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El equipo económico postergó 10 días el aumento de las retenciones a las exportaciones a causa del lobby del sector agropecuario. Mientras tanto siguieron subiendo los precios de los alimentos. ¿Tan débil es el Gobierno?
–Si el Gobierno anuncia que va a aumentar un gravamen que afecta los ingresos de un sector, es normal que se quejen. Además, el país está atravesando por una situación especial y esta administración no oculta las dificultades ni las características de su gestión. Estamos de cara a la sociedad. No hay reuniones secretas y la gente se entera de cosas que, en realidad, pasaron siempre. Es cierto, hubo presiones, pero siempre las hubo. Que se expresen no está mal. A veces consiguen una rectificación, porque proponen algo mejor que lo que estaba, y en otras oportunidades no consiguen nada. Pero nosotros debemos escucharlos y analizar bien cada paso.
¿Cuál era la duda en este caso?
–No todas son buenas para el agro. Está el tema de los insumos dolarizados. Ahora vamos a abrir una negociación para resolver el problema de las deudas de insumos anteriores a la devaluación. Las multinacionales quieren cobrarlas en dólares, cuando el resto de las deudas del país se pesificaron. En términos de rentabilidad, creo que el sector mejoró extraordinariamente y puede hacer una contribución excepcional a las rentas públicas y permitir la consecución de los programas sociales. Conforme la situación se normalice, y se recuperen las fuentes tradicionales de recaudación, las retenciones se van a ir bajando. Con la economía estabilizada se podrán reducir las retenciones gradualmente y no va a impactar en los precios internos.
¿Para qué se van a utilizar los mayores ingresos por el incremento en las retenciones?
–La plata irá al Tesoro, porque es una condición imprescindible para dar certeza de que se puede avanzar en el plan económico sin recurrir a la emisión monetaria para financiar déficit fiscal. Para eso, además del compromiso de no emitir más de lo presupuestado, hay que tomar las medidas para que no sea necesario hacerlo. Si decimos que no vamos a emitir y no instrumentamos de inmediato las decisiones conducentes, no nos van a creer.