¿Por qué considera que Monsanto no tiene razón al denunciar en Europa una violación de la Ley de Patentes?

–Monsanto decidió accionar en Europa, porque no tiene la patente en Argentina. Sin embargo, en Europa tiene patentada la semilla modificada genéticamente con el gen RR para ser sembrada, no para un grano que va a ser comido. La Ley de Patentes europea dice que la patente será válida mientras se pueda detectar el gen y ejerza su función. En la harina de soja el gen no ejerce su función.

Monsanto dice que basta con que se encuentre el gen en el producto.

–Es necesario encontrar el gen, pero además debe ejercer su función. Nadie siembra harina de soja para obtener plantas de soja. Si el gen estuviera patentado en Argentina, yo sería el primero en decir que hay que pagar.

Pero si el gen estuviera patentado en el país, el problema seguiría existiendo porque los productores pueden utilizar el grano para sembrar sin tener que pagar regalías.

–La Ley de Semillas defiende la integralidad de la semilla. La semilla tiene un conjunto de mejoras, no sólo el gen RR. Una vez que compro la semilla y pago las regalías, no se puede seguir cobrando por cada una de las mejoras que contiene la semilla.

En el país son muy pocos quienes compran semilla registrada.

–Lo que pasa es que hay un malentendido con el uso propio. El uso propio significa que, si tengo 10 hectáreas de campo y compré 10 bolsas de semillas fiscalizadas para sembrar esas 10 hectáreas, puedo obtener 10 bolsas de mi producción para sembrar la cosecha siguiente. El problema es que mucha gente compra semillas para 10 hectáreas y luego se guarda granos para sembrar 100 hectáreas. Eso es multiplicación propia, pero la ley no dice que eso es válido. Si decido ampliar la superficie sembrada, tengo que comprar semilla fiscalizada. Por eso es importante clarificar a través de una norma qué significa uso propio. En eso estamos trabajando.

Los obtentores de variedades genéticas como Monsanto cuestionan que quien hace uso propio no pague regalías.

–Lo que pasa es que los obtentores pretenden que nosotros bendigamos la regalía extendida, un contrato privado que firma el productor con el semillero donde dice que por más que el año que viene use su semilla va a tener que pagar. Eso contradice la ley e incentiva la compra de semilla ilegal, porque los productores antes de firmar ese contrato compran en el mercado negro.