Aunque las palmas en el caso se las lleva Carlos Carrascosa, en la sentencia de los jueces Carlos Natiello, Benjamín Sal Llargués y Horacio Piombo, de la Cámara de Casación, aparecen sin mencionar otras dos personas a ser investigadas bajo la sospecha de “eventual participación y coautoría funcional” en el homicidio de María Marta García Belsunce. En los reclamos del fiscal Diego Molina Pico durante el juicio a Carrascosa en 2007, y sin que esos reclamos sean tomados como verdaderos por la Justicia, dos personas de la familia directa aparecen en la escena del crimen, junto a Carrascosa, a quien ya dio por ubicado en ese crítico momento la Sala I de Casación: Irene Hurtig, media hermana de la víctima, aparece sugerida, y su marido, Guillermo Bártoli, mencionado abiertamente.

Casación no identificó a quienes se debía investigar sino que determinó en su sentencia que otras dos personas se encontraban en la escena junto con el viudo célebre. Pero también viene a cuento que las únicas pruebas que está en condiciones de leer la Casación, siguiendo la acusatoria fiscal, son las que ya existen, estando procesalmente imposibilitada de analizar nuevas pruebas, ya que no es un tribunal de enjuiciamiento sino de análisis de los pasos procesales llevados a cabo. Por lo tanto, el pedido de profundizar la investigación lo hizo en base a las sospechas de Molina Pico, con cuya tesis concordaron no sólo los jueces de Casación sino que, primero, lo hizo el fiscal de Casación, Carlos Altuve.

En ese aspecto, y sin adelantar pasos –en el caso García Belsunce se ha demostrado largamente inútil la anticipación–, alrededor de la familia y aledaños de Carrascosa y María Marta, en las últimas horas el rechinar de dientes no dejó espacio para el odontólogo. Tanto por el pedido de investigación a las mentadas “dos personas” como presuntas coautoras, tanto por las derivaciones que tenga sobre la otra causa, la que se elevó a juicio por encubrimiento (hasta ahora) y en la que figuran para inscribir su turno en el banquillo el señalado Bártoli; Horacio García Belsunce, hermano de MM; John Hurtig, hermano de Irene; su padre, Constantino; el vecino y amigo Sergio Binello; el médico de ambulancia Juan Gauvry Gordon; y la masajista Beatriz Michelini. Del grupo inicial de acusados, la que quedó fuera del caso es Pichi Taylor, también amiga del matrimonio Carrascosa y vecina de El Carmel. Su nombre quedó fuera cuando la Justicia desestimó las sospechas sobre la hermana de Pichi Taylor, de profesión escribana. Al quedar fuera la hermana, la vinculación de Pichi Taylor quedó tambaleando hasta su sobreseimiento definitivo.

Todos ellos están acusados por encubrimiento, pero en el caso de Bártoli, las sombras de la acusación de Molina Pico quedan prefiguradas en la sentencia de Casación, que lo cita en varias ocasiones.

“Comparto con la acusadora que con la llamada telefónica de las 19.07.58 horas –sostiene el juez Natiello en la sentencia–, en la que se solicitara la ambulancia a OSDE, las contradicciones en los dichos de Carlos Carrascosa y de Guillermo Bártoli, y la declaración de Beatriz Michelini, se puede saber a ciencia cierta que, quienes se encontraban a la hora del hecho y en ese lugar, fueron el imputado Carrascosa y al menos otras dos personas, no siendo una de ellas la nombrada Michelini.”

Para recordar, según la acusación de Molina Pico a la que hace mención Natiello, la llamada de las 19.07.58 es clave y alrededor de ella giraron las acusaciones sobre Carrascosa y luego, la situación de Bártoli y de Michelini. De fondo del llamado de Carrascosa a la ambulancia, se escucha la voz de Bártoli reconocida por peritos y por la propia familia. Pero también hay una mujer. Y no es Michelini, según sentencia de Natiello, porque Michelini nunca pudo llegar a esa hora pues estaba en la guardia. Si no era la voz de Michelini, Molina Pico dedujo que era la de Irene Hurtig, a quien sin acusar, porque no figura dentro de los imputados, la mencionó de modo que se la investigue por el grueso manto de sospecha que tendió sobre ella.

Casación, que no puede agregar prueba, tomó tal como se presentó la lógica acusatoria y solicitó la investigación de dos personas, sin siquiera señalar quiénes, aunque Natiello hubiera ubicado en la escena a Bártoli. Lo que está por verse es cómo quedará el cuadro de los encubrimientos y en qué situación está cada uno de los acusados.