SOCIEDAD

En la cumbre de la Infancia, EE.UU. promueve la abstinencia sexual

El acceso a la salud reproductiva se perfila como el tema más conflictivo en la sesión de la ONU para la Infancia. Estados Unidos dejó sentada su posición: la abstinencia como única forma de evitar las enfermedades de transmisión sexual. Otros países promueven la educación sexual y la planificación.

“Como ha dicho el presidente (George W.) Bush, la abstinencia es la única forma segura de evitar la transmisión de enfermedades sexuales, los embarazos prematuros y las dificultades sociales y personales que genera la actividad sexual fuera del matrimonio”, sostenía ayer en Nueva York el secretario estadounidense de Salud, Tommy Tohmson, durante el acto de inauguración de la primera Sesión Especial de Naciones Unidas dedicada a la Infancia. De esta forma, el gobierno de Bush se sumó al planteo conservador del Vaticano respecto de uno de los temas claves a tratarse en la Asamblea General de la ONU: el de la salud reproductiva de los adolescentes del mundo. La posición contraria, sostenida básicamente por la Unión Europea y el Grupo de Río –conformado por los países latinoamericanos y algunos del Caribe–, afirma el derecho de los menores a la información y a los servicios de prevención de enfermedades sexuales y embarazos prematuros. Los encuentros finalizarán mañana con la redacción de un Documento y la elaboración de un Plan de Acción para los próximos años.
La inauguración de la Asamblea, realizada 12 años después de la Cumbre Mundial en favor de la Infancia y que tiene por fin analizar los avances logrados en el área para determinar los pasos a seguir, estuvo a cargo del secretario general de la ONU, Kofi Annan. Durante su discurso, Annan mantuvo una posición crítica sobre la situación mundial y aseguró que se ha “fracasado” en las metas acordadas en 1990, detallando que actualmente uno de cada tres niños menores de cinco años sufre de desnutrición, uno de cuatro no ha sido inmunizado contra ninguna enfermedad y una quinta parte no asiste regularmente a la escuela. Ante cerca de 70 jefes de Estado y más de 3 mil personas entre niños, expertos, políticos y miembros de organizaciones no gubernamentales, el secretario general manifestó su intención de “reafirmar el derecho de los niños a crecer sin pobreza y sin hambre. Sin guerras, sin abusos ni explotación”. “Estos derechos son evidentes. Pero nosotros, los adultos, hemos fracasado lamentablemente en cumplir muchos de ellos”, sostuvo.
Annan brindó detalles luego sobre los avances logrados desde la última Cumbre y las metas que no fueron cumplidas y a las cuales se comprometieron en su oportunidad los Estados miembros. Entre los primeros, rescató la eficacia en la lucha contra la poliomielitis en el mundo, cuyos casos han sido reducidos de 350.000 en 1988 a menos de 3500 en 2000. También fueron citados el descenso de más del 50 por ciento en los casos de mortalidad causados por el tétanos neonatal y la reducción de tres millones muertes por diarrea en 1990 a 1,5 millón en 2000.
Entre las metas que no lograron cumplirse ni siquiera en grado aceptable, Annan mencionó el fracaso por mantener un nivel elevado en la cobertura de inmunización, los escasos progresos en la reducción de la mortalidad por complicaciones en el parto –por las que cada año mueren 515.000 mujeres– y en la disminución de la carencia de hierro en las mujeres. Sin embargo, más allá de los imprescindibles datos brindados por Naciones Unidas y de las intervenciones de chicos que por primera vez participaron de las delegaciones oficiales de los distintos países, la discusión se centró en torno del tema de la salud reproductiva.
Si bien la posición mayoritaria en la Asamblea está orientada a ratificar lo estipulado por la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que establece el desarrollo de “la atención sanitaria preventiva” y “la orientación a la educación y servicios en materia de planificación de la familia”, la gestión Bush dejó en claro su posición contraria a la promoción de la educación sexual, por lo que se espera una ardua discusión sobre el tema a la hora de redacción del documento final.

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Azurduy Arrieta, una nena boliviana de 13 años, habló en la sesión especial de la ONU.
 
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