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Martes, 10 de agosto de 2010

HOY SE PRESENTA MANON, DE JULES MASSENET, EN EL TEATRO COLóN

Un estreno para dar un salto de cien años

 Por Diego Fischerman

Si ésta es una temporada de números redondos, el estreno de hoy, en el Teatro Colón, recuerda, tal vez involuntariamente, un aniversario muy especial. Hace cien años se estrenaba en este teatro Manon, de Jules Massenet, el mismo título que subirá a escena esta noche. Y en la función del 26 de junio, apenas comenzado el segundo acto (y curiosamente bajo una butaca vacía) explotó una bomba colocada por anarquistas. El título ya se había presentado en Buenos Aires en 1885, apenas un año después de su estreno en la Opéra Comique de París, en el teatro Politeama Argentino. Y en esta ocasión subirá a escena en la puesta de David McVicar para la Opera Lírica de Chicago, con escenografía y vestuario de Tanya McCallin.

Con libreto de Henri Meilhac y Philippe Gille, basada en un texto del abate Prévost, Manon se presentará con dirección musical de Philippe Auguin, diseño de iluminación de Paule Constable y coreografía a Michael Keegan–Dolan. El montaje local –toda la escenografía y el vestuario llegan de los Estados Unidos– fue realizado por los repositores Loren Meeker (escena), Kevin Sleep (iluminación) y Colm Seery (coreografía). En el papel de Manon alternarán Anne Sophie Duprels y Paula Almerares, John Osborn y Juan Carlos Valls se relevarán como Des Grieux, Víctor Torres y Luciano Garay como Lescaut y Carlos Esquivel será el Conde. Además de la de esta noche, habrá funciones el próximo viernes 13, el sábado 14 (todas ellas a las 20.30 y esta última con el segundo elenco), el domingo 15 a las 17 y el martes 17 nuevamente a las 20.30.

Formado como pianista por la segunda esposa de su padre y alumno del Conservatorio de París, los primeros años de Jules Massenet como músico fueron como timbalista de la orquesta del Théâtre Lyrique y como pianista del Café de Beleville. No muchos vaticinaban, en ese entonces, su futuro como el operista más popular de la Francia de fines del siglo XIX. En todo caso, su vida comenzó a cambiar cuando en 1862 ganó el codiciado Premio de Roma con su cantata David Rizzio, lo que lo llevó a instalarse en esa ciudad durante tres años. Su primera ópera, La grand’ tante, en un solo acto, se presentó en la Opéra Comique en 1867. Pero fue recién con su oratorio dramático Marie–Magdeleine, estrenado en 1873 y elogiado por Tchaikovsky, Vincent d’Indy (que más tarde se convertiría en su enemigo) y Charles Gounod, que comenzó a hablarse de él como del compositor del momento. Pero sus verdaderos mentores, sin embargo, fueron el compositor Ambroise Thomas, con importantes contactos en el medio teatral, y el editor Georges Hartmann, que lo conectó con los círculos de críticos y periodistas. El resto de los contactos sociales los proveyó Ninon, una antigua alumna de piano que Franz Liszt le había derivado durante su estadía de tres años en Roma y con quien se casó en 1866. Enrolado como soldado en la guerra franco-prusiana, retomó su carrera artística en 1871 con una seguidilla de éxitos que incluirían Manon en 1884, Werther en 1892 y Thaïs en 1894. Maestro, en el Conservatorio de París, de Charles Koechlin, Yeynaldo Hahn –quien sería la pareja de Marcel Proust–, Ernest Chausson, Gustave Charpentier y Georges Enescu, Caballero de la Legión de Honor en 1876 y, dos años después, elegido miembro de la Academia de Bellas Artes, Massenet conservó su predicamento a comienzos del siglo XX, estrenando Le jongleur de Nôtre-Dame en 1902 y Don Quichotte en 1910, con Feodor Chaliapin como protagonista. Dueño de un notable talento melódico y orquestador de mérito, la figura de Massenet fue eclipsándose a lo largo del siglo, quedando en el repertorio apenas Manon y Werther, algunas arias de las óperas restantes y fragmentos instrumentales como la Méditation de Thaïs, para violín y orquesta, o la Aragonaise de Le Cid, que se hicieron célebres en múltiples arreglos. En las últimas décadas, sin embargo, comenzó un renacimiento y varios de los títulos olvidados volvieron a escena.

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Massenet fue el operista más popular de la Francia del siglo XIX.
 
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