SOCIEDAD › ESCALO LA CUMBRE MAS ALTA DE CADA CONTINENTE. LE FALTA LA ANTARTIDA

Si las montañas no van a Mahoma

Desde 1999, Heber Orona trepó al Everest, al Mc Kinley, al Elbrus y a la Pirámide de Carstenz, al Aconcagua y al Kilimanjaro. Ahora enfrenta al Mount Vinson. Sólo lo detuvo el corralito.

¿Por qué no?, se preguntó Heber Orona, un mendocino de 35 años, cuando pensó en escalar la montaña más elevada de cada continente. Cuando se lo contó a sus amigos y conocidos, algunos le dijeron loco. Otros lo llamaron fenómeno. “Este circuito es común en los países del primer mundo, sobre todo en Europa, pero acá, en Argentina, no es normal, porque se necesita mucha plata”, explicó. De todas formas, a él no le importó y se las rebuscó para encontrar algunos sponsors. Así, empezó a darle forma al proyecto y en 1999 se lanzó con la travesía que llamó “Siete Cumbres”. Seis años después, está a punto de completar el desafío y para ello deberá alcanzar la cima del Mount Vinson, en la Antártida, a unos 4897 metros y con una temperatura promedio de 15 grados bajo cero.

“La idea es completar el trayecto entre cinco y diez días, pero eso depende mucho del clima, que en este momento no es bueno, y del cansancio”, dijo a Página/12 el montañista, quien tiene un total de 18 días para llegar a lo más alto del Vinson. “Tenemos ese plazo porque el equipo y las provisiones están programados para esa cantidad de días”, dijo.

Heber Orona vive en Mendoza junto con su mujer y su hijo de un año y tres meses. “A mi familia la veo poco, pero los extraño mucho –reconoció–. Después del viaje a la Antártida tengo que seguir trabajando para pagar unas deudas y después sí, me tomaré un descanso para estar con ellos”, agregó. Desde los tres años, sus abuelos lo criaron en Polvaredas, un pueblo ubicado a unos 150 kilómetros de la ciudad de Mendoza, porque su madre debía trabajar y no podía cuidarlo ni muchos menos llevarlo todos los días hasta la casa de sus abuelos. Con su padre nunca tuvo una relación fluida. A los 13 años, y después de haber escalado su primera montaña, decidió volver a la ciudad. Ya en el secundario, encontró amigos con los mismos gustos, y con ellos empezó a hacer algunos cursos, además de anotarse en los clubes de escaladores de su provincia. Hoy tiene un currículum de más de 360 montañas escaladas, de las cuales 15 superan los 6000 metros, y 23 ascensos al Aconcagua por cuatro caminos diferentes.

Este guía de alta montaña y fundador de la Asociación Internacional de Escaladores (IMA, por sus siglas en inglés) dio su primer paso en el desafío “Siete Cumbres” cuando en 1999 llegó a lo más alto del Everest (8848 metros), en Asia, y se convirtió en el primer argentino en hacer cumbre sin la ayuda de oxígeno extra. Un año más tarde, subió al Mc Kinley (6130 metros), en América del Norte; al Elbrus (5642), en Rusia, y a la Pirámide de Carstenz (5029), en Oceanía. “El 2000 fue un año fantástico, escalé tres montañas. La idea era terminar las siete cumbres en once meses, pero después se complicó por los problemas que hubo en Argentina, y el proyecto casi murió”, recordó Orona. Ya en 2001 vino el Aconcagua (6962), en América del Sur, y ese mismo año escaló el gigante africano, el Kilimanjaro, de 5895 metros.

“Viví muchas experiencias que fueron únicas. En Asia, en medio de la selva donde viven pueblos originarios, cuando decía que era argentino me respondían con ‘Maradona, Cannigia, Argentina’, porque son fanáticos del fútbol y a Maradona lo idolatran”, relata. También cuenta que cuando escaló el helado monte Mc Kinley, en Estados Unidos, no recibió buenas miradas. “Te encontrás gente que te dice: ‘¿Cómo un argentino se dedica a esto, cómo es que tiene la plata?’. Allá, un tipo que se dedica a esto recibe 260 mil dólares; se gasta 100 mil en el proyecto y con el resto vive. Acá es mucho más complicado”, contó Orona, que vive de las expediciones que lidera al Aconcagua para grupos de cuatro a seis personas, aunque también puede ser contratado por una sola y ser una especie de “personal trainer” para llegar a la cumbre. “Es un trabajo bien pago pero muy sacrificado”, reconoció.

Informe: Luciano Zampa.

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Heber Orona es andinista y trabaja de guía de alta montaña.
 
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