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Viernes, 10 de febrero de 2012

TEATRO › LA úLTIMA SESIóN DE FREUD, DE MARK ST. GERMAIN, EN MULTITEATRO

El encuentro de dos mentes

En esta obra, el dramaturgo estadounidense recobra a dos personalidades de diferente origen y pensamiento, respetando teorías y dejando que el público razone por sí mismo. Son notables las actuaciones de Luis Machín y Jorge Suárez y la dirección de Daniel Veronese.

 Por Hilda Cabrera

¿Quién no cuestiona la existencia de Dios cuando es víctima o testigo de una injusticia o un sufrimiento cruel? ¿Quién no se pregunta por qué un Dios bueno y todopoderoso lo permite? Cuando vivir no significa seguir el dictado de la máscara que cada uno se ha confeccionado, estos interrogantes se intensifican, y más si la situación apremia, como la que experimentan los dos personajes de esta obra del estadounidense Mark St. Germain. Inspirado en un texto del psiquiatra Armand M. Nicholl Jr. (The Question of God), el autor desarrolla un diálogo imaginario entre el médico neurólogo y psicoanalista Sigmund Freud, nacido en Moravia (entonces ciudad austríaca y hoy checa), y el escritor Clive S. Lewis, filósofo y profesor de literatura en la Universidad de Oxford que padeció la guerra y vio morir a compañeros y amigos, siendo combatiente en Normandía para las tropas aliadas. El encuentro entre estos dos pensadores es propiciado por un Freud supuestamente intrigado por la conversión de Lewis, quien de ateo declarado pasó a ser fervoroso cristiano. Freud se halla en Londres, exiliado, atravesando la última etapa de su vida. La circunstancia acosa, pero aun así, St. Germain plasma secuencias en apariencia triviales, en tanto rescata conceptos con una amplitud de miras que le permite introducir lo racional e irracional en forma simultánea. De modo que la inversión del razonamiento lógico deviene en chiste o ironía. El espectador que intente hallar puntos de coincidencia entre uno y otro personaje quizá los descubra en sus biografías. Lewis ha sido especialista en temas referidos a “la práctica del mal” y el sufrimiento, expuestos, entre otros textos, en El problema del dolor (1939/40) y Una pena observada. Sus padres y su esposa padecieron cáncer, y en la obra, Freud, debilitado por su cáncer de mandíbula, se va acercando al final de esa tortura.

La última sesión... se desarrolla a lo largo de un único y simbólico día, el 3 de septiembre de 1939, cuando Inglaterra y Francia declaran la guerra a la Alemania nazi, que ya había anexado Austria. Es el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Dos días antes, las tropas nazis invadieron Polonia, país bombardeado hasta la rendición de su capital, Varsovia, el 27 de ese mes. Aun con ese trasfondo, St. Germain presenta a un Freud capaz de sostener su ideario ante el profesor Lewis, un invitado de prestigio. Trenzados en un diálogo que circula entre lo intelectual y emocional, uno y otro se niegan a ser manipulados. Así lo expresa el médico que supo poner en primer plano “nuestras más profundas perversiones” y el apasionado converso que demuestra ser este Lewis, quien, en su alocución, al igual que Freud, rescata lecturas afines al tema central de la obra.

De ahí surgen las alusiones al poeta y ensayista inglés John Milton y El paraíso perdido, “poema narrativo” publicado en 1667; al escritor John Weldon, el ensayista Gilbert Chesterton y el escritor y lingüista John Ronald Tolkien. A esas menciones incorporan argumentos formulados a veces con humor ácido y entre apuntes ingenuos o sagaces. Este colorido entramado, en el que se introducen curiosidades, como la referida a Joseph Pujol, el “pedómano” que trabajó en el parisiense Moulin Rouge hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, otorga vivacidad a este encuentro, que el director Daniel Veronese marca de manera firme y creativa, especialmente en la delicada conducción de los actores Luis Machín (Lewis) y Jorge Suárez (Freud), notables en cuanto a singularidad y estilo, reveladores de sólidas formaciones. Enmarcando estas valiosas interpretaciones se destaca la tarea de un equipo que ha cuidado todos los detalles, los que corresponden a la escenografía, que –según dice un personaje– reproduce el estudio de Freud en Viena (ciudad de la que se vio forzado a huir tras la persecución personal y la quema de sus libros por los nazis); el diseño de luces, la selección musical y los trucajes de escena relativos a la cruel enfermedad del médico y pensador austríaco.

El hecho de que a este Freud teatral lo apasione “el sistema de creencias”, su simbolismo y valor estético no contradice su escepticismo respecto de lo “divino”. No disfraza el horror, el desgarro ni el convencimiento de que “el hombre está solo en el universo”. El estadounidense St. Germain recobra así a dos personalidades de diferente origen y pensamiento, respetando teorías y dejando que el público razone por sí mismo, porque en materia de teatro no todos los espectadores ven la misma obra. Cuando el encuentro (o la sesión) acaba, algo deja y algo nace. En este Freud lastimado que decide partir, nace el interés por desentrañar el lenguaje de la música.

8-LA ULTIMA SESION DE FREUD

Freud’s Last Session

De Mark St. Germain

Elenco: Jorge Suárez y Luis Machín.

Diseño de escenografía: Diego Siliano.

Vestuario: Laura Singh.

Iluminación: Marcelo Cuervo.

Efectos especiales: Lucas Rodríguez.

Producción de sonido off: Pablo Abal.

Asistente de dirección y Stage Manager: Romina Lugano.

Dirección de producción: Sebastián Blutrach.

Productores generales: Sebastián Blutrach y Daniel Grinbank.

Lugar: Multiteatro, Corrientes 1283, Tel.: 4382-9140.

Funciones: miércoles, jueves y domingo, a las 20.45; viernes, a las 21.30; sábado, a las 20.45 y 22.45. Duración: 80 minutos. Localidades: 150 pesos. Se adquieren en el teatro y a través de www.plateanet.com.

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Las actuaciones de Machín y Suárez en La última sesión de Freud revelan sus sólidas formaciones.
 
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