SOCIEDAD › CAMPAÑA CONTRA EL TRABAJO INFANTIL

El derecho a jugar

El 27 por ciento de las personas que se dedican al cartoneo en la ciudad de Buenos Aires son chicos de menos de 18 años. Así lo indica un relevamiento realizado por el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes porteño, que ayer, en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, presentó una campaña de difusión con la premisa “Los niños tienen derecho a no trabajar”.

Durante los meses de febrero a abril pasados, un grupo de encuestadores recorrió las calles de Buenos Aires en busca de cartoneros. Intentaba recolectar datos que le permitiera conocerlos un poco más, para poder aplicar políticas tendientes a la protección de los niños que desarrollan esa actividad o acompañan en ella a sus padres.

En total, hallaron 2905 recuperadores de residuos urbanos. El 27 por ciento de ellos, es decir 786, tiene menos de 18 años. De esos chicos, 79 –26 chicas y 53 chicos– viven en la ciudad de Buenos Aires y el resto en el conurbano bonaerense. Quienes llegan desde la provincia provienen principalmente de los partidos de Lomas de Zamora, San Martín, Lanús, Florencio Varela, José C. Paz, Merlo y Moreno.

Una de las acciones implementadas a partir de esos datos consiste en la apertura de centros donde los chicos que antes acompañaban a sus padres cartoneros ahora pasan las noches y reciben atención médica.

“Tenemos una mirada inclusiva –señaló María Elena Naddeo, presidenta del Consejo– y no punitiva con respecto al trabajo infantil. Si en nuestros programas encontramos niños que trabajan con su familia por necesidad, se busca incluir a esa familia y no castigarla.”

Además de difundir los datos del estudio, el Consejo lanzó junto a otros organismos oficiales y no gubernamentales una campaña de prevención del trabajo infantil. Desde uno de los trípticos que se distribuirán entre los CGP, escuelas y ONG, un par de pequeñas manos toman un trapo por los extremos. Debajo de la improvisada franela, un zapato negro comienza a mostrar brillo. En el fondo se vislumbra una vereda y piernas de gente que pasa caminando, acostumbrada al pequeño lustrabotas callejero. La imagen va acompañada de dos frases: “Estas manos deberían estar jugando” y “Los niños tienen derecho a no trabajar”.

El folleto remarca que el incremento del trabajo infantil “es consecuencia del aumento de las tasas de pobreza e indigencia y del descenso dramático de las tasas de empleo y ocupación de la población adulta”. También destaca las más importantes consecuencias del trabajo de los niños: deterioro de la salud, reducción del tiempo de inclusión educativa y ocupación del tiempo libre para el juego y la recreación.

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