SOCIEDAD › EL FENOMENO, SEGUN LA OPINION DE DOS PRESTIGIOSOS PSICOANALISTAS

Las consecuencias de la ofensiva legal

 Por Pedro Lipcovich

“Las malas consecuencias.” “El ovillo.” “La condena.” Así podrían titularse los testimonios que dos prestigiosos psicoanalistas y un abogado especializado dieron a Página/12 sobre el avance de los juicios por mala praxis en el ámbito “psi”. Entre las malas consecuencias estaría el hecho de que algunos hospitales se nieguen a contratar profesionales ad honorem o los obliguen a contratar seguros –es decir, a pagar por trabajar– para que la institución esté a salvo de costos jurídicos. “El ovillo” es el que se forma, según el otro de los psicoanalistas, por las características de una práctica profesional donde, a diferencia de la ingeniería o de la cirugía, es difícil y quizás imposible probar tanto la inocencia como la culpabilidad. “La condena” –con todo el peso kafkiano del título– la hace presente el abogado: crecen los juicios penales por mala praxis, y un profesional fue condenado por lesiones culposas por haber tratado durante 11 años a un paciente sin que éste mejorara.
“Una consecuencia del incremento de los juicios –observó el psicoanalista Juan Carlos Volnovich– es que las personas cuyos problemas plantean posibilidades de internación pueden no encontrar profesionales que las atiendan, o bien les cobran altos honorarios para cubrirse.”
Hay otro problema que, según Volnovich, ya se plantea: “Cuando un paciente se atiende en una institución, el eventual juicio por mala praxis también concierne a la entidad: entonces hay hospitales, incluso públicos, que se niegan a aceptar profesionales ad honorem, o que sólo los admiten a condición de que ellos mismos se paguen un seguro por mala praxis: de este modo, peor aún que trabajar gratis, llegan a pagar por trabajar”.
Sergio Rodríguez, director de la revista Psyché, señaló que “el tema es un ovillo, donde tanto la culpabilidad como la inocencia son difíciles de probar: pacientes perversos pueden formular denuncias falsas; pacientes histéricas, decepcionadas por no haber podido seducir a su analista, pueden acusarlo de abuso sexual”. En contrapartida, “un psicólogo rosarino fue acusado de abuso sexual por seis pacientes pero sus abogados lograron demorar el proceso hasta que el delito prescribió”.
El que literalmente pagó fue un célebre psicoanalista, fallecido hace años, “que fue a juicio por abuso sexual de una paciente cuyo marido, también analista, a su vez se supervisaba con el acusado. Este llegó a un acuerdo por el cual devolvió todos los honorarios por años de tratamiento y supervisiones, con lo cual el matrimonio se compró un departamento de lujo”, contó Rodríguez.
Por su parte, el abogado Ignacio Maglio, titular de los departamentos jurídicos del Hospital Muñiz y de la Fundación Huésped, señaló que “los profesionales ‘psi’ están cada vez más expuestos a fallos que últimamente llegaron al ámbito penal”, y recordó “el caso del médico que, en 2002, fue condenado por haber atendido durante 11 años a un paciente con trastorno obsesivo-compulsivo (según el manual diagnóstico de la OMS) sin cambiar el tratamiento ni derivarlo pese a la falta de mejoría”. El paciente era abogado.

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