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Nóbeles eran los de antes

 Por Leonardo Moledo

Bueno, han empezado los diez días “Nobel”, y en cierto modo, estos premios de Medicina que la abrieron son reconfortantes; al fin y al cabo, los virus tienen su atractivo, aunque sean tan temibles como los que producen el cáncer de cuello de útero o el sida. Mejor expresado, el atractivo no es de los virus propiamente dichos sino de quienes los identificaron con nombre y apellido y abrieron así un campo fértil para la próxima batalla contra ellos, que se ganará o se perderá con el correr de las décadas. Quiero decir: quienes ganaron el Premio Nobel de Medicina de este año pertenecen a la tradición de la “ciencia heroica”; esto es, la que va al fondo y descubre un agente causal, la que gana una pieza de terreno importante a lo desconocido.

Por supuesto, continuó la tradición: los premios hoy por hoy recaen casi siempre sobre europeos, norteamericanos, canadienses o australianos; la ciencia universal sólo tiene verdadero lugar en el centro del mundo. Y sí: la investigación científica es cara, requiere de grandes equipos de trabajo y costosos aparatos, que están obviamente más al alcance de los países centrales, lo cual tiene sus “efectos colaterales”; normalmente el “gran galardón” se asienta en los jefes de esos equipos (¿podría ser de otra forma?), cosa que, es de suponer, no debe causar demasiada gracia a quienes colaboraron desde el llano y no quedarán para el bronce.

Y lo cierto es que el Premio Nobel no puede sino recaer sobre los logros de la “ciencia normal” al estilo Kuhn; no necesariamente se premian grandes y geniales ideas sino la paciencia, la contracción al trabajo, y muchas veces la suerte, como la que le permitió –merecidamente– a Luc Montagnier llegar al virus del sida antes que su colega y antagonista Robert Gallo, con quien estableció una relación de amor-odio y disputa–reconciliación sobre la primacía en el descubrimiento.

El mismo estilo de anuncio del Nobel cambió, al compás de la globalización, la explosión de los medios y el arrullo (o rugido) de Internet: la página correspondiente a la Organización Nobel http://nobelprize.org, con sus relojitos y su diseño relativamente austero, no parece anunciar un premio sino los resultados de un concurso; es un nuevo lenguaje gráfico que no escapa a ciertas exigencias de marketing.

Como sea, nadie puede discutir la legitimidad de estos Premios Nobel de Medicina... Hoy se anuncia el de Física... ¿Se lo darán a Higgs por su campo y su bosón, que mereció unos cuantos miles de millones de euros en el supercolisionador, sobre el desciframiento de alguna clave de la naturaleza, o sobre una propiedad secundaria de la materia condensada?

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