SOCIEDAD › ASESINARON A UN EMPRESARIO EN SU DEPARTAMENTO Y LO INCENDIARON

Un misterioso crimen en Belgrano

Fue en un lujoso edificio, con seguridad. Al empresario le dieron dos balazos en la nuca. Usaron guantes y silenciador.

 Por Alejandra Dandan

“Los crímenes a veces se hacen como en las películas.” Carlos Alberto Cheroni, el jefe de la Comisaría 51ª de la Capital se encontró con uno de esos casos el martes a la noche cuando entró al departamento de un empresario de Belgrano. Roberto Aquiles Lazaro Chiossoni, de 64 años, apareció muerto en el living de su casa con dos disparos en la nuca. El asesino usó para matarlo una pistola de bajo calibre, fácil de conseguir en el mercado negro, llevó guantes de hule para tapar las huellas y hasta prendió fuego a la casa antes de irse: como en un buen thriller. La policía aún no conoce la identidad del responsable o los responsables de la muerte pero por los indicios los investigadores apuntan ahora al círculo laboral y más cercano del empresario.
La casa de Chiossoni está en el segundo piso de uno de los edificios más lujosos de Belgrano. El departamento está en Libertador 6270, el mismo que aloja a Graciela Fernández Meijide y otros famosos. El edificio tiene personal de seguridad, visores en el ingreso y un portero. Ni el hombre de seguridad ni el portero detectaron nada extraño el martes a la noche pero desde ese edificio partió el llamado de un vecino que alertó por un incendio en el piso de Chiossoni. El fuego había comenzado en la habitación del empresario, uno de los dos únicos ambientes del departamento. “Presuntamente –explica el comisario Cheroni–, el asesino hizo una cosa lógica: empezó a prender el fuego por el cuarto y de ese modo conseguía tiempo para salir de la casa.”
Chiossoni era propietario de al menos dos empresas de compra y venta de cobre y todo tipo de metales ferrosos. Tenía los comercios en la zona sur del Gran Buenos Aires y de acuerdo con la información de los investigadores no poseía deudas con ninguna entidad ni con ningún conocido. Estaba divorciado y desde hacía algo más de un año estaba de novio con una mujer mayor, la misma que el martes a las 9.30 de la noche pasó a buscarlo por su departamento sin saber la noticia de la muerte. “Simplemente tenían una cita prevista para cenar con él a esa hora”, dijo el comisario que deslindó a la mujer de la investigación.
En el departamento, la policía encontró una vaina de bala de un revólver calibre 22, el arma con el que le habrían disparado a Chiossoni. “Tal vez usaron silenciador y los disparos fueron a una distancia muy corta”, dice Cheroni y explica que usada a una distancia más larga, ese tipo de armas no sirve para matar a ninguna persona. Así, el tipo de arma, la distancia y el lugar donde impactaron las balas permitieron elaborar algunas hipótesis sobre el asesino y la escena que montó para el crimen. “Básicamente, Chiossoni fue sorprendido –asegura el comisario–: lo mataron por atrás, él no esperaba el disparo, si lo hubiese sabido o si tenía alguna sospecha seguramente habría hecho algo, al menos defenderse o resistido.” El empresario no tenía ninguna marca en el cuerpo, no tenía lesiones o muestras de haber mantenido una pelea: “Tal vez –especula Cheroni–, el homicida simuló una situación de distracción, como caminar hasta el teléfono o agarrar un libro y esperó tenerlo delante para soltar los disparos”.
La hipótesis del robo fue descartada desde un primer momento. La cerradura de la casa no fue forzada. Los bomberos tuvieron que hacerlo porque la encontraron cerrada. Además, el BMW de Chiossoni fue encontrado en el estacionamiento y él mismo quedó tendido en el piso con los objetos de valor que tenía encima: “No eran joyas preciosas pero eran cosas caras que podrían habérselas llevado, pero no lo hicieron”, dijeron los investigadores sobre la causa que quedó caratulada como “homicidio e incendio” y ahora está en manos del juzgado criminal de instrucción de Roberto Muratore.
El tipo de muerte, la proximidad entre el victimario y la víctima, la ausencia de marcas de violencia y sobre todo la ausencia de señales de robo dieron origen a las hipótesis que apuntan ahora al círculo de conocidos de Chiossoni. “No estamos buscando al asesino en el entornofamiliar o sentimental, más bien apuntamos al terreno laboral”, explicó el comisario. “Si el empresario –sigue– no tenía deudas con nadie tenemos que ver si alguien tenía deudas con él.”
Chiossoni no tenía socios en ninguna de sus empresas y hasta anoche nadie reconoció oficialmente ningún otro negocio. Sin embargo, durante la tarde corrieron algunas versiones distintas. Además de la actividad con los metales, se dijo que poseía negocios vinculados con el préstamo de dinero: “Esta idea de que era prestamista –asegura el comisario– para nosotros no es cierta: yo no estoy de acuerdo con quienes empiezan a investigar a la víctima como si fuera el victimario. Lo investigamos ahora a él pero para saber dónde encontrar al responsable y no porque supongamos otra cosa”.

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El departamento de Chiossoni, donde se pueden ver las huellas del fuego que prendió el asesino.
 
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