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Derrame del crucero que encalló en la Antártida

El barco noruego que chocó en el sector argentino derramó combustible. La mancha tiene cinco kilómetros. Hay grave riesgo ambiental. Los turistas evacuados llegan a Ushuaia.

Pingüinos y orcas empetroladas, el agua del mar turbia y el blanco nieve de la costa invadido por el negro pesado del hidrocarburo. Esa es la escena que los especialistas temen que se haga realidad en la isla Decepción, un área natural especialmente protegida de la Antártida Argentina, luego de que ayer se confirmara que el crucero noruego que el martes encalló en esa zona derramó combustible. “El daño es grave, muy grave”, describió a Página/12 el titular de la Dirección Nacional del Antártico, Mariano Memolli, en referencia a la mancha que, según las estimaciones, tendría unos cinco kilómetros de extensión.

Si bien la pérdida de combustible del crucero “Nordkapp” se corroboró recién ayer, todas las hipótesis apuntan a que habría ocurrido en el momento mismo en que la embarcación encalló, el pasado martes, al chocar contra una roca, en el noroeste de la Península Antártica.

El derrame es particularmente peligroso por la zona en la que ocurrió: en un lugar conocido como Fuelles de Neptuno, cercano a la isla Decepción, en la que hay dos importantes colonias de pingüinos, que según los expertos se encuentran entre las más pobladas del área. Además, se trata de un sector que suelen visitar orcas, gaviotas y cormoranes.

“Si el combustible llega a la costa, podría empetrolar pingüinos, porque allí hay muchos. Además implica un riesgo para las orcas y para los microorganismos que habitan ese sector, que son muy sensibles”, advirtió Memolli.

Si bien en la zona hay dos buques de la marina chilena que tienen, según informaron autoridades trasandinas, los elementos para aislar la mancha que flota sobre el agua, las malas condiciones climáticas imperantes en el lugar les impedían hasta ayer llegar al derrame para comenzar con las tareas de extracción del combustible.

Según los especialistas, esa situación agrava el panorama, ya que cuanto más tiempo pasen los hidrocarburos en el agua, más difícil es extraerlos y mayores son las chances de que llegue a Decepción. “Si llega a la costa, el daño está hecho. Sería el peor escenario. Nos estamos preparando para esa posibilidad. Si se concretara, enviaríamos científicos argentinos a analizar el combustible y la mejor forma de lidiar con él.”

La técnica que analizan en la Dirección Nacional del Antártico para esa posible situación es la “biorremediación”, que consiste en llevar al lugar bacterias propias de la Antártida. Esos microorganismos tienen la capacidad de degradar el combustible y configuran una estrategia con la ventaja de no introducir otros químicos en una zona tan sensible como la de isla Decepción.

Por otra parte, Memolli aseveró que el crucero había salido del rumbo que tenía predeterminado por las autoridades de navegación cuando sufrió el accidente. Según explicó el especialista, una de las posibilidades es que el fuerte viento que reina en la zona hace varias jornadas haya desviado la embarcación de su itinerario.

La Antártida en su totalidad está considerada reserva natural, pero el sector donde ocurrió la pérdida es uno de los especialmente protegidos por la diversidad de especies animales que habitan o pasan una parte de su vida allí. Por ese motivo y por la gran cantidad de operadores (turísticos y científicos) que buscan navegar allí, es administrado puntualmente por el Tratado Antártico, que regula todas las actividades en el Continente Blanco.

En el mismo sentido, las embarcaciones que navegan por allí deben cumplir las rigurosas condiciones que impone el tratado, entre las que por ejemplo se cuentan la obligación de tener doble casco y la prohibición de llevar más de 300 pasajeros. Memolli sostuvo que el buque noruego cumplía con esas normativas.

De todas maneras, el turismo en una zona virgen y reservorio natural como la Antártida es un tema que se discute en todos los foros internacionales especializados. Según fuentes consultadas por este medio, en la última reunión consultiva del Tratado Antártico se planteó la posibilidad de erradicar la entrada de embarcaciones no científicas, pero no se llegó a un consenso al respecto.

El crucero con 295 pasajeros a bordo y 76 tripulantes colisionó a las 14.30 del martes con piedras en la zona conocida como Fuelles de Neptuno y luego fondeó en la isla Decepción, en las islas Shetland del Sur, a unos 120 kilómetros al norte de la Península Antártica y a unos 1000 kilómetros al sur de Ushuaia.

Los pasajeros de la embarcación comenzaron a ser trasladados ayer hacia Ushuaia en otro barco de la misma compañía naviera y se esperaba su llegada para hoy. Según informaron fuentes de la operadora turística de esos cruceros en la capital fueguina, la demora del regreso fue motivada por las condiciones meteorológicas adversas, que no le permitían cruzar el pasaje de Drake.

Informe: Eugenio Martínez Ruhl.

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