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Domingo, 22 de noviembre de 2015

MEDIOS › ROSARIO BLEFARI, ROMINA ZANELLATO Y NAHUEL UGAZIO HACEN EL PODCAST LOS CARTOGRAFOS

Paisajes sonoros entre libros y música

La idea del envío quincenal surgió de un programa de radio frustrado, en el que los tres iban a hablar de bandas, libros y películas. Pero ahora sólo presentan los episodios en los que actores y actrices leen textos sobre música generada especialmente.

 Por Emilia Erbetta

Zanellato, Ugazio y Bléfari proponen una “promiscuidad de las artes” de las que nacen nuevas obras.
Imagen: Jorge Larrosa.

Cuando termina la entrevista, Rosario Bléfari, Romina Zanellato y Nahuel Ugazio se quedan un rato más en el bar. El lugar tiene banda sonora propia: los colectivos que pasan afuera, el tin tin de las tazas de loza cuando el mozo las apoya sobre el mostrador y la cafetera, que rebuzna fuerte a cada rato. Ruidos cotidianos, que molestan sólo cuando se les presta atención, pero que conspiran contra cualquier idea de limpieza sonora, lo contrario de un estudio de grabación, vacío de sonidos indeseados. No importa, sirve: Zanellato saca el grabador y unas hojas de cuaderno sueltas y, entre los tres, se ponen a grabar algunas introducciones para los próximos episodios de Los Cartógrafos, el podcast en el que un actor o actriz interpretan un texto literario mientras una banda o un músico intervienen. A lo que sale de eso ellos lo llaman “paisaje sonoro”.

La idea de Los Cartógrafos surgió de un programa de radio frustrado, en el que los tres iban a hablar de bandas, libros y películas haciendo foco en los distintos paisajes y territorios de las provincias argentinas. “Aunque el programa no salió, en el podcast mantuvimos el concepto de los paisajes y los lugares, de cómo el espacio geográfico te condiciona para hacer tu arte y cómo esa arte dialoga con otros en otros espacios”, explica Zanellato, que es periodista y conoció a Bléfari –actriz, poeta, música, casi un paisaje sonoro en sí misma– en una entrevista.

Los Cartógrafos no es uno de esos podcasts que parecen programas radiales hechos por personas que nunca hicieron (ni saben hacer) radio. Tampoco quiere serlo: ellos tres, que son amigos y se nota que se admiran, casi no hablan, sólo para presentar a los que participan de cada episodio, en una miniintroducción biográfica que pueden grabar en casi cualquier lado. Es un experimento, parecido a meter tres elementos en un tubo de ensayo esperando una reacción química que los altere y los convierta en otra cosa. Ver qué pasa. Y funciona: de esa “promiscuidad de las artes”, como la define Rosario, nace una obra nueva, porque la música y la interpretación transforman el texto, lo alteran en su composición.

Cada dos semanas, Los Cartógrafos publican un capítulo nuevo; ya hay once colgados en Soundcloud y, en los próximos meses, van a publicar otros nueve. Algunos ya están cerrados y esperan para salir, mientras preparan los que faltan, arreando a músicos y actores para llegar con los tiempos que se autoimpusieron. Antes de cada episodio hay una pregunta: ¿cuál es el espacio de ese texto? “Planteamos el paisaje, la unión que tenemos en la cabeza. Muchas veces esa unión no se ve ni aparece de manera lineal, pero está”, explica Zanellato. “No es que podemos decir ‘Esteban Bigliardi va a leer a Mario Ortiz por tal razón’ –aclara Bléfari–. Tiene que ver con que se unan cosas invisibles. A veces hay cierta asociación o familiaridad que establecemos por algo: esa voz en tal relato la imaginamos con la voz de tal actor. Pero a veces es simplemente el hecho de unir ‘esto con esto’, distintas ciudades, distintos actores de distintos lugares”.

