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Viernes, 4 de octubre de 2013

CHICOS › CAIDOS DEL MAPA, DEL LIBRO A LA PANTALLA GRANDE

El idioma de los chicos

La autora María Inés Falconi habla del fenómeno de su saga literaria, que sumó más de un millón de lectores de distintas generaciones, mientras que los directores Leandro Mark y Nicolás Silbert comentan cómo fue plasmar ese mundo en el cine.

 Por Karina Micheletto

“Aprovechamos el talento de nuestro elenco”, dicen los directores de la película.

Entre los múltiples estrenos argentinos recientes, una película hace foco en el siempre complejo –también complejo de abordar– mundo de la preadolescencia. Caídos del mapa parte de una saga literaria que fue todo un fenómeno de circulación independiente, escrita por María Inés Falconi, con un primer libro publicado por la editorial Quipu en 1995, que se extendió por diez –casi once, porque hay otro en camino– títulos más. La propia autora trabajó para la adaptación al cine que está actualmente en cartel, junto a los directores Leandro Mark y Nicolás Silbert.

Los protagonistas son cinco chicos de séptimo grado –noveles actores seleccionados especialmente para la ocasión– que se ratean en el sótano de la escuela para salvarse de “La Foca”, la insoportable maestra de Geografía (destacado papel de Karina K). Con otras actuaciones como la de Osqui Guzmán (“el Plomero”) y Tina Serrano (“la Directora”), la trama reconstruye la primera de aquellas historias que alcanzó, en total, más de 72 ediciones, con casi un millón de lectores de varias generaciones. Filmada en las locaciones del Patronato de la Infancia de Barrio Norte para recrear la escuela y en un viejo galpón de la Italo de La Boca en el que transcurren las escenas del sótano –gran parte del film–, Caídos del mapa abre el juego al mundo de la preadolescencia con otro ingrediente acertado, la banda de sonido de Miranda! Los directores y la autora de la película dialogaron con Página/12 sobre el film actualmente en cartel.

–¿Imaginó alguna vez la película de Caídos del mapa?

María Inés Falconi: –¡No! Nunca imaginé la película como nunca imaginé, cuando escribí el primer libro, que se iba a transformar en una saga de once títulos. Todo se fue haciendo lentamente y paso a paso.

–Y ahora que existe, ¿qué le gusta de la película?

M. I. F.: –Me parece que refleja lo que todos imaginamos cuando leímos (o escribimos) el libro. Me gusta particularmente la seriedad con que se llevó a cabo el proyecto y la calidad que se obtuvo. El aporte que los directores hacen, con respecto a la recreación de las situaciones a través de las imágenes, enriquece la historia.

–¿Qué tuvieron en cuenta para adaptar esta historia al cine? ¿En qué medida la cambiaron o la respetaron a rajatabla?

Leandro Mark: –Con el guión escrito por María Inés, el material ya estaba cuidado de por sí por ella. Lo que trabajamos juntos fue la posibilidad de insertar ciertas secuencias más cinematográficas que aprovecharan los recursos del cine, en función de la historia. También incorporamos mucho humor físico, aprovechamos el talento de nuestro elenco.

–¿Por qué les interesó esta historia? ¿Cuál es el “gancho” que creen que tiene para provocar tanto suceso la serie de novelas?

Nicolás Silbert: –La historia nos daba una chance única de hacer una película que reflejara nuestro amor por el cine y por el tipo de cine que nos hizo dedicarnos al cine. Tenía un montón de ingredientes y situaciones que rara vez se encuentran en un guión. Caídos del mapa es un libro muy leído y querido porque encontró la forma de hablarle a los chicos en su idioma y sobre sus problemas reales. Los chicos se identifican y agradecen sentirse identificados en esas aventuras.

M. I. F.: –En realidad el porqué gusta o deja de gustar una historia suele ser un misterio para los autores, pero en este caso y después de muchos años en contacto con los lectores sabemos al menos lo que ellos expresan. Ellos dicen que les gusta “porque los personajes hablan como nosotros”, “porque nos sentimos identificados”. Ellos mismos establecen los parecidos con ellos o con sus amigos, e incluso padres y docentes. El humor es otro factor que mencionan mucho. Creo que esos elementos aislados no bastan, debe haber algo más, pero desconocido.

–¿Cómo realizaron la selección de los actores?

Nicolás Silbert: –La estrategia de casting con los niños fue la de buscar chicos con personalidades y cualidades parecidas a las que pedía el personaje. De los cinco chicos sólo dos tenían experiencia actuando en cine. Los otros tres nunca habían hecho ningún tipo de actuación para ningún medio. Vimos más de trescientos chicos para tener a los cinco protagonistas que funcionaran bien en grupo y por separado, y que además satisficieran la imaginación de miles de fans de la novela. Los personajes adultos los retratamos a través de la mirada de los niños y por eso los corrimos un poco de registro acercándolos hacia el grotesco. Para eso fuimos a buscar a los que, a nuestro entender, son los mejores del rubro: Karina K, Paker, Savignone, Osqui... actores que trabajan la máscara y ponen cada músculo al servicio de la construcción del personaje. Sin dudas, un dream team de actores.

–¿Qué les gustaría provocar con la película en los chicos que la vean?

L. M.: –Que se diviertan, que se emocionen y que se sientan identificados. Pero no sólo los chicos, hay mucho para que los grandes disfruten y también se diviertan con la visión de los niños sobre ellos. Es una excelente película para conectarse con el niño que llevamos dentro. Y con el hijo que queremos que vuele liberando su imaginación.

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