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Sábado, 18 de enero de 2014

CHICOS › FERNANDO SANCHEZ Y GUIDO SANDLERIS SON LOS AUTORES DE POR LA CAMISETA

“Esta no es la historia del triunfo”

Uno es periodista y fundador de la revista Barcelona, el otro economista e investigador. Sus hijos futboleros fueron quienes los unieron y se decidieron a escribir historias que la editorial Norma seguirá lanzando en la colección Hay apuros.

 Por Karina Micheletto

Hay un grupo de chicos amigos, futboleros a muerte. Hay un lugar que los reúne para entrenar, El Poli. Hay un nuevo entrenador, Rodo. Y una posibilidad soñada: participar de los torneos locales. Cómo los protagonistas pasan de ser un grupo de pibes que juega a la pelota a convertirse en un verdadero equipo de fútbol es lo que cuenta en parte esta historia. Pero hay más: el fútbol como el gran socializador y también el escenario de conflicto, formas de competencia y también de solidaridad, padres que acompañan o hacen lo que pueden con esos pibes futboleros, chicas que aparecen alentando en las tribunas y dejan rastro, un superhéroe que enfrenta al mal a puro pelotazo y un final que es todo un hallazgo. Todo eso trae Por la camiseta, el libro que acaban de publicar Fernando Sanchez y Guido Sandleris por Norma, y que se anuncia como el primer volumen de la colección Hay Equipo, que continuará con otros dos títulos de los mismos autores, Por los puntos y Al mundial.

Fernando Sanchez escribe en este diario, es fundador y redactor de la revista Barcelona, autor de las letras de las canciones de Las asombrosas aventuras de Zamba, entre otras incursiones periodísticas y literarias. Guido Sandleris es economista, profesor e investigador en la Universidad Torquato Di Tella, en breve estará en Londres enseñando en la London School of Economics. Cómo se conocieron y llegaron a escribir este libro tiene que ver con chicos amigos y futboleros: sus hijos, compañeros de colegio y de escuelita de fútbol. Y también con los cuentos que les contaban a esos hijos, donde aparecía el fútbol, y ya se vislumbraban algunos de los personajes de Hay equipo.

“Igual que Guido, yo le contaba a mi hijo Simón cuentos futboleros con dos personajes: Diego Pelusa y Futbolman, el superhéroe futbolero que trascendió la penumbra del cuarto de Simón y llegó al libro –cuenta Sanchez–. De todo eso, y de las horas de los chicos jugando a la pelota de verdad y al fútbol virtual de la PlayStation, y de las nuestras jugando con ellos y mirando partidos por la tele, sale Hay equipo. Y no fue que pensamos en escribir para chicos y encontramos el fútbol como excusa, sino que teníamos una historia y, tal vez para recordarla y poder contársela por ejemplo a Miguel, mi hijo de 5, es que decidimos escribirla. Y de ahí a hacerlo de un modo profesional en mi caso hubo un paso, porque vivo de escribir desde hace veinticinco años.” Lo de Sandleris fue distinto: “Yo soy claramente un outsider en la literatura: soy un economista que hace investigación –se presenta–. En la academia es muy normal que cuando se te ocurre una idea consultes a aquellos que saben del tema a ver si los entusiasma. Así que lo consulté a Fernando, que es periodista, escribe guiones, ya había escrito para chicos, y se entusiasmó con la idea. Y sucedió algo que es normal en las investigaciones y no tanto en la literatura: le propuse coescribir el libro”.

La historia, pensada para chicos de entre unos 7 y 13 años –aunque en literatura infantil, se sabe, nada es tan taxativo– tiene un plus que los lectores más futboleros sabrán apreciar en las descripciones de las jugadas, los partidos, las tácticas, allí donde se entreven autores también bien futboleros. “Juego al fútbol desde muy chico, y me encanta. Lamentablemente, la insuficiencia de talento me llevó a explorar otras actividades deportivas y profesionales”, admite Sandleris. “Yo jugué toda la vida a la pelota; al fútbol no sé, porque creo que eso es otra cosa”, define lo suyo Sanchez. “Y diría que lo que más miro en la tele es fútbol. Con mis hijos juego mucho, en las canchitas y, cuando puedo, en la Play. La verdad es que, si bien no me considero fanático, intenté pasarles a mis hijos la pasión por el juego. Es difícil porque en medio de tanto negocio, marketing, corrupción y violencia relacionada con el fútbol, hay que desmalezar mucho para encontrar lo copado de eso. Pero bueno, es lo que tenemos. Y en épocas de Mundial como este año, todo se vuelve todavía más presente.”

