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Domingo, 26 de julio de 2015

TEATRO › MARIANO TENCONI BLANCO DIRIGE SU OBRA FUTURO EN EL C. C. SAN MARTIN

“Estamos superatravesados por el arte”

El premiado dramaturgo y director planteó su obra como una suerte de ensayo sobre el arte, con cuatro chicas que forman una banda de rock como protagonistas. “Está bueno que el diálogo sea con cosas superfrescas y que nos importan ahora”, afirma.

 Por María Daniela Yaccar

Mariano Tenconi Blanco, premiado dramaturgo y director de 33 años que viene llamando la atención en el off porteño, presenta a Futuro como un “tres por uno”: “Es una obra de teatro sobre cuatro chicas de veinte años en las que uno se puede ver reflejado. Por momentos, es claramente un ensayo sobre arte. Y también es una banda de rock tocando fuerte”, define. En este espectáculo canchero –“súper arty, que habla sobre cuestiones bastante nerdas”–, teatro y música están al mismo nivel. La historia sucede en 1999 en Nueva York y es sobre cuatro jóvenes que están grabando un disco de rock. La banda se llama The Fiction. Tenconi Blanco escribió el texto de la obra y también las letras de los temas en distintos idiomas –la mayoría en inglés–, a las que les puso música Ian Shifres. Futuro se presenta jueves, viernes, sábados (a las 21) y domingos (a las 20) en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551), hasta el 2 de agosto.

“El arte del siglo XXI es el arte después del arte” es uno de los postulados de la obra, que en más de un momento plantea un debate de posturas. En medio de las canciones –que se escuchan fuerte, como si el público verdaderamente estuviera viendo a una banda de rock–, las artistas conversan sobre animé, películas, libros, discos, hombres y vicios. Usan un lenguaje muy actual y porteño, y propio de una generación: abusan de expresiones como “estar en una” y “esto es un pijazo”. En líneas generales, la pregunta de la obra es por el arte. “La ficción le hace el orto a la realidad”, dicen ellas. La pregunta es por el arte hoy, cuando muchos dan por sentado que todo ya fue hecho. Las actrices y músicas son María Canale, Martina Juncadella, Violeta Castillo y Manuela Vecino. El director acaba de recibir el premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia por una obra titulada Todo tendría sentido si no existiera la muerte (ver recuadro).

–Futuro parece hablarle muy directamente a una generación.

–Era una parte del objetivo. El teatro carga con eso de ser un arte muy viejo y siempre se le cae la historia encima. Estaba bueno que el diálogo fuera con el arte del siglo XXI, con el rock; con cosas súper frescas y que nos importan ahora. La obra casi que empieza con una especie de reflexión sobre qué sería hacer arte en el siglo XXI. El título remite a la idea de pensar en hacer algo nuevo.

–¿Pensó que las personas más grandes podían quedar fuera del espectáculo? La realidad es que, a su vez, es interesante que exista un teatro para los jóvenes.

–No me importa tanto si viene gente de 60 años y la obra le parece, justamente, un pijazo. Ellos también tienen su teatro. Un poco lo busqué. Un amigo actor me dijo “me encantó, pero siento que es una obra para artistas”. Fue el sentido. Si sos demasiado distinto a los personajes, no es una obra para vos. Es mucha la gente que mira animé, películas raras de festival, que lee revistas de afuera... En la actualidad, hay algo para bien y para mal de híper estímulo. Con Internet tenemos muchas cosas al alcance. Estamos súper atravesados por el arte, por eso me gustaba que las músicas hablaran de eso casi todo el tiempo. Me interesaba que estuvieran en la de ellas: salen con chabones y les va mal, no cogen o cogen como el culo. Ellas están en ésa: en armar un disco.

–De todas las reflexiones que atraviesan al ensayo de arte que se filtra en la obra, ¿cuál es la suya en relación con el teatro?

–Me importa mucho la primera frase, que es de César Aira: “No hay que hacer libros buenos, sino nuevos”. Ellas la dicen cambiando “libros” por “discos”. Pienso eso. Si de alguna forma corrida, arty, rara, la obra parece hablar de nuestra generación, entonces tiene sentido hacer obras nuevas. Me interesa mucho ser nuevo en mi propia obra. La fiera está escrita con una tonada, tiene una historia. Una vez que descubrí ese truco, quise hacer algo nuevo. Otra opinión muy mía es que toda escritura es reescritura y que el arte del siglo XXI es el arte del procedimiento. Hacemos arte con todo el arte a disposición.

–También la obra plantea que el arte es un pastiche. Que es un poco lo que transmite Futuro en sí misma. O sus obras en general.

–Totalmente. Trabajo mucho con referencias. Me gusta mucho leer y ver, claramente hago arte desde ahí. Escribo con todos los materiales que encuentro que dialogan con el mío. Siempre separo libros en mi biblioteca. En este caso, los que más usé fueron Retromanía, de Simon Reynolds, y Postproducción, de Nicolás Bourriaud. Mi autobiografía seguramente forma parte de las cuestiones que meto en el pastiche. Como leo mucho, últimamente legalizo el ocio de la lectura con el trabajo: leo un libro de física, hago una obra sobre física. Venía leyendo mucha poesía y empecé a anotar citas de poemas que me gustaban. Empecé a escribir esta obra enlazando frases y armé los diálogos desde ahí. Las canciones que escribí en inglés las hice tomando referencias de cosas que me gustaron. El pastiche está al interior de mi escritura. Y como no estoy seguro de si soy buen poeta, y lo mismo me pasa con las canciones, el teatro me legaliza ponerlas. Si no están tan buenas, qué sé yo: es una obra de teatro.

–Usted es un director premiado y a su vez intenta romper con su teatro. No es tan común eso: romper y ser reconocido. ¿Cómo lo experimenta?

–En general, al gusto que se canoniza le interesan artistas que están en una etapa en la que, justamente, se volvieron canon. A la crítica y los jurados suelen gustarles obras que me parecen menos riesgosas, en general. Es raro el reconocimiento en teatro. Me interesan las instancias de reconocimiento porque es muy difícil hacer teatro: hay una estética estabilizada en Buenos Aires, todas las obras se parecen porque las hacemos con poca plata. Entonces, más allá de la palmada, el reconocimiento me interesa para tener más dinero para producir un espectáculo de características superadoras.

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“Me gusta mucho leer y ver, claramente hago arte desde ahí”, reconoce Tenconi Blanco.
Imagen: Arnaldo Pampillon
 
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