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Viernes, 7 de septiembre de 2007

SE PRESENTO EL LIBRO DE JACK FUCHS

El relato como antídoto para el olvido y la indiferencia

Dilemas de la Memoria. La vida después de Auschwitz reúne un conjunto de textos del notable autor, sobreviviente de Auschwitz y Dachau.

 Por Facundo García

Al empezar un milenio que ya muestra mesianismos típicos de lo peor del siglo XX, pocos debates parecen tan necesarios como el que asocia memoria, identidad y futuro de los pueblos. Hacia esos problemas dirige su atención Jack Fuchs, sobreviviente del ghetto de Lodz y los campos de concentración de Auschwitz y Dachau. El hombre nacido en Polonia acaba de publicar Dilemas de la Memoria. La vida después de Auschwitz (Norma), una recopilación de textos que se remonta más allá de los lugares comunes a los que recurren los medios masivos a la hora de referirse a la barbarie. La obra fue presentada esta semana en la Asociación Psicoanalítica Argentina y dio pie a un debate de múltiples aristas titulado “Memoria y Olvido. Encrucijadas sociales”.

Durante el encuentro quedó claro que la osadía de las opiniones de Fuchs invita a pensar desde una nueva perspectiva buena parte del pensamiento prefabricado, que a esta altura no es en absoluto un vicio exclusivo de la derecha. Ya desde el arranque, la ausencia del autor a causa de un pequeño inconveniente de salud demostró que la amplitud de su libro admite que se lo presente a partir de un sujeto colectivo, la comunidad de lectores. El filósofo y sociólogo Héctor Schmucler fue uno de los primeros en expresar sus opiniones a través de un texto que remitió a la sala en honor a su amigo. Para él, llamar “sobreviviente” a Fuchs no alcanza para describirlo. “El es más que eso –señaló–, y es a la vez un hombre común, medio eterno y medio niño. Como el resto de nosotros, no sabe por qué está vivo. Sin embargo, permanentemente nos transmite alegrías, y nos advierte que vivir no es tan difícil, como tampoco es difícil morir.”

Schmucler destacó asimismo el valor de la perspectiva que marca cada tramo de Dilemas... “Yo he aprendido a dialogar con el sonido de las palabras de Jack, y muchas veces incorporo esas palabras a mi propio pensamiento”, confesó. “Por otra parte –añadió–, he aprendido de sus silencios, que suelen guardar el revelador secreto de las miradas. Sus artículos tienen la audacia de quien no teme porque sabe lo que es perderlo todo.” Fuchs esquiva el relato de la crueldad en sus aspectos más obvios, para ubicarse en una óptica más sutil sobre el mal. Esa manera de leer lo sucedido por fuera de los academicismos se permite plantarse de frente ante el nazismo, pero también ante hechos históricos que van desde la Inquisición de Torquemada a la invasión de Irak.

Al mismo tiempo, Dilemas... reúne trabajos que giran alrededor de una experiencia de vida difícil de volcar a las palabras. Si Adorno se preguntaba acerca de la posibilidad de hacer arte después de Auschwitz, el interrogante que parece obsesionar a Fuchs está vinculado con la posibilidad de recordar no solamente vivencias dolorosas, sino también la riqueza de los millones de vidas concretas que fueron suprimidas. Así aparece el homenaje a las comunidades judías que habitaron siglos al este de Europa, hasta que el estallido de la Segunda Guerra Mundial inauguró su catálogo de matanzas y reclusiones. En ese itinerario, los textos –muchos de los cuales han sido publicados en Página/12– responden a la ética de quien ha sobrevivido para narrar un mundo barrido por la violencia.

A eso se refirió otro participante del debate, el investigador Américo Cristófalo. Desde su punto de vista, “la memoria de Fuchs es cautelosa, no incurre en proporciones instrumentales”; y como resultado, “éste no es un libro sobre Auschwitz, se aleja de sus imágenes más comunes. Sin embargo, se constituye como una demostración de lo imposible que es traducir ciertas cosas. En esa medida es un libro que interroga radicalmente los límites de su representación”. Más adelante, el orador trajo a colación una pregunta cada día más inquietante: ¿Basta el ejercicio de la memoria para impedir que los componentes más siniestros del alma humana vuelvan a manifestarse? “Jack responde de una forma un poco escéptica”, comentó Cristófalo. “No es tributario de la idea de que la memoria pueda contener a la historia. Pero persiste en el recuerdo desde la responsabilidad. Recuerda, sí, porque siente el deber de escribir para Yom Kippur y para el aniversario de la rendición nazi, por ejemplo. Recupera lo que ha sucedido desde una actitud que no tiene que ver con proposiciones instrumentales que supuestamente nos salvarían de un futuro atroz, sino con una tradición milenaria de relatos que ha sabido cultivar su pueblo. Entonces junto con él sobreviven dos entidades: por un lado, Jack como individuo; y por otro, la tradición colectiva de la que forma parte.”

Otro eje fue el dilema entre memoria y olvido, que también se cuenta entre las preocupaciones de Fuchs. La doctora Julia Brown, militante por los derechos humanos y miembro de la Sociedad Argentina de Psicoanálisis, aportó herramientas para pensar la dicotomía. Madre de un joven desaparecido por la dictadura militar, para ella la memoria tiene sentido en tanto “reclama fidelidad y es la única manera de saber si algo tuvo lugar”. Contra el intento de eliminación de parte del poder, recordar sería por tanto una obligación, aunque entraría en tensión con la necesidad de olvido para la vida de la cual hablaba Nietzsche. En otras palabras, la dificultad estaría en tener conciencia de lo sucedido sin que esa conciencia se convierta en un anquilosamiento como el que imaginó Borges para su Funes, el memorioso. Para Brown, la contradicción debería resolverse a través de una fuerte respuesta ética y social.

Por último, la presencia de algunas Madres de Plaza de Mayo echó luz sobre las conexiones entre lo peor del nazismo y las prácticas de la última dictadura militar argentina. Ahí estaba, sin ir más lejos, Sara Rus, sobreviviente de Auschwitz y madre de un hijo secuestrado por el gobierno de facto. En un momento, ella también se animó a contar. Toda la concurrencia entendió que era momento de escuchar. Poco después, varios sobrevivientes se largaron a su vez, y la sala quedó sumida en un silencio respetuoso. Porque, como asegura Fuchs, entre las pocas cosas que la vida permite compartir con las generaciones que van llegando a este planeta están “la fragilidad de la memoria y el despojado regalo de la transmisión. Es todo. Y es mucho”.

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Héctor Schmucler, Américo Cristófalo y Julia Brown homenajearon a Fuchs.
Imagen: Sandra Cartasso
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