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¿Cuáles son los planes básicos con los que están enfrentando el hambre?
–Nuestros proyectos comienzan desde un trabajo de campo en el que evaluamos las necesidades de cada lugar del país. En primera instancia, hicimos un redimensionamiento del ministerio en el que redujimos los gastos de funcionamiento en un 50 por ciento. Esas partidas se redireccionaron a programas de intervención en la comunidad. Trabajamos descentralizados en provincias, municipios y ONG. Los planes básicos atienden la alimentación y la salud. Pero también buscamos el desarrollo humano sustentable.
¿De qué manera?
–Con planes que tienen que ver con desarrollo regional y productivo. Estas dos semanas anteriores estuvimos en el Chaco y les llevamos a los intendentes 33 proyectos por un valor de siete millones de pesos que impactan a más de 51 mil personas. Estos proyectos tienen que ver con saneamiento, con agua, con alimentos y con proyectos reproductivos, como aserraderos y minifundios algodoneros. Estamos tratando de cambiar programas de asistencia por proyectos sustentables. En Formosa cerramos un proyecto para viviendas de la Unión Europea por ocho millones de euros, tenemos otros 11 proyectos de potabilización de agua. Y pusimos en funcionamiento los comedores Forpar, con el Banco Mundial, que demandaron cinco millones de pesos más.
¿Si el país cae en default con los organismos internacionales, esos créditos se cortarán?
–No, en estos casos es dinero subejecutado. Lo estamos redireccionando. Cuando estos préstamos se agoten podría haber problemas.