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Miércoles, 24 de octubre de 2007

HERNAN CASCIARI Y SU FLAMANTE BLOG DE SERIES IMPERDIBLES

“Hoy la literatura se está haciendo en la televisión”

El novelista argentino, radicado en Barcelona, debuta como crítico de TV en el sitio Espoiler, que se suma a sus exitosos Orsai y Más respeto que soy tu madre.

 Por Julián Gorodischer

“Cuando Cristina me ve tirado en el sofá, a las cuatro de la mañana, le digo que estoy trabajando.” Y no miente Hernán Casciari, escritor argentino radicado en Barcelona, cuando entrega esas excusas de rutina a su mujer. Mira televisión compulsivamente, capturado en la trasnoche; se baja series y más series para nutrir su creación más reciente, un blog personal (página en Internet que es referencia para montones de teleadictos, en España como en la Argentina) llamado Espoiler (http://blogs.elpais.com/espoiler) en el cual puede ser el más fanático o uno decididamente hiriente cuando pasa revista a las joyas y las pesadillas de cada temporada. Después de hacerse famoso a partir de sus novelas episódicas en los sitios web Más respeto que soy tu madre y Diario de una mujer gorda, consolida su estirpe de escritor por entregas que disfruta generando expectativa como en una versión digital y contemporánea del antiguo folletín, ahora en base a recomendaciones de qué hay que ver. En 2001, Hernán Casciari emigró a Barcelona siguiendo a un amor y vivió su propio sueño europeo: sus blogs, sobre todo el que sigue la rutina de esa familia antimodelo apellidada Bertotti y el de la gorda irreverente, gustaron, luego pasaron a ser novelas cuando todavía ese pasaje de la pantalla al papel no se había instalado como moda. Entendió que se realizaba como autor en contacto con la cultura de masas, atravesado por los discursos mediáticos, tan contaminado como orgulloso de sus consumos ficcionales, e incorrecto como para decir que “hoy la literatura se está haciendo en televisión; el cine está devaluado desde el momento en que se intenta hacer la remake de Astroboy. No hay nada que merezca la pena. Lost, Los Soprano, Californication, en cambio, son la gran apuesta cultural de este siglo”.

–Estoy fanatizado con la ficción inglesa y norteamericana –asume–. Les propuse a los chicos del diario El País (que patrocina su página Espoiler) hacer lo que estoy haciendo y que me pagaran por reseñar el cable. En España la TV es horrible; es intragable. La argentina es mala pero tiene cosas y con un poco de experiencia se puede ir nadando. Desde que empecé a descargar series de Internet, no necesité otra cosa.

Se escapó a la ficción en habla inglesa y construyó una breve teoría de la mala calidad de la programación hispana. “Hay un enorme problema generacional antes que ninguna otra cosa –argumenta–. Los chicos se van a vivir solos en promedio a los 34 años. El dominio del control remoto sigue siendo de los padres; es imposible la segmentación, el doble sentido o la sutileza. La publicidad en el prime time es de pegamento para dentaduras postizas y pañales para goteo de mayores. No está HBO, no está Sony. Los españoles van eligiendo un poquito de esto, de lo otro, y no queda otra más que recurrir a Internet.” Entonces apareció Espoiler, esa bitácora donde está todo sobre series, comentadas con ironía, celebradas con estrellas siguiendo el modelo de la crítica masiva pero interferida por un uso descarado de la primera persona, cortes temáticos, selección de comedias o dramas según su estado anímico y permiso para obsesionarse con sus fetiches personales, por estos días la actriz Glenn Close en la serie Damages, que está por estrenarse en la Argentina en el canal FX. En su blog, probable oráculo sobre los imperdibles que se vienen, o una guía práctica para saber de qué hay que hablar, escribió: “Odio a Glenn Close y a las historias de abogados casi con la misma fuerza, pero hay que reconocer cuándo una trama es original y contundente. No hay juicios, ni se resuelven casos, ni se usa la frase ‘protesto, su señoría’”.

–Pero la primera serie que me deslumbró –sigue Casciari– fue Los Soprano: produjo la ruptura con las que conocíamos de toda la vida, que eran meramente un pasatiempo, sin traspasar la barrera filosófica o metafísica. Se metieron de cabeza a hacer algo mejor que el cine, y lo consiguieron. Se dirigió a lectores de literatura elevada, personas que apuntan al cine de autor; enfocar a ese tipo de espectador fue la gran novedad. HBO entendió que tenían una posibilidad inmensa de hacer algo mejor que el cine. Fue lo mismo que a nivel comedia había propiciado Seinfeld.

