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Domingo, 8 de enero de 2006

TEATRO › ENTREVISTA A PETO MENAHEM, UN SOCIO DEL FLAN CLUB

“En el stand up no hay garantía”

Debuta el viernes en un espectáculo del Flan Club, al que adhiere la mayoría de los nombres conocidos del género stand up y sirve de plataforma para lanzar a nuevos monologuistas. Mehanem hablará de depresión.

Llegar al teatro. Subirse al escenario frente a un público más o menos numeroso. Sin vestuario, sin escenografía, sin director. El monologuista, el público y, en el medio, la historia que debe contar. Este es el desafío del stand up, género que se ha vuelto cada vez más popular en Argentina. “Ahí estás, solito, sin un gramo de garantía”, dice Peto Menahem, que pronto estrenará su nuevo monólogo en el ciclo Las noches del Flan Club, que reúne a cómicos de los más diversos ámbitos, todos los viernes a la 1 de la madrugada en Variedades Concert (Corrientes 1218).

Este viernes será el turno de Peto. Lo que mostrará será sólo un adelanto de lo que se viene en Cómico 3 (en abril, en el Paseo La Plaza). “Es sobre la depresión”, anticipó a Página/12. “Lo bueno del Flan Club es que podemos probar material nuevo, y yo voy a probar esto.”

–¿El tema de la depresión alude al ser argentino, a la eterna crisis?

–No, es algo más personal, existencialista. Incluye varios temas de los que me gustaría hablar, como la compulsión al consumo, las terapias alternativas. Distintas cosas que uno hace para ir tapando, porque en vez de soltar, uno va acumulando, coleccionando cosas. Este es un tipo que está deprimido pero no está mal. Es un depresivo crónico.

Como no podía faltar en un monólogo de Menahem, allí estará el detalle de color vinculado a la religión, el eterno sufrimiento judío que tanto le atrae y tiñe todas sus creaciones. “Cuando probé esto del comprador compulsivo, una de las cosas que surgió es que éste se comprara la Barbie religiosa. Va a estar la Barbie Virgen María, el Ken Cristo, que se puede crucificar y resucitar las veces que querés”, enumera el cómico.

Si bien no todos los monólogos del Flan Club serán stand up (algunos propondrán escenas, con personajes de ficción y vestuario), lo cierto es que este género sigue popularizándose. “Reinhold, en el espectáculo Cómico 2, lo define como un género en el que el actor se sube solito, con su alma, al escenario y se la juega. Y si le va mal, se la corta”, resume Menahem. “Es un monólogo –continúa– no desde un personaje, sino desde una personalidad escénica. No soy yo exactamente el que habla, pero sí hay una parte de mi neurosis que participa.”

–¿Y cómo pegó tanto en Argentina este género made in USA?

–Yo no creo que sea un género de los Estados Unidos. Lo que pasa es que allá patentan las cosas. Le pusieron un nombre y un conjunto de reglas. Pero acá Berdaguer, Landriscina, Marrone, los capocómicos de las revistas, hacían eso. Ahora se llama stand up, pero era lo que hacíamos cuando nadie nos llamaba y no teníamos plata para el vestuario y la escenografía.

–Pero, ¿por qué ha tenido tanto éxito en estos últimos tiempos?

–Vivimos en una época muy tilinga. En los medios, de cualquier boludez quieren hacer una especie de elite: la de los culos, la de los lindos, la de los graciosos, los exitosos. Todo lo que te vende la publicidad te hace creer que vas a pertenecer a una elite. El auge del stand up tiene que ver con eso, no necesitás nada, ni ser actor, ni un autor, ni un director.

–¿Ser actor tampoco?

–No, es un género en el que ni eso hace falta. Hay un nivel de exposición importante, pero sos un monologista. Martín Rocco o Sebastián Wainraich, por ejemplo, no son actores, pero son excelentes monologistas. Yo sí lo soy, pero no es condición necesaria.

–¿Y qué le atrae del stand up?

–Me atrae la anarquía con la que trabajamos. No hay director, compañero de escena, estás muy solo. Hay una soledad rabiosa que es un poco desesperante, pero eso me gusta. Me gusta subirme al escenario y hablar de las cosas que a mí me gustan, me interesan y me hacen reír.

Hacer reír es lo que tendrán en común todos los monólogos de Las noches..., que tendrán lugar durante todo enero y febrero y en las que además participarán Martín Rocco, Silvit Yori, Campi, Romina Sznaider, Daniel Campomenosi, Gimena Riestra, Sergio Lumbardini, Leo Singereisky, Gustavo Kamenetsky, Malena Moffat, Damián Dreizik, José María Listorti y los organizadores Matías Scarvaci, Pablo Adamovsky y Pablo Palavecino.

Cada viernes, los “socios” del Flan Club se subirán a escena, bajo la coordinación de Walter, el “presidente del club” (que “elaboró un estatuto y, al que no le gusta, le mete bala”).

–¿Por qué “socios” del Flan Club?

–Ser socios es pertenecer a una cofradía, una logia de riesgo. Vamos a ir con algunas cosas preparadas, pero siempre es un riesgo.

–¿Y por qué terminar comiendo “un flancito”?

–Si te fue mal te vas a tener que comer un flan en mal estado. Pero si te fue bien te lo vas a tener que comer igual. Es claro, es comerse un postre rico y a mano. Significa que vas a terminar bien, lo vas a disfrutar y terminarás pipón.



Informe: Alina Mazzaferro.

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“El stand up es lo que hacía Marrone también”, dice Menahem.
Imagen: Pablo Piovano
 
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