SOCIEDAD › FERNANDEZ,TITULAR DEL SAME, SE DEFIENDE DE LAS ACUSACIONES

“837 pacientes no los prevé nadie”

En junio, Germán Fernández, director del SAME, podría ser citado a declarar ante la Justicia. Acusan al servicio médico de emergencias de abandono de persona. Dice que detrás de las acusaciones está
el macrismo.

 Por Raúl Kollmann

“Detrás de los principales cuestionamientos contra la actuación del SAME está uno de los 30 coordinadores que tenemos, Martín Galmarini. No es casualidad que sea asesor del macrismo, en concreto de la diputada María Soledad Acuña. Nosotros teníamos operativos preparados para las emergencias, con casos múltiples, fracturas, quemados, intoxicados, pero, ¿837 intoxicados con gases? Eso era imposible de prever y no está previsto en ningún lugar del mundo. Pese a ello respondimos perfectamente y hasta nos sobró el oxígeno.” Con estos argumentos, el titular del SAME, el doctor Germán Fernández, se defendió de las acusaciones planteadas a la atención de la tragedia de Cromañón por uno de los cuatro grupos de familiares. Todo indica que Fernández tendrá que dar explicaciones en la Justicia durante junio, cuando el juez Julio Lucini –también podría regresar la jueza María Angélica Crotto– se aboque al expediente en que se imputa a los hombres del SAME un delito muy grave: abandono de persona. La acusación seguramente no prosperará, pero bomberos, policías e integrantes del SAME podrían ser procesados por incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Este es el diálogo que Fernández mantuvo con Página/12.
–Cromañón fue sin duda una emergencia, pero quienes los acusan dicen una cosa lógica: la profesión de ustedes es tener previstas las emergencias, incluso algo tan previsible como un desastre dentro de un boliche.
–Por supuesto que estábamos preparados para emergencias, pero Cromañón tuvo aspectos inéditos en el mundo. No hubo una sola persona operada por una fractura, un golpe. No tuvimos ni un solo caso de personas quemadas. Hubo 837 pacientes esa noche, todos A, que significa airway, o sea vía respiratoria, intoxicación. Eso no lo tiene previsto nadie en el mundo. Es como el 11 de septiembre: nadie puede tener previsto que dos aviones se incrusten en las Torres Gemelas.
–Mire, la mayoría de los testigos dice que la gente salía intoxicada por los gases y que no había oxígeno para darles. El oxígeno era el elemento para curarlos y salvar vidas.
–Cromañón ocurrió el 30 de diciembre y nosotros estábamos preparados para cuatro días feriados consecutivos. De manera que teníamos oxígeno de sobra. Llevamos los tubos de inmediato en una camioneta y nos terminaron sobrando.
–Pero los testigos dicen lo contrario. Por ejemplo, que no funcionaron muchas de las máscaras y las válvulas.
–La máscara no puede fallar porque es una especie de manguera, no tiene mecanismo de ningún tipo. Alguna válvula pudo haber fallado, pero le reitero que había tubos y elementos de sobra.
–¿Y entonces cómo se explica esos testimonios que hablan de gente que se hubiera salvado con oxígeno y que no pudo salvarse?
–Desde ya que existió un problema en el siguiente nivel: uno no puede andar corriendo a alguien con un tubo de oxígeno. Por lo tanto, se necesitaba una especie de corredor de una cuadra para ir derivando hacia allí a los que tenían que ser estabilizados con oxígeno. La policía estaba desbordada. Imagínese que allí había 5 mil personas, 4 mil dentro del recital más mil que no consiguieron entradas. “Hagan un control”, les pedí a los jefes policiales, pero ellos argumentaban que tenían que reprimir, que la gente estaba enloquecida. Es más: hubo enfrentamientos entre la gente y la policía, a la que le tiraban cascotazos. El jefe policial me dijo: “Si reprimimos es peor”. Creo que tenía razón.
–¿No es lógico pensar que ustedes y la policía deben tener entrenamientos para un hecho así? ¿No es lógico pensar que debían haber hecho ejercicios, simulacros?
–Sí, estamos preparados y ensayamos, la prueba está que pocos días después hubo que evacuar 130 personas de un tren en Palermo y lo hicimos en minutos. Pero pensar que alguien va a tener las puertas de emergencia cerradas con candado y convierte un lugar en una cámara de gas, se sale de toda la lógica.
–Es posible que la acusación contra ustedes no sea abandono de persona, que tiene una pena de cinco a quince años de prisión, pero sí incumplimiento de los deberes de funcionario público. ¿Cómo lo ve?
–Hay algo más que extraño. De los 30 coordinadores que tiene el SAME, sólo uno fue llamado a declarar, Martín Galmarini. Es asesor del bloque macrista, de la diputada Acuña. ¿Al único que llaman es a él? Qué raro, ¿no? Y aquella noche, Galmarini, a las tres de la mañana, me pide irse porque dice que no estaba en condiciones psicológicas.
–Según afirman, en ese punto él da la versión opuesta. Dice que usted estaba paralizado y sin reacción alguna frente a la emergencia.
–Es muy sencillo. Primero, que llamen a declarar a los demás coordinadores del SAME para ver qué dicen. Pero, además, él firmó el pedido para retirarse y tenemos el documento correspondiente. El lo firmó ante su jefe, Fidel Cerviño. Yo, desde ya, pienso que cualquier profesional en esa situación se ve desbordado y yo tengo claro lo que se llama el síndrome de la hora 25, que es cuando todos se caen psicológicamente. Pero lo de él fue a las 3 de la mañana. Le insisto, que llamen a declarar a los otros 29 coordinadores.
Entre los familiares de las víctimas hay dos posturas. Están los que sostienen que hubo mala atención del SAME e incluso insisten en el delito de abandono de persona. Su fundamento es que no hubo el oxígeno necesario para atender a las víctimas en las inmediaciones de la tragedia. Los otros familiares afirman que las fallas no fueron graves y creen que debe concentrarse la atención en cuestiones como la irregular habilitación de Cromañón, la falta de control y la evidencia de que el lugar debía estar clausurado. Apuntan más a funcionarios del Gobierno de la Ciudad, e incluso al propio Aníbal Ibarra, que a los hombres del SAME.
Desde el punto de vista penal, también hay polémica entre quienes afirman que el deber del funcionario público es responder a una emergencia previsible y quienes afirman que la atención de 800 personas intoxicadas no era tan previsible como para procesar a alguien por incumplimiento de sus funciones.

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Germán Fernández asegura que, dentro de lo previsible, el SAME respondió correctamente.
 
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