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Jueves, 2 de diciembre de 2010

CULTURA › PRESENTACIóN DE UN LIBRO SOBRE LA PRODUCCIóN CULTURAL

En busca de la identidad

Valor y símbolo. Dos siglos de industrias culturales en la Argentina se titula el volumen. Son 190 páginas, divididas en seis capítulos, que indagan en la evolución de los diarios y revistas, los libros, los discos, las películas, la radio y la televisión local.

 Por Facundo García

El 47 por ciento de los argentinos mira televisión entre tres y cinco horas, y casi uno de cada diez permanece todavía más tiempo frente a la pantalla. En tanto, la lectura de largo aliento parece haber quedado en manos de una minoría: en la franja que va hasta los 34 años, lee menos del 7 por ciento de la población. Muchos se inclinan por los diarios –aunque las ventas de los matutinos siguen cayendo–, mientras la radio mantiene su presencia. Y el cine produce, pero le cuesta llenar salas. Esos y otros datos reveladores están en el libro Valor y símbolo. Dos siglos de industrias culturales en la Argentina, que se presentó esta semana con la presencia del secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia; el director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi; la cantautora Teresa Parodi, el investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Damián Loreti y los periodistas Luciano Galende, Héctor Larrea y Roberto Caballero, entre otros referentes.

Los invitados dialogaron sobre los caminos que se abren a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, y sobre la importancia de contar con un material que describa la historia de los sectores industriales de la cultura. Precisamente, el volumen recién editado es fruto de una investigación que hizo el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA) para satisfacer esa necesidad. Son 190 páginas divididas en seis capítulos que indagan en la evolución de los diarios y revistas, los libros, los discos, las películas, la radio y la televisión local. Hay análisis de especialistas como Martín Becerra, Horacio González y Guillermo Mastrini. Se compilaron ilustraciones de archivo, noventa gráficos y quince mapas elaborados para la producción. ¿El objetivo? Poner a disposición de un público amplio información que abarca desde los albores de la independencia hasta la actualidad.

“El título refleja el hecho de que –aparte de cumplir un rol fundamental en la construcción de identidades– las industrias culturales también tienen una relación estrecha con la actividad económica”, sostuvo Natalia Calcagno, que desde su rol de coordinadora del SInCa dirigió el proyecto junto al periodista Gabriel Lerman. “En este ámbito, el conflicto entre intereses particulares y bien general no está resuelto. Valor y símbolo resume esa tensión”, añadió. “Es como me enseñó una vez José Luis Castiñeira de Dios –intervino a su vez el director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi–: las tensiones en la vida y en la música son positivas, siempre que se resuelvan.”

Según el funcionario, los números sugieren que el crecimiento de los oligopolios de prensa todavía no ha logrado ahogar del todo a las pequeñas editoriales. “Es grato comprobar que la mayor cantidad de libros que se venden en las librerías no corresponde a best sellers. Eso quiere decir que hay un público que no se conforma con lo obvio”, dijo. Por su parte, el periodista Roberto Caballero se encargó de sintetizar el presente de diarios y revistas. “Hasta hace poco –señaló– eran pocas compañías las que controlaban la ‘definición’ de lo que significa ser argentino. Hoy sabemos que el país no se agota en lo que quieran mostrarnos los grandes grupos.” En un tramo de la obra se detalla que Clarín tuvo que empezar a imprimir 60.000 ejemplares menos entre 2007 y 2009, un período atravesado por la rebelión de los patrones rurales y la sanción de la Nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Una hipótesis es que se le están “avivando” los lectores. “Por eso las corporaciones están asustadas. No es que las amenace el Estado. Su principal amenaza es la consolidación de la democracia”, remató Caballero.

Luciano Galende, el conductor de 6, 7, 8, compartió su balance sobre el panorama que da Valor y símbolo respecto de la TV. “Lo que queda claro cuando uno se sienta con la data sobre la mesa es que la construcción de los discursos televisivos ha estado definida por lo que le convenía a tal o cual empresa. En esta última etapa se han caído los velos, y en consecuencia estamos ante un debate más sincero”, ironizó. Galende admitió que dentro de su gremio existen rémoras que dificultan el avance popular. Entre ellas, la vanidad de algunos colegas. “Se ha avanzado mucho. Pero ese tipo de defectos están jugando en contra de los cambios concretos”, advirtió.

De cerca lo escuchaba Héctor Larrea, que habló en su doble carácter de hombre de medios y testigo de varios procesos abordados en el estudio. “Este libro es absolutamente necesario”, definió Larrea, tras sostener que “para quienes trabajan en radio” contar con información de esa clase es fundamental. “Pero hay otra cosa que me parece destacable –evaluó el locutor de Radio Nacional–: la publicación refleja que se están encarando los temas con seriedad y método. Y si nos da la sensación de que este país está yendo hacia adelante es porque se toman medidas que debieron haberse tomado hace mucho.”

A la cantautora Teresa Parodi –miembro del directorio de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic)– le tocó enmarcar la compleja actualidad de la música. “En estas páginas vemos cómo las mentes lúcidas se las arreglaron para resistir los embates neoliberales”, subrayó la artista. Desde su perspectiva, lo que se logró con Valor y símbolo es reunir bajo una misma tapa a los principales hitos de una batalla donde está en juego “la posibilidad de elegir qué país queremos ser”. “A favor tenemos la certeza de que nuestra capacidad de resistir ha quedado demostrada. De esa convicción, estoy convencida, no se vuelve”, arengó Parodi.

El vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Damián Loreti, se situó en otro ángulo. Recalcó que la compilación pone en contraste “un antes” –en que la defensa de las industrias culturales era la defensa de los dueños del capital– y “un después”, que corresponde a la instancia en que la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se abrió como plataforma de promoción de la diversidad. En idéntica sintonía se expresó el secretario de Cultura, Jorge Coscia. “Hemos aprendido que en cualquier construcción de un porvenir la toma de conciencia es el punto de partida. De ahí que estemos haciendo lo posible para no volver a andar a ciegas en lo que a políticas culturales se refiere”, afirmó.

Valor y símbolo se distribuirá en las bibliotecas populares de la Argentina y en las universidades. También se lo puede descargar ingresando a sinca.cultura.gov.ar, o retirarlo de lunes a viernes de 13 a 18, en Alsina 1169, 2.º piso.

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Los invitados dialogaron sobre los caminos que se abren con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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