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Domingo, 28 de julio de 2002

LA REACCION DE REPSOL YPF, ESSO Y SHELL

Barajar y dar de nuevo

Por R. N.
La llegada de Petrobras puso al resto de los jugadores del mercado a revisar cómo modifica el negocio la incursión de esa compañía. Los funcionarios de Repsol, Shell y Esso, que por ahora sólo opinan con reserva de identidad, saben que en el futuro la empresa brasileña va a ir por más y que puede convertirse en un tigre al acecho listo para comerse al primero que baje los brazos. Por caso, nadie ignora que Repsol es una empresa con un altísimo nivel de endeudamiento, que podría tener dificultades si la economía internacional entra en recesión. Sin embargo, piensan que, en lo inmediato, Petrobras va a ser un competidor menos peligroso que lo que fue Pérez Companc.
Por un lado, el grupo nacional contaba con una ventaja de peso: tanto su propietario, Goyo Pérez Companc, como su principal espada, Oscar Vicente, mantenían cercanísimas relaciones con el poder político, que les permitían determinados privilegios. Además, Petrobras es una empresa estatal, que acaba de cambiar de presidente y que recién está dando sus primeros pasos como multinacional. Por eso se piensa que tendrá un tiempo de adaptación hasta contar con un aceitado gerenciamiento.
Con respecto a la ventaja que le otorga convertirse en una empresa que integra producción, refinación y venta, hay distintas opiniones: Shell y Esso afirman que es una ventaja que detentan Repsol y Petrobras. En Repsol, en cambio, opinan que las multinacionales están integradas globalmente y que no es importante la situación relativa local. Un dato echa luz sobre esta diferencia de opinión. Luego de la devaluación, Pérez Companc, que le vendía crudo a Shell, dolarizó sus precios de inmediato. La multinacional holandesa, entonces, vio subir el costo de su principal insumo, sin poder trasladar el aumento a los surtidores. Repsol, en cambio, es dueño de su propio petróleo y maneja el ritmo de los incrementos. Igual situación va a detentar Petrobras.
A pesar de que las petroleras aumentaron sus precios más de 30 veces desde diciembre, están disconformes con los precios que consiguen por sus productos. La meta es llegar a vender la nafta a más de dos pesos y el gasoil a 1,70. Si no lo hacen, dicen, tendrán que comenzar a reducir sus inversiones, hecho que impactará en una caída de las exportaciones y de las reservas.
Además de los combustibles, las compañías le están reclamando al Gobierno aumentar el gas. La propuesta de Repsol es implementar un primer incremento del 40 por ciento a la industria y mantener, por ahora, las tarifas domiciliarias. El Gobierno primero propuso un aumento general del 10 por ciento, pero luego decidió pasar la negociación por el Congreso. Las compañías advierten que, a raíz del congelamiento de los precios, se están postergando inversiones que ponen en peligro el abastecimiento del próximo año.

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