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Viernes, 30 de septiembre de 2011

TEATRO › MEX URTIZBEREA ARRANCA UN CICLO EN SAMSUNG STUDIO PARA DESPEDIR PASION INUTIL

“A mí el teatro me aburre muchísimo”

Después de ochenta funciones, el actor y músico decidió darle al espectáculo un final a toda orquesta. “La obra también es algo inútil, que no lleva a ningún lado”, confiesa.

 Por Karina Micheletto

“Un show de música, monólogos y situaciones humorísticas que no logran su objetivo en lo más mínimo”, anuncia, como una invitación, la obra teatral Pasión inútil. El plan podría sonar de lo menos tentador si no fuera porque quien invita es Mex Urtizberea, que por lo visto ya ha tentado a muchos con esta propuesta, estrenada a mediados del año pasado y sostenida durante más de ochenta funciones. El músico, actor y ahora dramaturgo asegura que esta obra es una Pasión inútil “de las tantas que hay en la vida, como los planes de pareja, el ahorro y la ONU”. Y con esa convicción invita a “la despedida triunfal” de la puesta, un ciclo que comenzará hoy a las 21.30 en Samsung Studio (Balcarce 433) y que seguirá todos los viernes de octubre.

Esta es la primera incursión en teatro de Urtizberea, aunque mucho de la estética de kermesse que propone como marca ha estado presente en otras incursiones anteriores que no fueron estrictamente teatrales. La presentación de Que la bese, su primer disco solista, por ejemplo, o proyectos televisivos como Laboratorios Dormevu y Mañana vemos. Situaciones absurdas, personajes que entran y salen, un varieté en el que se suceden cosas ligadas por el absurdo, también mucha música y un equipo de trabajo que es el que siempre acompaña a Urtizberea: el actor Marcelo Chirinos (el inefable Américo DuPont) y los músicos Renzo Baltuzzi (guitarra), Franco Fontanarrosa (bajo), Lulo Isod (batería) y Pollo Viola (trompeta). Después de varios meses en el Chacarerean, habían decidido interrumpir el ciclo “por cansancio”, y ahora plantean esta despedida en el barrio de San Telmo.

¿Y cuál será el secreto del éxito? “No sé ni me interesa”, dice Urtizberea, ya serio. “Nunca hice nada pensando en lograr un éxito, sería muy triste, ¿no? Uno hace cosas que a veces funcionan y a veces no, pero siempre le pone el mismo espíritu.” El reciente dramaturgo no es lo que se dice un hombre de teatro: “A mí el teatro me cuesta muchísimo, me aburre –advierte–. Cuando a los diez minutos de comenzada la obra ya empiezo a mirar la pelada del tipo de adelante o a fijarme que hay una luz quemada, que está el telón mal acomodado... listo, soné. Me aburre ver a un tipo ahí solo gritando, escupiendo, estancado. Así que pensé en hacer una obra que me gustara a mí, donde todo el tiempo estuvieran pasando cosas”.

Muchos podrán reconocerse en las cosas que pasan en Pasión inútil, que de hecho han estado inspiradas en gran parte en experiencias personales, como aquella incursión de Urtizberea en Francia, cuando tenía 25 años, su hija Violeta 6 meses y su esposa, la firme convicción de regresar cuanto antes. “Son muchas las cosas que hacemos en nuestra vida inútilmente, por desconocer el destino, por querer ir contra él. En el amor todos hemos tenido pasiones inútiles. Cuántas veces pensamos antes de esos encuentros de definición: le voy a decir esto y esto, y si ella me dice esto, yo le digo esto otro. Y después todo resulta de otra manera, terminás matándote a los gritos o matándote en la cama, le decís exactamente lo contrario de lo que habías plenado. De eso trata la obra. De la cantidad de gente que organiza su vida al dedillo, previendo un montón de cosas que jamás llegan. O que invierte meses de su vida en proyectos que nunca salen. La misma obra es algo inútil, que no lleva a ningún lado”, se sincera.

–Usted comenzó su carrera como músico. ¿Cómo pasó al teatro?

–Yo estaba acostumbrado al escenario para hacer música, no para actuar. Pero entre tema y tema siempre metía algún bocadillo, contaba anécdotas, lo que me había pasado ese día, o inventaba. Al final, la gente se divertía más con eso que con mi música. Una vez, en un ciclo que estaba haciendo en el Club del Vino, Andrés Ciro Martínez (el ex cantante de Los Piojos) me hizo notar que tenía que hacer algo más armado con eso. El sabe mucho de teatro, estudió, y es un tipo con mucha cabeza, con una gran mirada de la escena. Me empezó a marcar cosas, me incentivó a bailar, me sugirió pautas. En definitiva, él fue el que me animó a hacer teatro. El tiene la culpa.

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“Nunca hice nada pensando en lograr un éxito”, afirma Urtizberea.
 
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