el otro establecer si los encargados de la seguridad tienen que ser acusados por homicidio culposo o doloso. “No estoy de acuerdo con la aplicación del dolo eventual, porque si hubo una responsabilidad, compartida o no, sólo pueden haber sido algunas omisiones. Tenemos que hablar de culpa y no de dolo”, dijo a Página/12 el defensor de Villarreal, Albino Stefanuolo, quien por supuesto se inclinó en favor de un delito menor y no del “dolo eventual”, penado con hasta 25 años de prisión.
En el careo, Villarreal volvió a decir que la llave de la puerta de emergencia que permaneció cerrada estaba en poder de Mario Díaz, el portero de Cromañón, señalado como la persona que “llegaba antes que nadie al local y se iba después de que se fueran todos”. Sobre qué responsabilidad le correspondería a Díaz, el abogado Stefanuolo se limitó a señalar: “Las llaves abrían una puerta que era importante frente a un problema como el ocurrido, pero es el juez el que debe determinar si eso es un hecho grave o no”. En medios judiciales se estima que lo importante es determinar quién era el verdadero responsable de la seguridad.
Los dos careos, entre Villarreal y Bussi, y entre el supuesto jefe de seguridad y el manager de la banda, duraron en total más de cinco horas. Villarreal insistió en que él sólo se encarga de las “relaciones públicas”, mientras que Bussi y Argañaraz aseguraron que sólo hicieron tareas de “control” y no de “seguridad”. Stefanuolo, abogado de Villarreal, llegó a decir que Cromañón no tenía personal de seguridad, algo que parece extraño porque todos los boliches lo tienen.
La abogada de Bussi, Silvia Collard, dijo que Villarreal reconoció que él “le daba las órdenes” a las personas contratadas por Callejeros. El abogado de Villarreal replicó que Argañaraz reconoció que el mismo personal cumplió tareas similares en un recital en el estadio de Excursionistas y en otro realizado en Cromañón en abril pasado. “Es como admitir que estaban a cargo de la seguridad”, concluyó Stefanuolo.

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