–Justamente, eso aparece destacado en Por la camiseta: el fútbol como el gran socializador, el deporte de equipo, y en ese sentido el final es un gran hallazgo. ¿Cómo lo pensaron?

Guido Sandleris: –Sí, el final es atípico. Hay equipo no es la historia del triunfo. Trata de contar cosas que tienen que ver con las vivencias de la competencia y el formar parte de un equipo. Las personalidades que forman un equipo, lo que cada uno lleva como personalidad y cómo esa personalidad juega en la relación con los otros. Esa interacción puede a veces ayudar y a veces obstaculizar o conspirar contra la performance individual y del equipo. El fútbol es, en muchos casos, casi como una maqueta de algunos aspectos de la vida: nos resume en un ratito muchas cosas que suceden. El rol del azar, la importancia de la cooperación, la refutación de creencias. Y la velocidad y nitidez con que esas cosas suceden en el fútbol, y en el deporte en general, es interesante. Puedo creer que entiendo de algún tema y la realidad puede tardar mucho en desmentir esa creencia. En el fútbol, esto es casi inmediato. Creo que gambeteo bien, pero a la tercera vez seguida que lo intento y la pierdo, me doy cuenta de que no es así. Me lleva cinco minutos. Eso es lindo.

Fernando Sanchez: –La idea de que ganar es lo único que importa no es eje de Hay equipo, pero tampoco dejamos afuera esa necesidad que tenemos todos de ganar cuando vamos a competir. Hay competencia, se busca ganar pero no a cualquier precio, y lo interesante, creo, es que hay personajes que sí tienen el triunfo como única meta, y que lo ponen de manifiesto en su forma de actuar dentro y fuera de la cancha. Hay egoísmos, hay pretensión de figuración, y hay también alguno que sólo juega para divertirse, lo cual es válido aunque puede conspirar con el espíritu de competencia. En el segundo libro, Por los puntos, que saldrá en un par de meses, aparecen también con más fuerza los padres, que aportan sus ansiedades, sus frustraciones, su orgullo y, en algún caso, también su escaso apego al fair play.

–Este es el primer libro para chicos que escriben. ¿Qué aspectos tuvieron en cuenta en la escritura pensando en esos lectores?

G. S.: –Nos pareció muy importante que los chicos lo sintieran real, cercano a sus vivencias. Una parte de eso tiene que ver con cierto componente local de la ambientación de la historia. Manu, el protagonista, por ejemplo, es hincha de Atlanta. Y además tratamos de evitar esa visión usualmente idílica de la niñez. La niñez, como la adultez, tiene de todo, triunfos injustos, derrotas merecidas, empates, azar...

F. S.: –Está, creemos, bien escrito. Eso es básico: no escribimos para tontos sino para chicos. Y además de lo que dice Guido, tratamos de evitar esa cosa melancólica que suele tener mucho de lo que se escribe sobre fútbol y sobre niños; esa reivindicación del potrero, la pelota en la calle... Cosas que hoy, al menos los chicos de clases medias urbanas no conocen y no tienen por qué conocer. Sin hacer referencias directas a nada, porque todo puede y debe tener su espacio, hay una mirada adulta sobre los chicos que deliberada o inconscientemente reivindica formas o estéticas o costumbres de otra época, lo cual manifiesta o un desprecio o un desconocimiento de lo que viven los chicos hoy. La idea era crear una historia ambientada en la actualidad, sin evocar melancólicamente nuestra infancia y sin abrir juicio de valor sobre los gustos y costumbres de los chicos hoy. Para que el lector se identifique y también por una decisión que no pasa por el marketing sino por la convicción de que no todo, por pasado, es mejor. Digamos que lo único vintage de Hay equipo es el formato “libro en papel”... ¡Ahí sí podrían acusarnos de nostálgicos!

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“Era muy importante que los chicos sintieran el libro cercano a sus vivencias”, dicen Sandleris y Sanchez.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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