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Jueves, 22 de marzo de 2007

“LOS TIEMPOS CAMBIAN”, DE ANDRE TECHINE

Pasado y presente de un gran amor que no tiene un futuro

Gérard Depardieu y Catherine Deneuve encarnan a una pareja fuera de sincro, separada por una percepción disímil de la vida.

 Por Luciano Monteagudo

El mismo los lleva bien contados: han pasado 31 años, ocho meses y veinte días desde que Antoine (Gérard Depardieu) vio por última vez a Cécile (Catherine Deneuve). Pero Antoine sigue tan enamorado como el primer día. O más. Ha pasado gran parte de su vida buscándola. Y desde el momento en que la encuentra en Tánger –esa vieja frontera exterior de Francia–, no puede dejar de mandarle rosas. Docenas de rosas. Al comienzo, Cécile lo primero que hace es tirarlas a la basura: ella es de esas mujeres que no viven en el pasado y lo de Antoine le parece directamente prehistórico. No es casual que la primera vez que el film la muestra -–en un estudio aséptico, donde conduce un programa de radio–, ella esté pasando un tema musical titulado “Les petits Riens”, donde la cantante Angélique Kidjo dice que “no recuerda nada”. Cécile está casada (no demasiado felizmente, con un médico marroquí más joven que ella) y, con pragmatismo, se aferra a ese presente al que no le puede imaginar otro futuro. El caso es que, a su manera, Antoine también vive el hoy, el ahora. Para él es como si el tiempo nunca hubiera transcurrido, como si se hubiera detenido el último día que vio a Cécile.

De estas diferencias de percepción, de estos malentendidos, de estos desencuentros está hecha la materia de Los tiempos cambian, el film con que el director francés André Téchiné vuelve a su mejor nivel, el de Secretos de amor (1981) y Toda una mujer (1986), también protagonizados por la Deneuve. Es más, se diría que estos choques –de sensibilidades, de culturas– tienen una expresión literal en el primer reencuentro de Antoine y Cécile, cuando ante la impresión que le provoca su cercanía él se lleva por delante, como si no existiera, la puerta de vidrio de un supermercado, hasta terminar bañado en una sangre que le parece ajena.

Los tiempos cambian es también un film de paradojas. El, que reaparece como un zombie de ultratumba de un pasado que parecía enterrado, es puro tiempo presente: acción, motor, sangre, alegría, dolor. Ella, en cambio, tan racional, tan equilibrada, tan consciente de la realidad (y sus limitaciones), se podría pensar que está detenida, inmóvil, objeto pasivo de una pasión ajena, que no atina muy bien a comprender, abrumada como está por esa súbita, inesperada reaparición, que pone en crisis su cómoda, anestesiada rutina.

Como suele suceder en el cine Téchiné, que tiene un sol, un centro, y una serie de planetas que giran a su alrededor, en Los tiempos cambian también hay una serie de subtramas que van alimentando o comentando el núcleo del film. La alusión a las aventuras del marido de Cécile o la brusca llegada de su hijo, acompañado de su novia (a quien engaña a su vez con un muchacho marroquí), no hacen sino poblar de fantasmas el difícil presente de esa mujer que creía tener su vida bajo control. Como en una sala de espejos, las imágenes se multiplican y se reflejan entre sí.

Sin desprenderse jamás de los parámetros del realismo, Téchiné (que aquí contó por quinta vez con la colaboración del guionista Pascal Bonitzer, un viejo amigo de los tiempos en que ambos escribían crítica en los Cahiers du Cinéma) consigue que Tánger sea el escenario ideal para esa extraña interzona –como llamaba William Burroughs a la capital de Marruecos– donde se produce el reencuentro de la pareja. No parece casual, en todo caso, que el film apele a una estructura circular, donde el final es también el comienzo, como si se tratara de un tiempo y un espacio cerrados en sí mismos.

En un film en apariencia clásico, hay otra audacia de Téchiné y es la decisión de volver a reunir a Catherine Deneuve y Gérard Depardieu. La mítica pareja de El último subte (1980), de François Truffaut, reaparece aquí no sólo con el peso específico de sus personajes, sino también con aquel que les proporciona el de su carácter de máximas estrellas del cine francés. Es un doble pasado entonces con el que Antoine y Cécile cargan a cuestas, el que les depara específicamente esta ficción y también aquel con el que especula el film: el del imaginario que construye en la memoria colectiva del espectador la historia del cine.

8-LOS TIEMPOS CAMBIAN

(Les Temps qui changent) Francia, 2004.

Dirección: André Téchiné.

Guión: André Téchiné, Laurent Guyot y Pascal Bonitzer.

Fotografía: Julien Hirsch.

Música: Juliette Garrigues.

Producción: Paulo Branco.

Intérpretes: Catherine Deneuve, Gérard Depardieu, Gilbert Melki, Lubna Azabal, Malik Zidi.Estreno en los cines Arteplex Belgrano, Arteplex Centro y Duplex Caballito únicamente en DVD.

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Deneuve, Depardieu y el imaginario que construye en la memoria del espectador la historia del cine.
 
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