Así, en el episodio seis, la actriz María Canale le presta su voz de chica al protagonista varón de Scalabritney, nouvelle de Martín Zícari, mientras suena la música de Aldo Benítez; en el cinco, Pilar Gamboa le pone cuerpo a la protagonista de Agosto, la segunda novela de Romina Paula, acompañada por los neuquinos de La Gran Pérdida de Energía; en el primero, la actriz Susana Pampín lee un fragmento de Chicas muertas, de la entrerriana Selva Almada, mientras Guazuncho –también entrerriano– despliega una especie de distorsión radial. En el tercer episodio, Shaman lee a Carlos Ríos y en el octavo la tucumana Valeria Correa hace lo propio con un fragmento de El telo del papá, la novela de la rionegrina Florencia Werchowsky, con los neuquinos Atrás Hay Truenos potenciando el primer beso de la protagonista.

Ugazio es de Ciudadela, Zanellato es de Neuquén, Bléfari es de Bariloche. Los tres viajan por el país, tocando, escribiendo, paseando, filmando. “Cuando pensamos el programa de radio original, fue porque conocíamos muchas obras que nos gustaban del interior y sentíamos que los porteños o la gente de otra provincia no tenían acceso a ella. Queríamos generar un espacio para dar a conocer las cosas que se hacen por fuera de Buenos Aires”, explica Zanellato. Bléfari cree que como cartógrafos todavía están en nivel uno: “Tenemos un montón para crecer: uno empieza como quien juega, cartografiando lo que conoce, lo que ve, pero después los ojos se te empiezan a abrir y empezás a tener otro registro”. “Es bastante difícil encontrar todo. Escritores, por ejemplo. Acceder a los libros de escritores del interior de editoriales independientes requiere una voluntad para buscarlos, encontrarlos y llegar a ellos”, agrega Zanellato. “Lo mismo pasa con la música: ¿cómo sabés quién toca en Corrientes?”.

Para los primeros 15 capítulos convocaron a 44 artistas: músicos, escritores y actores que se animaron al experimento. Cada episodio tuvo un proceso diferente: algunos escritores eligieron el fragmento, otros lo dejaron en sus manos. Pilar Gamboa grabó su parte en la casa de Zanellato una mañana; Valeria Correa lo hizo en un ropero, mientras escuchaba con auriculares la música que ya había compuesto Atrás Hay Truenos. “El actor es el que más trabajo nos da –admite Ugazio, community manager de una revista cultural y miembro de Golondrina Cine–. Tenemos que acompañarlos, dirigirlos un poco para que encuentren el tono, el ritmo, porque están en la nada, solos con el texto”. Bléfari admite que, al principio, la idea de Los Cartógrafos puede dar algo de miedo: “Hay una serie de prejuicios que pueden aparecer porque siempre se han hecho intentos de `ahhh... unamos estas artes`, y a veces eso es peligroso. El artista siempre siente como una aprensión: ¿qué van a hacer con mi texto, con mi música, qué me va a dar para leer? A los escritores no les gusta o los maravilla... A algunos los impresiona y a otros los emociona ver su texto traducido a otra cosa que no se habían imaginado”.

Para recuperar esa idea del vivo que perdieron en el podcast, en octubre hicieron una presentación en el Centro Cultural Kirchner, en el marco del Festival Federal de Poesía. Ahí leyeron los poetas Belén Ianuzzi y Eduardo Rezzano, y las actrices Pampín y Correa, mientras Lucy Patané, Shaman Herrera, Bruno Masino y Marcos Díaz improvisaban en vivo. “Unos días antes nos juntamos en mi casa los músicos, los poetas y los actores, y me impresionó ver que gente que estaba relativamente cerca no se conocía o nunca había hecho algo junta”, cuenta Bléfari. Los Cartógrafos también es eso: un intento de que los artistas de distintas disciplinas se conozcan, se encuentren, se transformen unos a otros. “Los mundos suelen ser bastante cerrados entre sí, por eso es interesante que alguien haga el lazo y ponga a Lucy a tocar con Shaman o con Bruno, o una a Francisco Garamona con Carmen Sandiego. Son artistas que para nosotros están cerca pero que capaz de otra manera no iban a cruzarse”.

* Viernes por medio estrenan episodio en soundcloud.com/los cartografos/

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