El criterio de actualidad, como en los diarios, decide la agenda de temas de Espoiler. Por estos días despotrica contra la segunda temporada de Héroes (Universal), que también aquí provocó entusiasmo con su proyecto original de reconstruir una genética y una metafísica del superhéroe, tomado por la ficción en el momento de la revelación, ese instante en el que todavía se los visualiza torpes, ineficientes, conflictuados, más cercanos al drama psicológico de Batman inicia que al rústico Batman eternamente. Tratándose de un observador minucioso como Casciari, habrá que creerle cuando advierte en su blog: “En Héroes se comenzó con el pie derecho: veríamos a gente corriente dando sus primeros pasos en el mundo de la heroicidad; veríamos cómo algunos querrían renunciar a su poder, cómo otros lo usarían para el mal menor y fantasearíamos con nosotros mismos hundidos en esa pegajosa dualidad. Pero resolvieron llevar la trama por el rumbo de los clichés, llenándola de sinsentidos y obviedades. Comenzó a tener más importancia la explosión, la persecución, la dinámica de salvar el mundo y el lugar común de los dramas menores. Héroes era para mí, estaba pensada para mi diversión y ellos –los del acné– me la robaron en el capítulo nueve”.

–¿Cómo reseña en Espoiler a los dos fetiches narrativos de este tiempo, Lost y 24?

–A 24 la miro como al sandwich calentándose en el microondas, no como un manjar de lujo. Pero la tercera temporada de Lost me dejó con la boca abierta. En la segunda ya había empezado a blasfemar; pero la tercera me devolvió la sensación de estar en contacto con una novela de Julio Verne.

–De Espoiler se desprende más confianza en la ficción televisiva que en las novedades editoriales...

–La literatura de hoy está hecha por gente asquerosamente inteligente que tiene ganas de sobresalir, pero cerebralmente. Y los grandes riesgos estéticos de este principio de siglo los están poniendo sobre la mesa los guionistas de TV, ni siquiera los del cine. Intento ser un escritor que no se encierra en la cocina con la Olivetti. Prefiero estar conectado y viendo la temperatura de la calle. Escribo folletines y literatura en directo. Ante cada nuevo capítulo, sé que hay personas del otro lado esperándolo. De qué manera lo hago forma parte de algunas estrategias de marketing y un poco de reflejos.

Si lo que motiva la entrevista, por qué no, es ofrecer una grilla de recomendados, el flamante crítico adelantado dirá que Californication (desde el martes 6 de noviembre a las 23, por Warner) es un infaltable a cargo de David Duchovny, ex Expedientes secretos X, “sobre un tipo que sufre una adicción al sexo y no puede parar de coger”. “El guión –sigue–- está perfectamente estructurado; tanto que el lector pasa de la risa a la depresión en segundos, en una media hora de entretenimiento asegurado”. Sobre la tercera temporada de Entourage (HBO) anticipa en su blog: “Tiene la estética de las series que no me gustan demasiado. Intro juvenil con coche descapotable incluido, demasiada gente joven y guapa, mansiones despampanantes, lujo y glamour. Sin embargo me tragué casi cincuenta episodios en dos años y jamás me aburrí. Todo lo contrario. Me gusta porque habla de la amistad en tiempos de gloria, cuando la amistad tiende a zozobrar. Y me gusta que la buena tele de este siglo le pegue patadas en el culo al mal cine de estos tiempos. Me parece un buen escarmiento. Y me ha sorprendido mucho la calidad de los cameos. Debe ser la comedia que mejores apariciones esporádicas tuvo en los últimos tiempos”.

Entre las series médicas, Hernán Casciari destaca a Doctor House (Universal) porque “rompe con humor e ironía el molde que parecía irrompible de las tramas de hospitales. House es uno de mis personajes favoritos: tiene una virtud azarosa; dieron con la persona adecuada. Y eso es lo más complicado de lograr. Eso sí: le va a hacer mucho mal al actor, porque nunca en su vida va a poder hacer otra cosa”. La sitcom no se está muriendo, según se lee en el rescate que el crítico hace de comedias recientes, aunque –claro– “no hay más lugar para la comedia de sofá –dice–, que se acabó con Friends. Con The Office se rompió la comedia y se convirtió en algo mucho más profundo”.

Obligado a elegir a sus personajes preferidos, Casciari se queda con John Locke, de Lost. “Soy muy afecto al personaje misterioso o ambiguo –declara–: me gusta ese pelado porque se convierte en muchas personas, del pusilánime que llega a la isla al héroe”. Se ha descubierto a sí mismo con rasgos de espectador bibliotecario (en una tipología de clases de fanáticos, ver aparte), que “en cada página cree encontrar un guiño que echa luz sobre los misterios de la isla, al que se reconoce porque mira los episodios fumando en pipa y diciendo a cada rato: Uhmmm, interesante planteamiento”. Otros de sus elegidos para la cajita íntima es House, y un tercero es el Héroe Hiro Nakamura, capaz de trasladarse en el tiempo para desdoblar su incidencia del efecto benéfico. Entre los clásicos, separa al hijo gay de Six feet under. Todo es cuestión de gustos, y las acciones de Jack Bauer están bajas en Espoiler, tal vez porque Casciari no se lleva bien con los tótem y los intocables. “Trato de cuestionar formatos –asume–, porque es lo que más me divierte”.

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Hernán Casciari atribuye a la ficción televisiva el gran riesgo estético de principios de este siglo.
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