SOCIEDAD › JUICIO EN ESPAÑA A UN ARGENTINO

“Lo volvería a hacer”

Daniel Rizzotti es el argentino que, como capitán de un barco de Greenpeace, impidió durante 24 horas la salida de un buque norteamericano que transportaba armamentos para la invasión de su país a Irak. El hecho ocurrió en el puerto español de Cádiz, en 2003, y el gobierno, entonces a cargo de José María Aznar, pidió una condena de cuatro años. El juicio será contra Rizzotti y cuatro tripulantes, y comenzará el 10 de mayo, en Cádiz. En diálogo con Página/12, Rizzotti adelantó que él mismo hará su alegato centrado en la libertad de expresión y aseguró que el gesto por el cual lo podrían privar de su libertad “lo volvería a hacer mil veces más”.
El 14 de marzo de 2003, el “Rainbow Warrior” llegó hasta la boca de la base militar de Rota, en Cádiz, para impedir la salida del buque militar estadounidense “Cape Horn”, que cargaba armamentos y se dirigía hacia el golfo Pérsico. La protesta era una más de las tantas contra la invasión norteamericana. Hasta que la Guardia Civil abordó el barco: “Recuerdo la violencia con que entraron a mi cabina y cuando golpearon a mis tripulantes. Hubo algunos excesos cuando nos detuvieron. Pero después, cuando bajamos, algunos policías nos confesaron ‘mira que estamos de acuerdo con lo que están haciendo’”, relató Rizzotti desde su casa en Tucumán.
Al inicio de su proceso, escoltado por dos abogados españoles que contaron con la colaboración de Greenpeace de la Argentina y Holanda, Rizzotti, de 41 años, hará su propio alegato. El argumento girará en torno de dos cuestiones: su derecho de libertad de expresión practicados “durante los días de la protesta en contra de la invasión”. Y los principios de Nuremberg, “que me obligan a defender la vida en momentos que se va a cometer un crimen”.
“Me enjuician por protestar igual que el millón y medio de españoles que se pronunciaron en contra de la guerra y a quienes (el ex presidente José María) Aznar no escuchó. Si lo mío fue un delito, entonces también deberían meter presas a todas esas personas.”
Rizzotti es militante de Greenpeace desde hace nueve años. Sus primeras campañas fueron en la Patagonia, donde denunció la tala de bosques sureños, y en California, Estados Unidos, en contra de misiles balísticos norteamericanos. Estuvo en el atolón de Mururoa haciendo monitoreos de radiaciones luego de las pruebas nucleares francesas. Sus reclamos le costaron tres causas judiciales en México e Inglaterra. En 2003, cuando era inminente la invasión de Estados Unidos a Irak, Daniel viajaba por el Atlántico en el “Rainbow Warrior” hasta que escuchó en el radio: “Hay que hacer algo en contra de la guerra”. Se dirigió al puerto de Southampton, Inglaterra, y bloqueó embarcaciones con armas, lo cual le costó tres días de arresto y un juicio que falló a su favor en septiembre de 2004. Protestó de igual manera en puertos de Holanda y Bélgica. Hasta que llegó a España.
“Tengo el apoyo de los míos, que es una familia de principios. Saben que no hice nada en contra de mis ideales y eso los tiene tranquilos”, confesó a horas de viajar a Buenos Aires en búsqueda de apoyos institucionales. El jueves al mediodía partirá a Madrid. Actualmente, el barco que capitaneó está en Corea; y el día que comience el juicio partirá desde allí rumbo a Cádiz. Rizzotti recibió al menos 300 mil firmas de personas que se solidarizaron con su causa pidiendo, además, ser encarceladas con él en caso de que quedara detenido.
“Hay posibilidades de que quede adentro”, concedió Daniel al referirse sobre una posible condena en su contra. “Si fuera así, vamos a apelar en la Justicia española. Y si fuera necesario, ante la Corte Internacional de Derechos Humanos”, anticipó antes de viajar el próximo jueves a Madrid.
Informe: Adrián Figueroa Díaz.

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