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Domingo, 18 de mayo de 2014

CULTURA › UN RECORRIDO POR LA INTENSA ACTIVIDAD MUSICAL QUE DESPLIEGA EL MICSUR

Cuando la diversidad es una contraseña

La producción musical es uno de los focos principales de las rondas de negocios, foros y showcases que se ofrecen en Mar del Plata. Se presentó la Plataforma Argentina de la Música, que busca explotar al máximo las posibilidades de lo virtual.

 Por Sergio Sánchez

Desde Mar del Plata

La producción musical, en tanto bien cultural, fue uno de los sectores que más actividad tuvo en las rondas de negocios, en los foros y en los denominados showcase, breves conciertos que brindaban los músicos para mostrar lo suyo ante productores, representantes y gestores culturales del MicSur. La jornada del viernes se caracterizó por su variedad estética: la reconocida cantora y charanguista de Potosí (Bolivia) Luzmila Carpio cautivó con su música andina, el grupo paraguayo Joaju Cuarteto mostró su particular interpretación del jazz y la banda peruana La Sarita cerró con un set poderoso, que combinó la fuerza sonora del rock con ritmos tradicionales de zonas rurales y selváticas. “Nuestros padres han venido del campo y estamos marcados por eso”, dijo el cantante Julio Pérez Luyo, e interpretaron un huayno Puquiano, un ritmo ancestral que se utiliza para “preparar la tierra antes de la llegada de la lluvia”. A la noche, La Sarita, Danitse y Theremyn_4 encabezaron la fiesta peruana que abrió el denominado MicSur off, en un restaurante ubicado en el muelle. El sábado, Colombia se puso el traje de anfitrión y hoy los encargados de animar la fiesta serán los brasileños.

“MicSur es un gran evento de integración. Me parece una muy buena iniciativa que los países de Sudamérica nos estemos integrando en las artes y aprovechemos ese potencial”, consideró Christian Salgado, integrante de Herencia de Timbiquí, grupo colombiano que combina ritmos tradicionales de la parte sur del Pacífico –como el currulao, el aguabajo y el abozao– con rock, jazz y pop. Ayer por la tarde, los colombianos fueron los encargados de abrir los showcase, en la sala Payró. Siguieron sus coterráneos Cimarrón, Puerto Candelaria, Hety & Zambo y los colombianos Mario Tejada y Radio Fantasma. “Para nosotros es muy importante que nos den la oportunidad de mostrarnos”, resaltó Harlison Lozano, otro miembro de Herencia de Timbiquí. “Nos encantaría hacer una gira por toda Sudamérica, porque es un territorio cultural tremendamente rico”, se entusiasmó Lozano y contó que en Colombia hay una escena musical en constante crecimiento. El martes a la noche, los colombianos tocarán en el Club Cultural Matienzo. En representación de Argentina, el jueves pasaron por el escenario Ezequiel Borra, Santiago Vázquez, Vivi Pozzebón y Alika. Más tarde fue el turno de los uruguayos Maia Castro y Hermanos Láser.

Racu Sandoval, manager de Lucio Mantel, participó en las rondas de negocios y contó a Página/12 su experiencia. “Que convivan pequeños productores de todo el país y Sudamérica junto a representantes del mainstream es muy importante. Se trata de un mercado real. En las reuniones tuve buenos contactos con productores de Córdoba, Chaco y Mendoza. No es lo mismo charlar por mail que hacerlo cara a cara”, destacó Sandoval. Quien también participó de las rondas fue Panchi Maldonado, vocalista de Atajo, una de las bandas más inquietantes e importantes de La Paz, Bolivia. Panchi celebró la iniciativa, pero, en cuanto a las rondas de negocios, contó que había más oferentes que productores dispuestos a un acuerdo de trabajo con los músicos. “Muchos de los que supuestamente venían a buscar músicos para luego armar conciertos, terminaban ofreciéndonos, por ejemplo, fabricación de discos, diseño gráfico y armado de videos. Pero el fin específico era conseguir puestos de trabajo para movernos por Sudamérica. Algo más concreto.”

Sin embargo, Maldonado considera que “la esencia del MicSur es muy importante. Los que hemos participado debemos lanzar propuestas similares en nuestros entornos, demostrar que se puede diversificar la presencia de cada país. Es clave el intercambio de músicos que se da acá. Me encantaría aprender más sobre tango o candombe”. Atajo es una banda que ya lleva 18 años de carrera sostenida y que refleja la identidad política y cultural de la urbanidad boliviana. “Así como en Bolivia las empresas grandes como Sony, EMI o McDonald’s no han podido funcionar, nosotros demostramos que las microempresas de música funcionan y pueden conseguir muchos logros.”

También en la Sala Payró, el coordinador del espacio Café Música, Fernando Isella, y el director de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi, presentaron la Plataforma Argentina de la Música (PAM). Se trata de una aplicación disponible para tabletas, dispositivos móviles y web que tiene como objetivo la promoción de la industria musical argentina. ¿Cómo funciona? A través de http://www.pammica.com.ar, el artista tiene que crear un perfil y luego subir su música, fotos, videos y material promocional. A partir de ahí, se podrá conectar con representantes, managers, productores, sellos, artistas y festivales provenientes de todo el mundo. “Es una semillita muy pequeñita y el inicio de algo que nos ilusiona muchísimo; queremos favorecer el intercambio, no queremos que sean bocas de expendio sino de ingreso, de poder crear producciones en conjunto, corredores culturales interesantes”, consideró Isella. “La idea es formarnos con algo que sea profesional pero que venga de una cultura cooperativa y colaborativa”, completó.

El cierre de la jornada tuvo como protagonista al esperado desfile de indumentarias de la región. Una vez más, la hermosa sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium desbordó de público –como el jueves, cuando la ministra Teresa Parodi inauguró el MicSur y rompió el protocolo con una versión a capella de “Esa musiquita”–. No era un público convencional. Estaba compuesto por un paisaje variopinto, multicultural, cargado de emotividad y euforia. La sala rompió en aplausos cuando las modelos que vestían diseños de Brasil salieron a escena. Durante casi una hora, los diseñadores de Sudamérica mostraron sus creaciones en el escenario. Pero no se trataba de un desfile más: cada uno de los vestidos y diseños evidenciaba un vínculo fuerte con la identidad cultural de cada país. Las chicas que vestían los diseños de Bolivia lucían las tradicionales polleras de las mujeres indígenas. Y, cuando fue el turno de Argentina, las modelos desfilaron con ponchos y creaciones autóctonas. En cada intervalo, el Combinado Argentino de Danza sorprendía con intervenciones que fusionaban malambo, chacarera y hip hop.

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El desfile de indumentarias de la región hizo desbordar de público la sala Astor Piazzolla.
 
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