SOCIEDAD

Alemania en los treinta

- Un sacerdote fue condenado por contar este chiste en Alemania:
–Cierto día un obispo visitó a otro y vio que tenía colgado un crucifijo y, a sus lados, un retrato de Hitler y uno de Himmler; entonces dijo: “Padre, los que estaban al lado de Jesús eran ladrones, no asesinos”.

- Dachau es un lugar querido
e irás allí si haces chistes,
porque el Tercer Reich insiste
en que allí no hay nada divertido.

KARL SCHNOG, Witze machen verboten
(Prohibido hacer chistes).

- Werner Finck, un artista de cabaret en Berlín, hacía un sketch en el que él estaba sentado en el sillón de un dentista:
–Abra la boca –le pedía al dentista.
–¿Por qué, por qué justo a mí me pide semejante cosa?
–Vamos, no tenga miedo, abra la boca.
–Una de dos... o no tengo miedo, o abro la boca...

- A Werner Finck, uno de los monologuistas que tanto irritaban a los nazis, se le atribuyen varias anécdotas. Una vez le avisan:
–Werner, tené cuidado que hay varios agentes de la Gestapo escuchando tu monólogo.
–Okey, lo voy a decir más despacio, a ver si lo entienden.

- Otro monologuista (se dice que fue Fritz Grunbaum) fue detenido y llevado a un campo de concentración. Allí lo primero que hizo fue pedir papel higiénico.
–¡Aquí no hay papel higiénico! –le espetó un guardia.
El monologuista lo miró de arriba abajo y le dijo:
–Mírenlos a estos nazis, ¡quieren dominar el mundo y ni tienen papel higiénico!

- Otro:
Comentando en 1938 el plebiscito por la anexión de Austria por los nazis:
–Dicen que el resultado fue 99% a favor y 1% en contra. ¡Es increíble, toda la gente con la que yo me encuentro forma parte de ese 1%!

- Otro dice:
–Los judíos deberíamos dejar de festejar el Pesaj, la fiesta de la liberación de la esclavitud en Egipto: ¡si no fuera por Moisés, aún estaríamos en Egipto, y no sufriendo estas calamidades!

- Y otro:
–Es terrible... a lo largo de la historia muchos políticos les hicieron promesas a los judíos... y el único que está dispuesto a cumplir lo que dijo, ¡es Hitler!

- Un judío empaca sus cosas tras el ascenso de Hitler. Su amigo ve que coloca en la valija una foto de Hitler:
–¿Para qué llevas una foto de ese hombre que odias tanto? –pregunta el amigo asombrado.
–Es un seguro contra la nostalgia.

- Dos judíos andan por la calle en la Alemania nazi de los años treinta cuando le pronto se enfrentan con un enorme cartel:ATENCION: UN LEON SE HA ESCAPADO DEL ZOO DE BERLIN. ES UN ANIMAL MUY PELIGROSO Y DEBE SER MUERTO POR EL PRIMERO QUE LO ENCUENTRE.
–¿Ah sí? –dice uno de ellos–. Me voy de la ciudad esta misma noche.
–¿De qué estás hablando? –le pregunta el otro–. Si tú no eres un león...
–No –responde el primero–, ¡pero cómo lo demuestras una vez que te han matado!

- Cierta vez fue citado Picasso ante el comandante nazi de París, el que le mostró una reproducción de su famoso cuadro sobre la destrucción de Guernica por los bombarderos alemanes durante la Guerra Civil Española:
–¿Usted hizo esto? –preguntó el comandante al artista en tono amenazador.
–No –respondió Picasso–. Ustedes lo hicieron.

- Extraña situación la de la sociedad de la Alemania nazi: no perseguían ni querían aniquilar a los judíos por considerarlos más tontos, sino por creerlos más inteligentes que el resto.

- 1935. Moritz quiere irse de la Alemania nazi y llena los papeles necesarios. Un inspector de la policía lo interroga:
–De modo que usted quiere irse a vivir a Australia...
–Sí.
–¿Y me quiere decir qué va a hacer tan lejos?
–¿Lejos... de dónde?

- De una conversación de Adolf Hitler con Hermann Rauschning:
Estamos luchando contra la más antigua maldición que la humanidad arrojó sobre sí misma, contra los así llamados Diez Mandamientos; es contra ellos que estamos luchando.

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