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Lunes, 2 de marzo de 2009

MUSICA › LA PRESENTACIóN GRATUITA DE ENRIQUE MORENTE EN AVENIDA DE MAYO

El flamenco como una fuente infinita

En formato clásico y con el grupo de rock Lagartija Nick, el granadino dio un concierto excepcional, que cerró el Aires Buenos Aires.

 Por Karina Micheletto

“Hay que echar un paso atrás para mirar hacia adelante”, anuncia Enrique Morente en letras bien grandes en la portada del sitio web de su espectáculo Omega. Una síntesis justa, en forma de slogan, de lo que se vio el sábado en Avenida de Mayo y Perú, como parte del cierre de Aires Buenos Aires, el ciclo gratuito organizado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. De la fuerza del cantejondo y los palos del flamenco más clásico, a la irrupción del rock del grupo Lagartija Nick, sumándose a esa misma tradición. Rodeado de coros, palmas, cajones y guitarras flamencos, o apoyándose en batería, bajo y guitarras eléctricas, Morente es un único y solo músico: un granadino que crea sobre la tradición de su tierra. Y si a esta altura los debates sobre las posibilidades de hacer sonar flamenco con instrumentos eléctricos están perimidos (aunque en su momento hayan sido tan fuertes como en el folklore argentino), el show, así concebido, resulta quizás una toma de postura sobre lo que es y puede ser la música de raíz tradicional hoy por hoy.

Todo ocurrió en el marco de efusiva convivencia con que el público porteño suele recibir los espectáculos gratuitos, bajo una noche estrellada y un clima de lo más benévolo, con gente de diferentes edades y varios extranjeros mezclados entre el público. Unas cuatro mil personas se apiñaron por la avenida de Mayo ocupando una cuadra y media, y con poco sentido de la dispersión: a escasos ciento cincuenta metros del escenario, la visión y la escucha era perfecta. El cierre del ciclo de recitales gratuitos del gobierno porteño tuvo otros puntos de atracción simultáneos: a la misma hora, tocaban La Portuaria en Costanera Sur (ver página 27), el Café de los Maestros en el Planetario, y Jairo en el anfiteatro de Mataderos, con un homenaje a Horacio Ferrer.

En Avenida de Mayo, el público parecía sacado de la bienal flamencóloga, experto a la hora de hacer comentarios, apasionado a la hora de las demostraciones. Aplausos festivos cuando se anuncian los músicos de Morente, ovación para el mismísimo Morente, loas entusiastas hasta para los técnicos. La amabilidad esquivó, en cambio, a los funcionarios y autoridades nombrados desde el palco durante la presentación del show. “Organiza todo esto y lo abuchean, pobre”, razonaba una señora ante la silbatina cerrada que resonaba para el ministro Hernán Lombardi, dando paso a un debate sobre la conveniencia de la circulación doble mano para avenida Pueyrredón con los espectadores cercanos. El peligro de los vecinos cuando se juntan es que tienen tiempo para comentar.

Enrique Morente trajo el espectáculo que montó tras la reedición de su disco Omega, y que hace poco mostró también en Córdoba, en el marco de un Festival Internacional de Flamenco. ¿Cuál fue la transgresión de aquel trabajo, editado en 1996 y reeditado un año atrás? Sumar, en principio, al grupo de rock alternativo-indie, también granadino, Lagartija Nick. Tomar Poeta en Nueva York, de García Lorca, y versiones de Leonard Cohen, sumando la tradición del flamenco al rock medio oscuro de esta formación, con invitados como Tomatito y Vicente Amigo.

Morente divide su espectáculo claramente en dos: muestra primero lo más puro de la tradición, alegrías, bulerías, soleás, tangos (de los flamencos). Lo acompañan virtuosas guitarras (David Cerreduela, Juan José Juárez), palmas, coros, cajones, y un par de bailaores que despliegan su arte sobre el final. Comienza con una rueda de martinetes –una suerte de contrapunto de tonás, sin acompañamiento de guitarras–, finaliza con un despliegue de cantes y bailes. Morente es conocido como un gran adaptador de poetas, y su cante le pone música a Antonio Machado, Rafael Alberti o García Lorca, claro, que vuelve una y otra vez esta noche: “Empieza el llanto de la guitarra. Es inútil callarla. Es imposible callarla”, canta Morente a García Lorca, llora su voz rota.

Con un corte abrupto en el medio, el granadino se va con la primera formación. Sin que medien palabras aparece el mismo cantaor pero transformado: ahora con batería, bajo y guitarras eléctricas, además de las españolas. Suenan Morente y Lagartija Nick, rock y flamenco, Lorca y Cohen. Cobra sentido la advertencia: “Hay que echar un paso atrás para mirar hacia adelante”.

La presencia de Morente también formó parte de las actividades de la primera Bienal de Flamenco en la Argentina, que el cantaor granadino cerraba anoche, al cierre de esta edición, en el teatro Alvear, con el espectáculo Bienvenida del tango al flamenco, junto a Rubén Juárez, Horacio Ferrer y Rodolfo Mederos (con quien ya compartió escenario). Como para mostrar las infinitas posibilidades del flamenco.

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El músico español también vino a participar de la Bienal de Flamenco, que cerraba anoche.
Imagen: Pablo Piovano
 
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